Las carreteras del mundo tendrán casi 10 veces más carros eléctricos en 2030
Así lo revela el informe de las perspectivas energéticas mundiales 2023 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Además, el “World Energy Outlook” menciona que si los países cumplen sus metas, el progreso en materia de energía limpia avanzaría más rápido. Sin embargo, se necesitarán medidas adicionales para reducir el calentamiento global.
“Los gobiernos, las empresas y los inversores deben respaldar las transiciones a la energía limpia en lugar de obstaculizarlas. Se ofrecen inmensos beneficios, incluidas nuevas oportunidades industriales y empleos, mayor seguridad energética, aire más limpio, acceso universal a la energía y un clima más seguro para todos”, dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre el informe de las perspectivas energéticas mundiales publicado esta semana.
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“Los gobiernos, las empresas y los inversores deben respaldar las transiciones a la energía limpia en lugar de obstaculizarlas. Se ofrecen inmensos beneficios, incluidas nuevas oportunidades industriales y empleos, mayor seguridad energética, aire más limpio, acceso universal a la energía y un clima más seguro para todos”, dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre el informe de las perspectivas energéticas mundiales publicado esta semana.
De acuerdo con el documento, los cambios que se están presentando en la actualidad con la implementación de las energías limpias (solar, eólica y los carros eléctricos) cambiarán significativamente el sistema energético global para finales de 2030.
Por ejemplo, se espera que para esa fecha en las carreteras del mundo hayan casi 10 veces más carros eléctricos. Además, la participación de las energías renovables en el sistema eléctrico mundial se acercará al 50 %, es decir, un 20 % más que el porcentaje actual.
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“Las bombas de calor y otros sistemas de calefacción eléctrica se venderán más que las calderas de combustibles fósiles a nivel mundial; y se invertirá tres veces más en nuevos proyectos eólicos marinos que en nuevas centrales eléctricas alimentadas con carbón y gas”, se lee en la última edición del World Energy Outlook (WEO), el documento que revela las proyecciones energéticas.
Las proyecciones del informe se basan en las políticas actuales de los gobiernos a nivel mundial y afirma que, si los países cumplen sus metas, el progreso en materia de energía limpia sería mayor. Sin embargo, se necesitarán medidas adicionales para reducir el calentamiento global a 1,5 °C.
“La transición hacia la energía limpia está ocurriendo en todo el mundo y es imparable. No es una cuestión de un ‘sí’, es de ‘cuándo’ y, cuanto antes, mejor para todos”, agregó Birol.
La combinación del creciente impulso detrás de las tecnologías de energía limpia y los cambios económicos estructurales a nivel mundial, según el documento, tiene importantes implicaciones para los combustibles fósiles, con picos en la demanda global de carbón, petróleo y gas natural. Así las cosas, la participación de los combustibles fósiles en el suministro mundial de energía, que ha estado estancada durante décadas en alrededor del 80 %, disminuirá al 73 % para 2030, y las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía alcanzarán su punto máximo en 2025.
“Teniendo en cuenta las tensiones y la volatilidad actual en los mercados energéticos tradicionales, las afirmaciones de que el petróleo y el gas representan opciones seguras para el futuro energético y climático del mundo parecen más débiles que nunca”, mencionó Birol.
Según el informe, la demanda de combustibles fósiles seguirá siendo demasiado alta para mantenerse dentro del alcance del objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de las temperaturas globales a un promedio de 1,5 °C, esto quiere decir que no sólo de empeorarían los impactos climáticos después de un año de calor récord, “sino también de socavar la seguridad del sistema energético, que fue construido para un mundo más frío con eventos climáticos menos extremos. Inclinar la curva de emisiones hacia una trayectoria consistente con 1,5 °C sigue siendo posible, pero muy difícil”, asevera el documento.
Por eso, el informe propone una estrategia global con cinco pilares con miras a 2030: triplicar la capacidad renovable global, duplicar el ritmo de mejoras en la eficiencia energética, reducir las emisiones de metano de las operaciones de combustibles fósiles en un 75 %, mecanismos de financiación innovadores y a gran escala para triplicar las inversiones en energía limpia en las economías emergentes y en desarrollo y medidas para garantizar una disminución ordenada en el uso de combustibles fósiles.
“Cada país necesita encontrar su propio camino, pero la cooperación internacional es crucial para acelerar las transiciones a energías limpias”, dijo Birol.
