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La estrategia de misiones le fue recomendada a Colombia a finales del año 2019, tras conocerse el informe que elaboró la denominada Misión Internacional de Sabios. Lo que se busca con esta es que el país se enfoque en retos sociales específicos y en los que se pueda agrupar los esfuerzos de diversos actores en la sociedad, así como brindar soluciones mediante el uso de la ciencia.
En el foro “Misiones científicas para la transformación territorial”, organizado por El Espectador, la ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación Yesenia Olaya firmó la resolución 1452 de 2024, “por la cual se adoptan las políticas de investigación e innovación orientadas por misiones 2024-2033″.
En este espacio, la ministra detalló cada una de las cinco misiones que se trabajarán en el país, así como los retos que las acompañan.
La primera se llama “Bioeconomía y territorio”, con la que se busca caracterizar y aprovechar la biodiversidad que hay en Colombia, así como dar un valor agregado a los productos locales. Todo esto incluyendo a las comunidades productivas. Aquí el gran reto es aprovechar el conocimiento, conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, así como sus bienes y servicios ecosistémicos.
La segunda misión es la del “Derecho humano a la alimentación”, la cual se ha definido como la columna vertebral de la reforma agraria. Como ya lo ha dicho el Gobierno, lo que se busca es reactivar al sector productivo que se encuentra en la ruralidad del país, en este caso echando mano de la investigación científica para acciones tan puntuales como la sustitución de cultivos de uso ilícito, así como la generación de nuevas dinámicas económicas. En este punto el gran desafío es asegurar la soberanía alimentaria y el derecho a que todos tengan un plato de comida sobre la mesa.
La tercera aborda la “Transición energética”, con la que se pretende pasar la página de los combustibles fósiles y migrar hacia fuentes renovables. Para este macroproyecto, que ha sido objeto de discusión global bajo la premisa de “descarbonizar la economía”, lo que pretende el ministerio es promover procesos de investigación que favorezcan ese cambio. Aunque ya se adelantan diversos esfuerzos en esta materia (como la inauguración de parques solares, eólicos y se está explorando con la producción de hidrógeno verde), el gran desafío es asegurar la generación, acceso y uso de energías sostenibles para todos los colombianos).
La cuarta misión se conoce como “Soberanía sanitaria y bienestar social”. Con este se quiere fomentar el desarrollo de tecnologías de salud, así como políticas públicas que favorezcan la producción en Colombia de medicamentos, dispositivos médicos y vacunas, así como infraestructuras, productos e insumos. El reto es mantener la salud y el bienestar en el país, con la urgencia que manifestó la pandemia sobre la necesidad de que se alcancen nuevos niveles de autosuficiencia en esta materia.
La quinta se llama “Ciencia para la paz”, y le apunta a emplear el conocimiento científico y la tecnología para enfrentar la violencia y el conflicto armado en Colombia, además de dar respuestas que sean integrales a todas las afectaciones que genera, a reconstruir el tejido social impactado por la guerra y generar oportunidades que dignifiquen las condiciones de estas comunidades. El gran desafío aquí es ponerle fin a todas las formas de violencia que existen en el país.
Cada una de estas misiones demanda una considerable inversión de recursos y talento humano; de allí que sea tan necesaria la participación de lo que se ha denominado como la “cuádruple hélice”, que es la participación de cuatro actores básicos para el éxito de esta estrategia: academia, sociedad civil, sector productivo y gobierno.
Según lo explicado por la ministra Olaya, se requiere de la academia para adelantar las investigaciones y llevar los conocimientos a las comunidades más necesitadas; de la sociedad civil uniéndose a esta iniciativa y colaborando en la masificación de las aplicaciones que se vayan generando; de las empresas asumiendo su rol ejerciendo influencia en las diferentes regiones; y del gobierno facilitando la ejecución de todos estos procesos.
Por lo anterior es que estas cinco misiones científicas son una hoja de ruta de un proyecto a largo plazo que, en principio, culminaría en 2033. Se resalta del proyecto que no es excluyente de esos conocimientos y ciencias que se han construido por generaciones en las diferentes comunidades étnicas presentes en el país.
Para Juliana Arbeláez, quien es científica y candidata a PHD en Bioclimatología, “estas misiones nos invitan a imaginarnos unos mundos diferentes; unos territorios transformados y climáticamente resilientes, donde los y las colombianas puedan florecer en sus comunidades y con su propia agencia”.
Parte de las principales recomendaciones que en su momento hizo esa misión de sabios es que en estos megaproyectos participen todos los sectores. El desafío que le queda al Ministerio de Ciencia será orquestar todos estos esfuerzos, habilitando canales que sean de fácil acceso para todos aquellos que se quieran sumar a las labores que demandan cada una de las cinco misiones. Objetivos muy puntuales que, de llegarse a resolver, tendrían un impacto considerable en el desarrollo del país.
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