La puja por el salario mínimo calienta motores: qué está en juego y cifras clave
Este martes tuvo lugar el primer “cara a cara” entre Gobierno, centrales obreras y gremios empresariales para la concertación del salario mínimo de 2025. El motivo: conocer el informe de productividad laboral del tercer trimestre. Este dato, junto al de la inflación, configuran un piso de negociación cercano al 7 %. ¿Qué viene para las negociaciones? Le contamos.
Daniel Felipe Rodríguez Rincón
La primera semana de diciembre, como cada año, marca el inicio de las conversaciones entre el Gobierno y los miembros de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales sobre el salario mínimo. Una prestación que, a la fecha, toca directamente a un 16,5 % de los trabajadores formales del país y pone la vara más alta para el 45,2 % de la población ocupada que gana menos de este ingreso (principalmente en la informalidad).
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La primera semana de diciembre, como cada año, marca el inicio de las conversaciones entre el Gobierno y los miembros de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales sobre el salario mínimo. Una prestación que, a la fecha, toca directamente a un 16,5 % de los trabajadores formales del país y pone la vara más alta para el 45,2 % de la población ocupada que gana menos de este ingreso (principalmente en la informalidad).
A saber, el salario mínimo no solo define los ingresos que reciben mensualmente millones de hogares, sino que también se convierte en la referencia clave para los incrementos en otros ámbitos, como las pensiones, las multas y las tarifas de algunos servicios que aún siguen indexados a este indicador, aunque desde hace años se está realizando una labor por amarrar estos incrementos a cifras menos volátiles y con menor carga política, por decirlo de una forma.
La misión de quienes conforman esta mesa, de aquí hasta el 30 de diciembre como fecha límite, será alcanzar consensos para, en principio, proteger el poder adquisitivo de los trabajadores. No obstante, de estos encuentros siempre se desprenden debates mayores sobre cómo garantizar un salario digno o cómo equilibrar las necesidades de las empresas con el contexto económico actual. De ahí el calado de las discusiones que se avecinan.
Por regla general, los factores que definen el alza del salario mínimo son el costo de vida (la inflación) y la productividad (cuán eficiente es el uso de los recursos con los que dispone la economía para crecer), además de las cifras de desempleo, que ayudan a entender cómo está el mercado laboral. A estos se suma un componente político por parte del Gobierno de turno que, históricamente, suele añadir algunos puntos porcentuales al ajuste final.
Este martes, 3 de diciembre, tuvo lugar el primero de los acercamientos entre Gobierno, sindicatos y empresarios, con motivo de la presentación del más reciente informe sobre la productividad laboral en el país.
¿Qué tan productivos somos en Colombia?
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la productividad laboral en Colombia creció en sus cuatro indicadores durante el tercer trimestre de 2024: la productividad laboral por persona empleada consolidó un 1,76 %; la productividad media del trabajo fue de 3,14 % en dicho periodo y la productividad laboral por hora trabajada tuvo la variación más alta, con 3,43 %.
Estos resultados explican que la Productividad Total de los Factores (PTF), la medición general, creciera 1,73 %, una cifra superior a la proyectada por el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien estimaba una variación de 1 %.
“Se observa que hay una reducción de las horas trabajadas, es decir, se mantiene (la productividad) y se reducen las horas trabajadas, pero se sostiene el mismo nivel de empleo”, fue el balance de Gloria Inés Ramírez, ministra de Trabajo.
En la misma línea, los representantes sindicales que hicieron presencia este martes se mostraron “gratamente sorprendidos” con lo anunciado por el DANE. Fabio Arias, presidente de la CUT, señaló que “hoy es evidente que la productividad laboral es superior a la productividad total de los factores”.
¿Por qué es importante hablar de productividad? A grandes rasgos, la PTF mide qué tan bien usa la economía colombiana asuntos como el capital, la tecnología y el recurso humano para producir bienes y servicios. Salvando las distancias, piense en una panadería que, con la misma harina y empleados, un día logra producir más panes gracias a un horno más eficiente o una mejor organización de procesos. Ese incremento en la producción, sin mayores insumos, se decanta en un incremento en la productividad, de cierta forma. En síntesis, una variación positiva en la PTF dice que estamos generando más con las mismas herramientas.
