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Las banderas rojas que se levantan tras la salida de iFood y Beat en Colombia

Dos de las más grandes plataformas tecnológicas en el país alistan sus maletas para concentrarse en mercados más prometedores. Algunos advierten de un invierno para el ecosistema de aplicaciones tecnológicas. ¿Qué significa todo esto para la economía colombiana?

Diego Ojeda
20 de noviembre de 2022 - 02:00 a. m.
Ambas empresas se enfocarán en mercados más atractivos para sus inversionistas.
Ambas empresas se enfocarán en mercados más atractivos para sus inversionistas.
Foto: Cortesía

En menos de 30 días dos importantes plataformas tecnológicas anunciaron su retiro del mercado colombiano. iFood (empresa brasileña que en 2021 fusionó fuerzas con Domicilios.com para competir con Rappi) operará hasta mañana, 21 de noviembre, mientras que Beat (competencia de empresas dedicadas a la movilidad, como Uber, DiDi e Indriver) apagará su aplicación a la medianoche del 9 de diciembre.

En su comunicado de despedida, iFood argumentó que su salida se vio obligada por “el contexto global” que impacta a Colombia, aludiendo al panorama inflacionario, la escalada del dólar y la amenaza de recesión económica que se siente en las principales economías a escala global. Por su parte, Beat explicó que su partida obedece a una jugada estratégica de los accionistas, para quienes es acertado abandonar el mercado latinoamericano y apostar todas sus cartas en el europeo. En todo caso, ambas decisiones implicarían un coletazo para la economía nacional, en varios aspectos.

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De acuerdo con cifras de Fedesarrollo, las aplicaciones de transporte y domicilios representan ingresos para unos 150.000 trabajadores. Una encuesta de este centro de análisis también indica que, tras la pandemia, el 53 % de quienes trabajan en este tipo de plataformas lo hacen porque han experimentado exclusión en el mercado laboral, mientras que el 35 % resalta sus bondades de independencia y flexibilidad, y el 21 % busca ingresos adicionales. Ante la pregunta: ¿qué estaría haciendo si las plataformas no existieran?, el 43 % de los encuestados dijo que estaría desempleado, el 33 % sería independiente, el 14 % sería asalariado y el 9 % estaría inactivo.

A su vez, José Daniel López, director ejecutivo de Alianza In (gremio de aplicaciones e innovación), precisa que las plataformas digitales ya representan el 0,23 % del producto interno bruto (PIB) nacional, lo que se traduce en que por cada $400 que se mueven en Colombia, estos negocios aportan $1.

La bandera roja del impacto social

Según el directivo de Alianza In, es importante que parte de la discusión que se deriva de estas dos grandes salidas se enfoque en el impacto social que producen. “Uno debería preguntarse cuál va a ser la suerte de estos domiciliarios y conductores”, detalla. Aunque reconoce que muchas de estas personas trabajan multiplataforma (es decir, un conductor puede trabajar con Uber, DiDi y Beat al tiempo), también es cierto que en la medida en que hay menos opciones el escenario se vuelve más adverso para ellos.

A las preocupaciones por el bienestar de estos trabajadores también habría que agregarle la necesidad sobre la formalización de cientos de miles de estos puestos laborales, en los que las formas de vinculación niegan la posibilidad de acceder a las compensaciones sociales que establece la ley.

Para el caso de las afectaciones personales se puede ver el caso de Francisco Martínez, un padre de familia que encontró en Beat una fuente de generación de ingresos. Debido a antecedentes penales, su camino laboral ha sido difícil y encontró en esta plataforma un empleo, que le fue negado en otras empresas de su tipo. Tras la salida de la compañía de movilidad asegura que su futuro es incierto.

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Pero también está el eventual impacto en los usuarios. Julio Alberto Perea, profesor de la maestría de Administración de la Universidad ECCI, explica que al haber menos competidores hay menos estímulos para que las empresas mantengan o reduzcan sus tarifas para ser más competitivas, lo que se traduce en la posibilidad de que se registren aumentos en los próximos meses, especialmente en aquellas cuya competencia se ve más reducida, como lo son las aplicaciones de domicilios.

En esto también coincide Adalberto García, analista tecnológico de Control Risk. Para él, la reducción de la competencia no solo se vería reflejada en la calidad del servicio y las tarifas para el usuario final, sino también en los beneficios de los trabajadores, pues no hay que perder de vista que estas empresas compiten entre sí para atraer a esta fuerza laboral.

La bandera roja del desestímulo a la inversión

El panorama económico colombiano no pasa por su mejor momento, en buena parte por una serie de factores con raíces y consecuencias globales. Una inflación que se mantiene por encima de los dos dígitos, la devaluación del peso colombiano frente al dólar, las incertidumbres que genera en algunos la reforma tributaria y la amenaza de recesión para el próximo año hacen que el país, como otros en la región, resulte menos atractivo para la inversión. Es por estos días que se comprueba que no hay nada más cobarde que el capital.

Esta suma de factores resultaría en que la operación de algunas de estas empresas en Colombia podría no resultar buen negocio por el momento, según Erick Rincón, director de Tic Tank, centro de pensamiento para la innovación, creación e investigación con tecnologías de la información, de la U. del Rosario, quien argumenta que “estas salidas, y las otras que puedan venir, tienen que ver con la desaceleración económica que vive el país. Hay que ver, por ejemplo, el dato que sacó hace poco Bancolombia, en el que el consumo de los tarjetahabientes crecía al 10 % hasta junio, mientras que desde julio cayó al 5 %”.

