Las grandes empresas de tecnología entran en una era de incertidumbre
La caída de las acciones esta semana, sumada a las crecientes preocupaciones sobre cómo manejan la información personal de millones de usuarios, han cambiado la forma como el mundo ve a estas empresas: de innovadoras y admiradas a cuestionadas.
M. El-Erian - Bloomberg News.
Las grandes empresas de tecnología siguen dominando las noticias y se han convertido en un importante impulsor de los mercados bursátiles de Estados Unidos. Pero la narrativa dominante del sector ha cambiado en los últimos meses.
El asombro ante el poder de la innovación disruptiva para cambiar no sólo lo que hacemos, sino también cómo lo hacemos ahora es acompañado, si no atenuado, por las preocupaciones sobre el uso indebido y otras consecuencias adversas no deseadas.
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Esto ha planteado preguntas importantes sobre las intervenciones de los gobiernos, la autorregulación de las empresas, la alineación de los incentivos, la responsabilidad empresarial y las perspectivas financieras.
También es una situación intrínsecamente fluida. Considere los siguientes seis puntos:
1. Velocidad de cambio: muchos de los que están estrechamente involucrados en inventos e innovaciones tecnológicas sienten que ahora podíamos estar en medio de una alteración acelerada. Algunos dicen que incluso los conocedores altamente informados ya no confían en predecir avances en su campo y las implicaciones. Esto es particularmente cierto para la inteligencia artificial, macrodatos, aprendizaje automatizado y movilidad, así como sus interacciones cada vez más amplias.
2. Comportamiento competitivo: a medida que las grandes tecnológicas se han vuelto más grandes y más ricas, su disposición y capacidad de comprar nuevos y exitosos participantes del sector han aumentado. Este comportamiento es alimentado por consideraciones relativas tanto a la ofensa como a la defensa: proporcionar una plataforma habilitadora para que los nuevos participantes innovadores prospereny para prevenir competencia significativa en el futuro. En efecto, este comportamiento se ha vuelto tan dominante que la mayoría de las startups apuntan a tales adquisiciones como su principal objetivo de monetización.
3. Riesgo de una reacción negativa: este proceso se ha acelerado tanto que no son solo los gobiernos, los usuarios y los competidores los que están luchando para seguir el ritmo de las alteraciones y sus amplias consecuencias sociales y políticas. Incluso las compañías tecnológicas están teniendo problemas, lo que aumenta la probabilidad de una ofensiva regulatoria para la que están preparados de manera desigual. Hay que agregar a eso más preocupaciones históricas sobre los desplazamientos laborales y otras presiones salariales. No me sorprende que en estos días pareciera que los expertos en políticas públicas tienen tanta demanda en Silicon Valley como los ingenieros.
4. Débil coordinación global: aunque la tecnología es intrínsecamente global, las actuales respuestas de los gobiernos siguen siendo abrumadoramente nacionales. Por ahora, no hay foros creíbles y efectivos para su coordinación y alineación. El incentivo resultante para el arbitraje transfronterizo solo se sumaría a la queja que a menudo se escucha de que las grandes tecnológicas no prestaN suficiente atención a la responsabilidad empresarial y el impacto social.
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5. Liderazgo bipolar: EE.UU. está perdiendo su liderazgo y dominio tradicional. Ayudados por la ventaja inherente del tamaño y apoyo gubernamental, las empresas tecnológicas y los científicos en China han estado haciendo importantes incursiones. En el proceso, están surgiendo dos modelos de grandes tecnológicas. En EE.UU., el gobierno se mantiene alejado tanto como sea posible. Y en China, el gobierno es una parte mucho más integral del negocio. Por ahora, ambos países están operando en gran medida en supropio campo de juego, pero es solo una cuestión de tiempo hasta que la superposición se vuelva relevante.
6. Impacto en la productividad: ahora hay más razones para tener esperanza acerca de una buena solución al rompecabezas de la productividad de por qué los avances tecnológicos visibles no se han reflejado en un repunte en las mediciones de productividad. Ken Rogoff de Harvard sugirió recientemente que toma tiempo para que las empresas actualicen sus modelos operativos y, por lo tanto, para que las economías alcancen los puntos de inflexión en la productividad. Rogoff también sugirió que la capacidad de las empresas para incorporar las innovaciones puede acelerarse por el impacto beneficioso del repunte sincronizado en el crecimiento global.
El único mensaje claro y consistente de estos seis factores es que es probable que el cambio motivado por la tecnología se vuelva aún más incierto. Mucho dependerá de la capacidad de las empresas para responder a su mayor importancia sistémica, cómo evolucionan la regulación gubernamental y otras intervenciones, la coordinación transfronteriza y la tolerancia de la sociedad a las pérdidas altamente publicitadas relacionadas con la tecnología.
