La pimienta del Putumayo se abre paso en los mercados del país y del mundo
La Asociación Agropimentera del Valle del Guamuez, en Putumayo, es una empresa que surgió como una apuesta por la paz en esta región y que busca posicionar su producto en Colombia y exportarlo a otros países.
Desde 2005 la hoja de coca empezó a ser reemplazada por la pimienta en el Valle del Guamuez (Putumayo). En medio de la violencia que vivía el territorio, sustituyeron sus cultivos de uso ilícito 36 familias, entre indígenas, afro, víctimas de la violencia y colonos.
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Desde 2005 la hoja de coca empezó a ser reemplazada por la pimienta en el Valle del Guamuez (Putumayo). En medio de la violencia que vivía el territorio, sustituyeron sus cultivos de uso ilícito 36 familias, entre indígenas, afro, víctimas de la violencia y colonos.
En ese entonces, en la región había varios “experimentos” de iniciativas productivas, unas con cardamomo y otras con cacao. “Todos fracasaban, pero llegó la pimienta, conocimos el cultivo y nos fuimos por ahí”, cuenta Fray Jorge Cuentan Gaitán, representante legal de la Asociación Agropimentera del Valle del Guamuez Putumayo (Asapiv).
Ese fue el primer paso que dio la Asociación y su empresa fue legalmente constituida en 2009. Ahora se compone de 149 familias, 43 % mujeres y 56 % hombres, y cada vez llegan más personas que desean sustituir sus cultivos de uso ilícito.
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🌱 Los retos de una pimienta exótica
El primer reto de la pimienta viene con el crecimiento de la planta, pues se demora dos años y medio en dar la primera cosecha. Viviana Rodríguez Pantoja, socia y trabajadora de la Asapiv, sembró en una hectárea con su familia. “El cambio fue muy brusco. Mientras crecía sembrábamos plátano, yuca y limón. No fue fácil empezar, pero a eso le apostamos”, dice.
Además, tienen la dificultad de que se trata de un producto muy nuevo, que apenas se está dando a conocer. Por lo que han tenido que ir aprendiendo sobre la marcha, les ha costado controlar las enfermedades, especialmente en medio de las lluvias. Cometiendo errores han logrado avanzar en el manejo técnico del cultivo.
Otra dificultad ha sido la comercialización. “Por la frontera con el Ecuador llegan importaciones legales e ilegales del producto y lo venden a menor precio. No hemos podido hacer nada frente a eso”, reconoce Cuentan Gaitán.
Y, como en casi todas las zonas rurales del país, les hace falta el acceso a servicios públicos y vías terciarias para solucionar los aspectos logísticos del negocio, como el transporte. Uno de los riesgos que corren es que, en el camino, la pimienta se contamine, cuando los compradores les exigen una altísima calidad.
El clima tropical le da otro nivel de complejidad al proceso de la pimienta, pues los periodos de altas lluvia coinciden con los de mayores cosechas, que son cada seis meses (aunque también recogen cada dos). Eso los perjudica porque son productores artesanales y no cuentan con la tecnología para un secado industrial.
“El invernadero no recibe las horas de luz solar necesarias para darle un buen secado al grano y eso hace que se nos dañe el producto, puede salirle moho. Y la lluvia es perjudicial para la planta, hay que drenar los cultivos”, explica Carmen Cueltán Erazo, integrante y técnica de la Asociación.
Esa dificultad extra también representa una ventaja para ellos porque las condiciones selváticas le dan una característica organoléptica especial a la pimienta, que la hace exótica, según Cueltán.
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🌱 Un éxito que crece y se contagia
Asapiv ha consolidado su trayectoria, reconocimiento y marca. Han ganado experiencia y por eso han acogido a las pequeñas organizaciones que se han formalizado, para salir adelante juntos y cumplir los compromisos comerciales.
La condición que les ponen es que cumplan sus normas para mantener la calidad del producto. “Primero miramos que las personas tengan vocación agrícola, que les guste trabajar y estén en las buenas y en las malas. Lo segundo es que no se usen insumos de alta toxicidad porque estos son productos para el consumo humano y para cuidar la salud del productor, también les enseñamos a hacer abonos orgánicos”, asegura la técnica de la Asociación.
Ella sostiene que quieren extender el cultivo y que lo más gratificante es ayudar a los productores y que, por el arduo trabajo comercial, la pimienta salga al punto de compra, tengan su dinero y mejore la calidad de vida que tienen.
Cuentan Gaitán sostiene que no fracasaron por la tolerancia y firmeza que tuvieron en la causa, estaban decididos a crear una empresa que produjera y transformara la pimienta. “Fuimos creciendo y llegó el apoyo de varias entidades, fuimos constantes y generamos confianza. Todo eso nos dio el éxito”.
Tienen su propia planta de transformación, maquinaria, certificación del Invima y la marca: Pimienta Pikhuna, el sabor de la selva. Cuentan con varias presentaciones, entre las que se cuentan la pimienta negra, blanca, roja, verde, mix y sazonadores como pimienta citrus, cúrcuma y jengibre.
Y es una opción rentable para los productores porque se vende a $15.000 el kilo y al año se pueden producir entre 2 y 4 toneladas por hectárea, pues la productividad depende del cuidado de las plantas y el seguimiento que se les haga.
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🌱 El mundo es el límite
Son varias las metas y proyectos que tiene Asapiv en camino. Uno de ellos es lograr que el producto sea orgánico, ahora siembran con una agricultura limpia. “Para eso faltan muchos años, no es de la noche a la mañana, pero vamos dando pasos”, expresa Cueltán Erazo.
Ella también dice que buscan el reconocimiento el Ministerio de Agricultura de la pimienta como una línea productiva en el país. La producción se concentra en el bajo Putumayo, pero es en el Valle del Guamuez en donde hay mayor producción.
Aunque siguen trabajando para posicionar el producto en todo el país, generar empleo como empresarios y llegar a vender en supermercados de cadena, buscan la forma de exportar la pimienta a otros países.
“Tenemos clientes interesados en el producto en España, México y Estados Unidos. Es todo un proceso porque cada país tiene diferentes reglas para exportar. Entonces necesitamos gente profesional para que realice la investigación, pero nos quedamos cortos porque no tenemos los recursos para ello. Queremos ayuda de los nuevos gobiernos para avanzar en ello”, detalla el representante legal de la Asociación.
Hay que decir acá que Colombia ya exporta este producto. Entre enero y agosto de este año se han enviado 2.150 toneladas, principalmente a EE. UU. (60 %), Arabia Saudita (8,2 %) y Reino Unido (7,6 %), según cifras de Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex).
En cuando al origen de las ventas por departamento, el Valle del Cauca es el principal, pues concentra cerca del 94,5 %. Los departamentos que le siguen en participación son Antioquia, Santander y Atlántico.
Mientras Aspavi logra poner el nombre del Putumayo en esa lista, mantienen sus envíos al por mayor en Bogotá, Medellín y Cali. Y están finalizando un proceso con la Agencia de Desarrollo Rural (ADR) que les ayudó con asistencia técnica, la comercialización y aportó un vehículo “para recoger el producto en las veredas y que llegue menos contaminado”.
La invitación que hace Carmen Cueltán es para que las personas compren y consuman los productos que tienen en el mercado, para “aportar al desarrollo del campo y a la construcción de paz. Nosotros hacemos envíos a todo el país, el número es 322 3192181 y nos encuentran como Pimienta Pikhuna”.
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