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La desaceleración en el consumo, y en general en la economía, es algo que ya se comienza a apreciar, a juzgar por las cifras del PIB colombiano para el tercer trimestre, que presentó esta semana el DANE.

Esta moderación en el consumo se explica, principalmente, por las presiones que han introducido en el sistema tanto la inflación como la respuesta de subida de tasas de interés del Banco de la República (que ha intentado meter en cintura los precios al consumidor, sin mucho éxito). Se espera que la junta directiva del banco central haga un nuevo ajuste al alza para su última reunión del año, en diciembre.

Entonces, entre la inflación y la devaluación del peso, hay familias que optaron por el transporte público, en vez del que se pide por aplicación; o preparar los alimentos en casa en lugar de pedir a domicilio. Esto se traduce en menos ingresos para estas compañías, cuyos inversionistas (deseosos de las ganancias) prefieren irse a la fija y apostarles a mercados más seguros, como lo es Brasil (donde iFood es la protagonista) o Europa (donde Beat tiene más garantías).

A este coctel de menos estímulos para la inversión se suma la falta de regulación; es decir, la carencia de una seguridad jurídica. En los últimos años en Colombia se ha intentado definir las reglas de juego para que estas compañías, y los trabajadores que dependen de ellas, puedan operar con garantías y seguridad. Por el momento, están operando en una zona legal gris y, básicamente, ignorando las obligaciones que tienen con su fuerza laboral, como el pago de prestaciones sociales y salarios (lo hacen porque los reconocen como autónomos o independientes y, por tanto, no existe un contrato de obra o labor).

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“La falta de regulación en las aplicaciones de economía colaborativa para transporte sí tiene una incidencia importante, pues genera inseguridad, y las aplicaciones prefieren estar en países que generen estabilidad”, asegura Rincón. A su vez, López, de la Alianza In, dice: “Ojalá el Gobierno y el Congreso puedan entender que esta reglamentación tiene el potencial de brindar un claro mensaje de seguridad jurídica y, por ende, todos círculos virtuosos”, añade el directivo de Alianza In.

El Espectador también consultó a parte de las empresas que quedan en el país, sobre su participación en el mercado local, en medio de este contexto macroeconómico. Uber ve un panorama esperanzador e incluso anunció que el próximo año espera desplegar una serie de inversiones en el país.

“Estamos enfocados en seguir innovando e invirtiendo a favor de los usuarios, y arrendadores de la aplicación. Para el 2023, seguiremos llevando la tecnología a más ciudades, y sobre todo, reforzaremos nuestro compromiso con la sostenibilidad, de invertir y construir una Colombia más verde, limpia y que sea referente en materia de sostenibilidad. Además de Uber Planet y otras alternativas a favor del medio ambiente, lanzaremos arrendamientos con vehículos eléctricos para llevar la huella de carbono a cero y convertirnos en una aplicación libre de emisiones en Colombia y en el resto del mundo para el 2040″, informó la plataforma.

En la respuesta de DiDi Food apunta a que, desde su experiencia, el mercado colombiano le ha demostrado un alto nivel de competitividad, así como un crecimiento en la demanda tras el impacto de la pandemia. “Esto nos ha permitido estar bien posicionados en la industria y refuerza nuestro compromiso con las soluciones tecnológicas para la movilidad y el delivery, de todas las personas”, detalla.

El desafío de formar talento TI

Más allá del complejo momento económico por el que atraviesa el país y gran parte del mundo, este tipo de plataformas han demostrado tener un gran potencial para el desarrollo económico. Ejemplo de esto es que Rappi fue uno de los primeros unicornios colombianos (empresas valoradas en más de US$1.000 millones), además de su gran potencial para generar empleos con características que buscan los trabajadores del siglo XXI, como la autonomía en el manejo de su tiempo.

Sin embargo, Colombia carece de una gran cantidad de profesionales con habilidades para el desarrollo y mantenimiento de este tipo de aplicaciones, como los desarrolladores y los analistas de datos. A esto hay que sumar que parte del talento local que hay termina trabajando, en remoto, para compañías extranjeras, con salarios que pagan en dólares o euros; algo que es música para los oídos de cualquier trabajador cuya moneda local se debilita frente a estas.

El Ministerio de las TIC dice reconocer la importancia de la formación de este tipo de profesionales, razón por la que ha decidido trabajar en esa vía. “Desde la Dirección de Economía Digital se desarrolla la estrategia de talento digital, que tiene como objetivo principal diseñar, adoptar y promover programas para el desarrollo del talento digital de los colombianos con el fin de lograr la transformación digital, mejorar la calidad de vida y contribuir al desarrollo sostenible del país”, informa la cartera. Sin embargo, las brechas digitales en Colombia siguen siendo altas, por lo que se erige como una de varias barreras para alcanzar estos objetivos.

En suma, el país ha demostrado que tiene el potencial de ser tierra fértil para este tipo de aplicaciones, no solo por el dinamismo que, en general, tuvo la economía antes y durante la pandemia, sino porque hay talento nacional que ha llevado sus desarrollos a otros países de América Latina, siendo parte de los principales competidores en esos territorios.

En tiempos en los que el Gobierno busca fuentes alternas al petróleo, las plataformas tecnológicas pueden ser un gran aliado. Pero para eso, dicen los expertos, primero hay que trabajar en sacarlas de este duro invierno por el que atraviesan, marcado por los vientos de la inflación, la falta de regulación y la recesión, que se cierne amenazante sobre prácticamente todo el mundo.

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