Caracolí en la localidad de ciudad bolívar, aspectos de la población, panorámicas y animales del lugar.
Foto: Cristian Garavito / El Espectador
Reducir y desplazar. Esta es la lógica que, erróneamente, sigue la vivienda social en la actualidad: inmuebles con espacios pequeños que son llevados a las periferias de las ciudades. Un paisaje común en Latinoamérica, en donde los estándares de la vivienda social han bajado.
Dentro de las causas están presiones como un suelo cada vez más caro y escaso, el costo mismo del inmueble -difícil de asumir en su totalidad por estas familias- y limitados recursos públicos que encorsetan las políticas habitacionales.
Por Daniel Felipe Rodríguez Rincón
Comunicador Social y Periodista. Desde 2017, se ha desempeñado en diferentes medios de comunicación colombianos.@DanfeRodriguezdrodriguez@elespectador.com
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