El mensaje resultante para los participantes del mercado también es claro. Puede agregar esto a la lista de factores que actualmente contribuyen a un cambio continuo en el régimen operativo: desde la calma inusual de 2017 a la mayor, frecuente e inquietante volatilidad bidireccional en los precios de los activos.
Las grandes empresas de tecnología siguen dominando las noticias y se han convertido en un importante impulsor de los mercados bursátiles de Estados Unidos. Pero la narrativa dominante del sector ha cambiado en los últimos meses.
El asombro ante el poder de la innovación disruptiva para cambiar no sólo lo que hacemos, sino también cómo lo hacemos ahora es acompañado, si no atenuado, por las preocupaciones sobre el uso indebido y otras consecuencias adversas no deseadas.
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Esto ha planteado preguntas importantes sobre las intervenciones de los gobiernos, la autorregulación de las empresas, la alineación de los incentivos, la responsabilidad empresarial y las perspectivas financieras.
También es una situación intrínsecamente fluida. Considere los siguientes seis puntos:
1. Velocidad de cambio: muchos de los que están estrechamente involucrados en inventos e innovaciones tecnológicas sienten que ahora podíamos estar en medio de una alteración acelerada. Algunos dicen que incluso los conocedores altamente informados ya no confían en predecir avances en su campo y las implicaciones. Esto es particularmente cierto para la inteligencia artificial, macrodatos, aprendizaje automatizado y movilidad, así como sus interacciones cada vez más amplias.
2. Comportamiento competitivo: a medida que las grandes tecnológicas se han vuelto más grandes y más ricas, su disposición y capacidad de comprar nuevos y exitosos participantes del sector han aumentado. Este comportamiento es alimentado por consideraciones relativas tanto a la ofensa como a la defensa: proporcionar una plataforma habilitadora para que los nuevos participantes innovadores prospereny para prevenir competencia significativa en el futuro. En efecto, este comportamiento se ha vuelto tan dominante que la mayoría de las startups apuntan a tales adquisiciones como su principal objetivo de monetización.
3. Riesgo de una reacción negativa: este proceso se ha acelerado tanto que no son solo los gobiernos, los usuarios y los competidores los que están luchando para seguir el ritmo de las alteraciones y sus amplias consecuencias sociales y políticas. Incluso las compañías tecnológicas están teniendo problemas, lo que aumenta la probabilidad de una ofensiva regulatoria para la que están preparados de manera desigual. Hay que agregar a eso más preocupaciones históricas sobre los desplazamientos laborales y otras presiones salariales. No me sorprende que en estos días pareciera que los expertos en políticas públicas tienen tanta demanda en Silicon Valley como los ingenieros.
4. Débil coordinación global: aunque la tecnología es intrínsecamente global, las actuales respuestas de los gobiernos siguen siendo abrumadoramente nacionales. Por ahora, no hay foros creíbles y efectivos para su coordinación y alineación. El incentivo resultante para el arbitraje transfronterizo solo se sumaría a la queja que a menudo se escucha de que las grandes tecnológicas no prestaN suficiente atención a la responsabilidad empresarial y el impacto social.
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5. Liderazgo bipolar: EE.UU. está perdiendo su liderazgo y dominio tradicional. Ayudados por la ventaja inherente del tamaño y apoyo gubernamental, las empresas tecnológicas y los científicos en China han estado haciendo importantes incursiones. En el proceso, están surgiendo dos modelos de grandes tecnológicas. En EE.UU., el gobierno se mantiene alejado tanto como sea posible. Y en China, el gobierno es una parte mucho más integral del negocio. Por ahora, ambos países están operando en gran medida en supropio campo de juego, pero es solo una cuestión de tiempo hasta que la superposición se vuelva relevante.
6. Impacto en la productividad: ahora hay más razones para tener esperanza acerca de una buena solución al rompecabezas de la productividad de por qué los avances tecnológicos visibles no se han reflejado en un repunte en las mediciones de productividad. Ken Rogoff de Harvard sugirió recientemente que toma tiempo para que las empresas actualicen sus modelos operativos y, por lo tanto, para que las economías alcancen los puntos de inflexión en la productividad. Rogoff también sugirió que la capacidad de las empresas para incorporar las innovaciones puede acelerarse por el impacto beneficioso del repunte sincronizado en el crecimiento global.
El único mensaje claro y consistente de estos seis factores es que es probable que el cambio motivado por la tecnología se vuelva aún más incierto. Mucho dependerá de la capacidad de las empresas para responder a su mayor importancia sistémica, cómo evolucionan la regulación gubernamental y otras intervenciones, la coordinación transfronteriza y la tolerancia de la sociedad a las pérdidas altamente publicitadas relacionadas con la tecnología.
El mensaje resultante para los participantes del mercado también es claro. Puede agregar esto a la lista de factores que actualmente contribuyen a un cambio continuo en el régimen operativo: desde la calma inusual de 2017 a la mayor, frecuente e inquietante volatilidad bidireccional en los precios de los activos.