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Las claves para lograr un desarrollo sostenible en Colombia

El cambio climático y la adopción de nuevas fuentes de energía plantean desafíos y oportunidades para el país. ¿Cómo lograr una acertada transición?

Diego Ojeda
15 de julio de 2024 - 08:40 p. m.
Parte de las principales apuestas que ha liderado el gobierno es la de establecer comunidades energéticas.
Parte de las principales apuestas que ha liderado el gobierno es la de establecer comunidades energéticas.
Foto: Getty Images/iStockphoto - Alberto Masnovo

Los impactos relacionados al cambio climático se han hecho evidentes en la economía colombiana. Fenómenos como El Niño y La Niña han traído afectaciones en las cosechas (por las sequías e inundaciones que afectan los cultivos); en la logística (por los deslizamientos que provoca el aumento de las precipitaciones sobre las principales vías); y hasta en el mismo abastecimiento de agua para el consumo en los hogares (Bogotá tuvo que implementar una estrategia de racionamiento).

Fenómenos como estos, según lo informado por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGDR), le pueden costar al país más de $2,2 billones por temporada, sin contar el coletazo que le generan al bolsillo de los colombianos por cuenta de la inflación.

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Atender estos y otros escenarios, mientras se avanza en los cambios que se requieren para reducir la huella de carbono, parece ser un claro norte que persiguen muchos países en el mundo, entre ellos Colombia. ¿Cuáles son las claves para lograr un desarrollo sostenible?

Transición energética

Parte de los mensajes en los que más ha hecho énfasis el Gobierno es en avanzar en la “descarbonización de la economía”, es decir, dejar de depender del petróleo y dinamizar otras fuentes de ingresos como el turismo, la energía renovable y apostar a una política de reindustrialización.

Sobre esto se han hecho cuestionados ajustes, pues la iniciativa de Gustavo Petro por dejar de suscribir contratos destinados a la exploración de petróleo ha generado preocupación sobre el futuro de las reservas en el país, así como la necesidad de una hoja de ruta clara para avanzar en esta transición, sin que la economía resulte gravemente afectada. Es decir, aunque el futuro es claro (se sabe que la demanda del crudo debe cesar), el cómo hacerlo sigue siendo un desafío.

A la par se han hecho inversiones para que Colombia avance en consolidar sus fuentes de generación de energía limpia, más allá de las hidroeléctricas, que son las que hoy abastecen a la mayoría de la demanda de energía en el país. Ejemplo de esto son las plantas solares que han entrado y entrarán en operación en territorios como Caldas, Cesar y La Guajira (en el marco de las denominadas “comunidades energéticas”); así como las alianzas internacionales que ha logrado el Gobierno para la investigación y desarrollo de tecnologías que permitan la producción de hidrógeno verde.

En esto también han jugado un papel importante las empresas, con la adopción de nuevos procesos que las acercan a la meta de alcanzar una huella de carbono neutra.

Movilidad

Datos manejados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP), muestran que en América Latina y el Caribe el sector transporte representa casi el 39 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero y, al tratarse de una región donde el 80 % de sus habitantes habita en las ciudades, este sector también se convierte en una fuente de contaminación que ocasiona problemas de salud.

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Una alternativa para mitigar estos problemas es la movilidad eléctrica e híbrida, que ha venido ganando protagonismo en el mundo. De enero a junio del presente año, según cifras de Andemos, el número de matrículas nuevas de este tipo de vehículos ha aumentado un 41 %, al consolidar 19.590 unidades. Aunque el crecimiento ha sido importante, su protagonismo en el parque automotor colombiano sigue siendo escaso, especialmente por los altos costos que representan.

En entrevista con El Espectador, el presidente de Renault - Sofasa en Colombia, Ariel Montenegro, aseguró que con el fin de facilitar el protagonismo de estas tecnologías en los vehículos del país, su empresa avanzará en la investigación y desarrollo de baterías para que en la nación se fabriquen este tipo de vehículos.

En esto también es importante la planeación en las ciudades, pues la adopción de conceptos como las ciudades de los 15 minutos podría reducir de manera considerable la demanda por la movilidad, así como una oferta variada de transporte público (con fuentes de energías limpias) que atiendan las exigencias de la población de largos trayectos en poco tiempo.

Economía circular y protección de los recursos naturales

El reto de encontrar valor en la “basura” es otro componente que plantea oportunidades y desafíos para el desarrollo sostenible.

Cada vez son más las empresas que han logrado incorporar tecnologías y procesos productivos en donde la materia prima son productos que tras ser utilizados buscan una nueva vida. Un círculo virtuoso en el que se busca que cada vez menos se consuma para desechar.

Sobre esto, según lo explicado a El Espectador por el profesor de Economía de las universidades Externado y Nacional, Isidro Hernández, es obligatorio que exista un encadenamiento entre el las empresas que hacen estas labores, el gobierno (con políticas públicas y estímulos para el desarrollo de estas actividades), y los generadores de residuos, es decir, la ciudadanía en general cuyo papel es tan importante para la separación y aprovechamiento de los residuos.

También está la protección de los recursos naturales, especialmente de actividades como la deforestación y la minería, así como de otros fenómenos que se están presentando por el calentamiento global, como los incendios. Sobre esto, aseguran algunos expertos consultados por este medio, es importante la impleentación de una política pública que identifique y atienda las problemáticas que las generan, así como la generación de una mayor conciencia en la ciudadanía sobre la importancia que tienen los ecosistemas para la vida en el planeta.

Financiamiento

Finalmente está el papel que juegan las bancas, especialmente las multilaterales, para financiar la inversión que requieren toda esta serie de apuestas.

El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), por ejemplo, se ha fijado como propósitos apoyar la transición energética en el sector, la resiliencia y sostenibilidad en los territorios. Parte de estas apuestas han tenido como fruto el desarrollo de sistemas de transporte urbano, como la Línea 2 del Metro de Bogotá (el cual avanza en su construcción).

Esto se impulsó con el desarrollo de proyectos en sistemas de transporte urbano sostenibles e inclusivos que mejoran la calidad de vida ciudadana, como la Línea 2 del Metro de Bogotá.

En 2022, el financiamiento verde del CAF alcanzó los US$4.335 millones, los cuales representaron el 30,7 % del total de los recursos aprobados en ese año. De estos el 34 % se destinaron a mitigación, el 19 % a medio ambiente y el 47 % a adaptación.

Para abordar con mayor profundidad cada uno de estos temas, El Espectador le invita a participar del Foro Innovación Sostenible, Camino hacia un Desarrollo Verde, el cual se realizará el 19 de julio, de nueve de la mañana a una y treinta de la tarde, en el Centro Empresarial de la Cámara de Comercio de Bogotá (calle 67 #8-32/44). Este evento será abierto al público y podrá inscribirse en el siguiente link.

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HUGO(nhqiq)15 de julio de 2024 - 10:05 p. m.
Don Diego, qué pena decirle que su columna es un sancocho de banalidades, sin el ingrediente principal, precisamente el desarrollo sostenible.
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