Los mercados energéticos mundiales que se vieron afectados por la crisis energética mundial, tendrán una disminución de las presiones en un par de años. Según el documento, los mercados del gas natural han estado dominados por temores sobre la seguridad y los aumentos de precios después de que Rusia cortó el suministro a Europa, y los equilibrios del mercado siguen siendo precarios, “pero un aumento sin precedentes en nuevos proyectos de gas natural licuado (GNL) que entrarán en funcionamiento a partir de 2025 agregará más de 250 mil millones de metros cúbicos por año de nueva capacidad para 2030, equivalente a alrededor del 45 % del suministro total de GNL actual”.
Pese a que el aumento de la capacidad aliviará los precios y las preocupaciones sobre el suministro de gas, se corre el riesgo de crear un exceso de oferta, “dado que el crecimiento de la demanda mundial de gas se ha desacelerado considerablemente desde la “edad dorada” de expansión de los mercados del gas durante la década de 2010″.
Por ello, el documento menciona que Rusia tendrá oportunidades muy limitadas de ampliar su base de clientes. Su participación en el gas comercializado internacionalmente, que fue del 30 % en 2021, se reducirá a la mitad para 2030.
En el informe también hablan del potencial crecimiento de la energía solar fotovoltaica en esta década. Según las políticas actuales, las energías renovables contribuirán con el 80 % de la nueva capacidad de generación de energía hasta 2030, y la energía solar por sí sola representará más de la mitad de esta expansión.
Para finales de la década, se espera que el mundo tenga una capacidad de fabricación de más de 1.200 gigavatios (GW) de paneles solares al año, pero se prevé que en realidad despliegue sólo 500 GW en 2030. Si el mundo alcanzara el despliegue de 800 GW de nueva capacidad solar fotovoltaica para finales de la década, conduciría a una reducción adicional del 20 % en la generación de energía a partir de carbón en China y la generación de electricidad a partir de carbón y gas natural en América Latina, África, el Sudeste Asiático y Medio Oriente sería una cuarta parte menor.
¿Qué dicen las proyecciones sobre América Latina?
El documento dice que América Latina y el Caribe están saliendo de una “década perdida” para el crecimiento económico por cuenta de la pandemia del coronavirus y por la crisis energética mundial. Además, recomienda que “frenar la alta inflación y buscar oportunidades en la nueva economía energética podría ayudar a impulsar una recuperación económica”.
La economía de la región está, además, ligada a la producción de combustibles, minerales y alimentos para la exportación, “lo que la expone a la volatilidad de los mercados internacionales y a los ciclos de precios”, reconoce el informe.
El documento también recuerda que la mitad de los países de la región se han comprometido a alcanzar las emisiones cero a mediados de siglo. “Para alcanzar estos objetivos, los países de la región no sólo necesitan acelerar el despliegue de tecnologías energéticas limpias, sino también atajar la deforestación. Mientras que la energía representa alrededor de menos de la mitad de las emisiones totales en la región, la agricultura y el cambio de uso del suelo desempeñan un papel desproporcionado, y son responsables, respectivamente, del 25 % y el 20 % de las emisiones totales de GEI”.
La ligera disminución de la proporción de combustibles fósiles en el suministro energético no será suficiente para evitar que las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en la región aumenten un 10 % por encima de los niveles actuales en 2050.
Actualmente, explica el informe, el consumo final de energía en la región se basa principalmente en el petróleo, la mayor parte del cual se utiliza en el transporte, pero la proporción del petróleo está destinada a disminuir a medida que los países buscan combustibles alternativos para el transporte: Brasil lidera la adopción de biocombustibles, mientras que Chile, Colombia, Costa Rica y México están dando prioridad a la rápida adopción de vehículos eléctricos.
“El aumento de la propiedad de electrodomésticos y aparatos de aire acondicionado conduce a un mayor uso de la electricidad en los hogares de ALC: en 2050, dos tercios de la energía en el sector de los edificios será eléctrica”, dice el informe.
Así las cosas, se espera que América Latina y el Caribe contribuyan significativamente en la transición mundial hacia energías limpias, representando casi el 10 % de la reducción mundial del uso de petróleo para 2050 y alrededor del 5 % de la reducción del uso de gas natural.
“Unas fuentes de energía más limpias, unas políticas medioambientales más estrictas y un mejor acceso a la cocina limpia también contribuyen a reducir la contaminación atmosférica, una de las principales causas de mala salud en la región”, puntualiza el informe.
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