La sobrecapacidad industrial de China: ¿mito o peligro real?
China niega que tenga un exceso de producción, mientras que a Occidente le preocupa una eventual caída generalizada de los precios por este fenómeno. Un debate que podría provocar más conflictos comerciales.
Daniel Felipe Rodríguez Rincón
El dragón es una figura recurrente en las mitologías y religiones de todo el mundo. El folclor occidental lo asocia con la fuerza y el poder corruptos; el dragón es el mal a vencer y quien logre tal hazaña será glorificado. En varias culturas orientales, por su parte, el dragón no bota fuego ni secuestra doncellas; no tiene un carácter bélico y se le asocia con virtudes como el liderazgo, pues es el símbolo por antonomasia de los emperadores.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
El dragón es una figura recurrente en las mitologías y religiones de todo el mundo. El folclor occidental lo asocia con la fuerza y el poder corruptos; el dragón es el mal a vencer y quien logre tal hazaña será glorificado. En varias culturas orientales, por su parte, el dragón no bota fuego ni secuestra doncellas; no tiene un carácter bélico y se le asocia con virtudes como el liderazgo, pues es el símbolo por antonomasia de los emperadores.
Hablar de Oriente y Occidente, más allá de lo geográfico, es referirse a dos concepciones distintas del mundo, de la política, la diplomacia y hasta de la economía.
En ambos lados del tablero, hay potencias cuyos intereses económicos pasan por tener un papel preponderante en la producción de bienes. Las fricciones, por tanto, son el pan de cada día, pero ¿y si el tablero mismo se está reconfigurando?
Los altísimos niveles de competitividad de las industrias chinas son la base del más reciente debate sobre el comercio global: ¿está China inundando el mundo con bienes baratos, repercutiendo así en las industrias de otros países? O, por el contrario, ¿estamos viendo el resquemor de potencias que, precisamente, temen dejar de serlo y se quedaron atrás en la carrera?
La sobrecapacidad industrial
Desde Europa y Estados Unidos se viene acusando a China de tener problemas de “sobrecapacidad” industrial. Esto es que el país asiático produce más de lo que necesita.
La cuestión es de alto calado porque China es la fábrica del mundo. En la actualidad, un tercio de todos los bienes del mundo se producen en ese país, además de ser una economía que representa casi 17 % del Producto Interno Bruto (PIB) global. De ahí que los ecos de la industria manufacturera china se escuchen en todo el mundo.
Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, señaló en mayo de este año que en China hay una producción que, en algunas industrias, supera “significativamente” no solo la demanda interna del gigante asiático, sino también lo que el mercado global puede soportar.
“Sin una nueva orientación política, que incluya el aumento de la demanda china en lugar de limitarse a impulsar la oferta, esto puede dar lugar a grandes volúmenes de exportaciones a precios deprimidos”, dijo Yellen.
Para la economista, dicha sobrecapacidad tiene efectos secundarios en Estados Unidos y el mundo, y su origen está en los desequilibrios que existen entre la oferta y la demanda de bienes en China, como el “débil consumo” en los hogares y el “exceso” de inversión empresarial, como señaló la economista, quien explica que todo se agrava con el apoyo del gobierno chino a gran escala en sectores específicos.
“Estamos asistiendo a un aumento de la inversión empresarial en una serie de nuevas industrias a las que se dirige la política industrial de China”, precisó Yellen.
Las nuevas industrias a las que se refiere Yellen son las llamadas “verdes”, es decir, los vehículos eléctricos, baterías de litio y paneles solares.
Estos tres rubros enmarcan un nuevo capítulo en la industria del gigante asiático, que quiere desmarcarse de los electrodomésticos, la ropa, muebles y otros productos que, por décadas, han mantenido calientes las calderas de las fábricas chinas.
Puede interesarle: China ya no quiere producir “baratijas”: ¿hacia dónde van sus manufacturas?
Los reclamos de Estados Unidos, a los cuales también se ha sumado la Unión Europea, van dirigidos a los supuestos subsidios que reciben las empresas chinas detrás de la producción de vehículos eléctricos y tecnologías de energías renovables. Algo que China niega.
Esta inversión estatal denunciada por Occidente lleva a que las empresas chinas vendan sus productos a un precio más bajo que en el resto del mundo, ganando así una mayor cuota de mercado (lo que los expertos llaman un “efecto dumping”).