Cabe destacar que, de los cuatro indicadores de la productividad, uno solo llegará a la mesa de concertación del salario mínimo. Cuál dato tomar es un asunto que siempre ha generado fricciones: por un lado, los gobiernos defienden la PTF por tratarse de un indicador más holístico; las centrales obreras, por su parte, han insistido en que la PTF varía en función de la innovación en las empresas o la adquisición de tecnología. Su propuesta recurrente es que se tome la productividad laboral, pues esta brinda un mejor paisaje del aporte de los trabajadores a que el aparato productivo siga andando.
Para los sindicatos, que tradicionalmente se haya tomado la PTF en las discusiones del salario mínimo y no la productividad laboral (que suele ser más alta que la PTF) es una “deuda histórica”.
El Gobierno actual ha mostrado su disposición para concertar la cifra de productividad que se llevará a la mesa, dato que se conocerá este miércoles 4 de diciembre durante el segundo de estos encuentros de carácter más estadístico que deliberativo, antes de la instalación de la mesa de concertación. En dicha cita, se espera que el Banco de la República dé a conocer sus perspectivas sobre el Producto Interno Bruto (PIB) y, con ello, dé luces sobre el devenir de la economía para el cierre de año.
“Mañana tendremos la posibilidad de comprender con mayor profundidad este punto (la productividad). Si esto es algo estructural y se debe a la alta tecnología o si simplemente en un proceso de crecimiento económico en términos generales. Nos queda el interrogante de si también puede ser producto de la normatividad legislativa”, añadió la ministra de Trabajo.
¿Cómo está el ambiente para la concertación del mínimo?
Más allá de conocerse el dato de productividad, la reunión de este martes permitió una primera lectura del ambiente que acompañará estas discusiones, que -dicho sea de paso- no suelen ser sencillas. En los últimos años, solo en contadas ocasiones se ha logrado concertar el ajuste del salario mínimo.
Por lo pronto, un dato de productividad en terreno positivo juega a favor del consenso, porque les da espacio a las partes para justificar un aumento salarial incluso mayor que la inflación sin que ello implique necesariamente mayores presiones al costo de vida o un impacto negativo en la competitividad de las empresas.
En los últimos días, las partes han ido mostrando sus cartas y, aunque todavía no hay propuestas concretas (el plazo para llevar a la mesa una cifra concreta de aumento del salario mínimo vence el 11 de diciembre), la CUT ha adelantado que le apostará a un ajuste de doble dígito.
Gremios como ACOPI, por su parte, proponen que el salario mínimo debe crecer la mitad de la inflación de 2024, es decir, un 2,5 %. A su turno, la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham) señaló que el aumento debe ser de un dígito, teniendo en cuenta los datos de productividad, que “resaltan la necesidad de un proceso riguroso para definir el salario mínimo”.
La posición del Gobierno está en la línea de un aumento superior a la inflación (que en octubre se ubicó en 5,41 %). Al respecto, la ministra de Trabajo aseguró que “existe la creencia errónea que sostiene que el crecimiento del salario mínimo por encima de la inflación y la productividad genera desempleo e informalidad. La evidencia reciente muestra que, pese al crecimiento del salario mínimo, el empleo ha aumentado y el desempleo ha disminuido”.
¿Qué viene ahora?
De acuerdo con analistas, la “regla universal” para el incremento del salario mínimo dice que debe sumarse la inflación (que cerraría el año alrededor del 5 %) con la variación en la productividad (que estaría entre 1,73 % y 3,43 %, dependiendo de lo que decida la mesa tripartita el miércoles).
Así las cosas, la puja arrancaría en un ajuste del salario mínimo cercano al 7 %.
El calendario aprobado por la Comisión de Concertación indica que el lunes 9 de diciembre inician formalmente las negociaciones con la instalación de la mesa y la presentación del panorama macroeconómico y proyecciones de inflación por parte del Ministerio de Hacienda. El 11 de diciembre, como se indicó líneas arriba, está programada la presentación de propuestas y desde este punto hasta el 15 de diciembre, se llevarán a cabo jornadas ordinarias de concertación. Si las partes no llegan a un acuerdo, la cuestión puede alargarse hasta el 30 de diciembre, la fecha límite para la expedición del decreto de ajuste de salario mínimo.
Según el DANE, el 45,2 % de la población ocupada gana menos del salario mínimo, mientras que un 16,5 % recibe exactamente este ingreso. Así las cosas, en las próximas semanas se definirá el ingreso que recibirán en 2025 más de la mitad de los colombianos que trabajan. Esto resalta la importancia de las discusiones sobre el salario mínimo, no solo como un ajuste anual, sino como un espacio para pensar cómo atacar los malestares y desigualdades del mercado laboral.
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