Situación que, según lo expuesto por Yellen y la Unión Europea (UE), pone en aprietos a las industrias en el norte global y los puestos de trabajo que generan. Solo en la UE, la industria automotriz genera 2,5 millones de empleos y otros 10,3 millones de personas dependen indirectamente de la producción de vehículos de nuevas energías.
Bajo este planteamiento, quien quiera competir con China lo hace en condiciones desiguales.
¿Qué responde China?
Desde China se piensa que la sobrecapacidad es una “narrativa” impulsada por Occidente y un “chivo expiatorio” para justificar la imposición de aranceles y otras medidas comerciales.
La palabra sobrecapacidad indica que se está usando algo a su máxima capacidad o, por lo menos, a niveles altos. No obstante, una mirada a las cifras oficiales deja ver que las fábricas en China no tienen puesto el modo “turbo”.
En el primer trimestre de 2024, la tasa de utilización de la capacidad de las empresas industriales fue del 73,6 %, es decir, 0,7 % menos que en el mismo periodo del año anterior y 2,3 % menos que en el último trimestre de 2023, según el más reciente informe del Buró Nacional de Estadísticas de China.
A la fecha, la fabricación de automóviles utiliza 64,9 % de su capacidad industrial, lo cual representó una caída de 7,1 % respecto al primer trimestre de 2023.
Para el gobierno liderado por Xi Jinping, el rápido crecimiento de la exportación de vehículos eléctricos chinos y la producción y venta de baterías de litio y productos fotovoltaicos es resultado de la propia demanda de los países desarrollados y de sus metas de descarbonización y transición energética.
En el primer trimestre de este año, las exportaciones de carros chinos aumentaron 33,2 % frente al mismo periodo de 2023, alcanzando los 1,32 millones de unidades, y las ventas crecieron a una tasa de 10,6 % en el arranque del año.
La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China ha señalado que las nuevas exportaciones chinas enriquecen la cadena de suministro global y que las medidas contra el supuesto exceso de capacidad “protegen” capacidades de producción obsoletas. “Esto amenaza el progreso industrial mundial”, acotó el ente económico.
Niu Qingbao, embajador de China en Chile, resaltó en un reciente artículo que la competitividad de la industria de nueva energía de China no se debe al apoyo del Gobierno, sino a ventajas conseguidas gracias a la plena competencia de mercado.
Según el diplomático, “una fábrica de vehículos (en China) puede encontrar todos los proveedores de piezas que necesita en un radio de cuatro horas de viaje”.
Puede interesarle: Así llega la economía de China a la mitad de 2024: ¿qué riesgos siguen latentes?
Otro argumento contra la sobrecapacidad es que el gigante asiático prioriza su mercado interno sobre las exportaciones. Cifras mencionadas por el embajador Niu indican que mientras que Alemania exporta 80 % de su producción de automóviles, Japón el 50 % y Estados Unidos el 25 %, China solo envió al exterior 12,7 % de sus carros durante 2023.
Mito o no, ya se ven los efectos
La carta de la sobrecapacidad, mezclada con pretextos de “seguridad nacional”, llevó a que Estados Unidos incrementara recientemente los aranceles a vehículos eléctricos chinos de 25 % a 100 %, lo que en términos prácticos significa un bloqueo a estos productos que ahora costarán el doble.
La decisión de Washington inspiró a la Unión Europea a anunciar estrategias similares, aunque sin efectos prácticos en el corto plazo. Desde el 12 de junio pasado, el bloque de 27 países anunció aranceles provisionales de hasta 38 % que no se cobrarán hasta que la medida sea confirmada por la votación de sus miembros.
Puede interesarle: De Colombia a China: las exportaciones que más le dan plata al país
Pese a que China ha rechazado un exceso de capacidad, sí ha reconocido sus problemas de demanda interna, los cuales tienen su origen en los estragos de la pandemia y en la profunda cultura ahorradora de los hogares. De ahí que los encargados de la política monetaria en China vengan ablandando el acceso al crédito y, con ello, impulsar el consumo.
La transición energética es un desafío común para la humanidad. No obstante, llama la atención cómo las potencias de Occidente están sacando los dientes contra un competidor que ha demostrado poder suplir la alta demanda que requiere cumplir las metas de movilidad eléctrica, la generación eólica o los paneles solares.
Según cálculos de la Agencia Internacional de Energía AIE), la demanda global de vehículos eléctricos alcanzará los 45 millones en 2030 si se quiere avanzar de manera decidida hacia la descarbonización. A la fecha, la producción mundial de estos carros roza los 20 millones.
* Enviado especial a China
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.