Las mujeres que dijeron “no” a pagar impuestos por menstruar
El Grupo Género y Justicia Económica puso sobre la mesa el debate del gravamen sobre toallas y tampones. La discusión resultó en que desde este año el IVA a esos productos es de 5 % y ya no de 16 %, ni 19 %. La próxima meta de estas mujeres: que dichos artículos sean exentos.
Maria Alejandra Medina Cartagena / @alejandra_mdn
Mayor desempleo femenino (12,3 % frente a un 7,1 % de los hombres) y una brecha salarial entre géneros cercana al 20 % fueron algunos de los factores que el año pasado encendieron el debate por una menstruación “libre de impuestos”. El IVA (Impuesto al Valor Agregado) sobre los productos de higiene como toallas y tampones ya existía en Colombia, pero la idea de subirlo de 16 % a 19 %, en la última reforma tributaria, generó la inquietud de un grupo de ciudadanas que, impulsadas por las redes sociales, contribuyeron a que el tema se pusiera sobre la mesa y a que la tasa no aumentara los tres puntos porcentuales planteados inicialmente. La cifra quedó, finalmente, en 5 %. (Lea "Corte admite demanda que busca tumbar IVA de tampones y toallas higiénicas")
Se trata del Grupo Género y Justicia Económica de la organización Justicia Tributaria. “Nos pusimos a estudiar cómo la reforma tributaria (de 2016) afectaría a las mujeres, y nos encontramos con el tema de los impuestos a toallas y tampones”, cuenta Natalia Moreno, vocera del grupo. Se trataba de productos con IVA. Por tanto, pasar el impuesto de 16 % a 19 %, como en efecto quedó, implicaba aumentar también la tasa sobre artículos esenciales para las mujeres en edad fértil, unos 13 millones de personas, casi el 30 % de la población colombiana. Según Moreno, es un gravamen sexista y discriminatorio que “se genera por el hecho de menstruar, algo que no es opcional y es una condición biológica exclusiva de las mujeres”.
Asimismo, se encontraron con que entre 1998 y 2002 esos artículos habían estado excluidos del IVA, y que volverlos a gravar hace 15 años no se justificó ni debatió públicamente. Lo mismo ocurrió en 2016. “Nadie nos dio un debate en serio”, resume Moreno. Pero el grupo tenía en su análisis las particularidades de la realidad económica que en el país enfrentan las mujeres, y los efectos que, por ejemplo, hubiera tenido otra de las propuestas de reforma, que no pasó: bajar el umbral a partir del cual los colombianos pagan el impuesto de renta. Eso hubiera complicado las cosas, precisamente por factores como la brecha salarial entre hombres y mujeres –que se suma a cargas extra que tienen ellas con el trabajo doméstico no remunerado–.
Surgió entonces la campaña “Menstruación libre de impuestos”, que hoy arroja casi 2.000 resultados en Google e incluso registros por parte de la prensa internacional. “El grupo se propuso ir al Congreso, redactar documentos y logramos pasar una proposición tanto en Cámara como en Senado para que (los productos) quedaran exentos. Hicimos plantones frente al Ministerio de Hacienda; fuimos al Concejo de Bogotá, donde recibimos apoyo; hubo reuniones con organizaciones de mujeres, universidades, medios de comunicación, y finalmente la proposición, que había sido firmada por todos los partidos, se archivó”.
La batalla parecía perdida en Colombia, lejos de alcanzar frutos en un debate que ya se había dado en países como Estados Unidos y en la Unión Europa, por ejemplo. Hasta que, casi a último momento, la senadora Maritza Martínez, de la U, pasó la proposición de al menos dejar el gravamen en 5 %, y así quedó. Había sido una ganancia, pero el objetivo no se había cumplido. No se ha cumplido aún. Por eso, en junio decidieron demandar por inconstitucional la parte de la reforma que gravó con esa tasa los productos de higiene femenina, pues, considera Justicia Tributaria, viola principios como el de la igualdad y el mínimo vital, aparte de que han sido decisiones sin una argumentación técnica.
En 2016, las mujeres que usan toallas y tampones, según Justicia Tributaria, aportaron al fisco unos $340.000 millones, por cuenta de los $160.000 anuales destinados por cada una de ellas a la compra de productos higiénicos. Ese cálculo se hizo con base en las cerca de 25 toallas higiénicas –a $500 cada una– que durante cada uno de los 13 ciclos anuales, siguiendo las recomendaciones médicas, puede usar una mujer. Hoy, según el grupo, con un IVA de 5 %, las mujeres contribuyen con casi $102.000 millones al recaudo.
Un año después de la reforma, hay pocos datos del impacto de la medida en los precios a las consumidoras. No ha habido un seguimiento específico por parte de entidades del Estado, aunque las cifras del DANE indican que mensualmente, en los últimos 12 meses y en el año corrido, los productos de higiene corporal –en los que se incluyen las toallas higiénicas– han subido de precio. Quienes saben, dice Moreno, son las empresas, en sus estructuras de costos que, sin embargo, son privadas. Este diario intentó conocer la respuesta de Familia, uno de los mayores fabricantes de estos productos y que tiene la marca Nosotras, pero no fue posible. (Lea "La lucha contra el impuesto a toallas y tampones")
Así las cosas, el grupo de género se encuentra hoy socializando el tema en las regiones y recogiendo coadyuvancias para su demanda. Se han acercado a actores que van desde la Mesa por la Salud de las Mujeres hasta las taxistas. “Es un tema que mueve a todo el mundo. También hemos recibido coadyuvancias de congresistas del Polo y de la Alianza Verde, y ya tenemos más de 100 coadyuvancias de personas (naturales)”, explica Moreno. La idea es llamar la atención de la Corte Constitucional sobre el tema para cuando se siente a analizar la demanda, además de otras dos que se han radicado por la misma razón. “Esto se va a ganar”, concluye la economista.
Mayor desempleo femenino (12,3 % frente a un 7,1 % de los hombres) y una brecha salarial entre géneros cercana al 20 % fueron algunos de los factores que el año pasado encendieron el debate por una menstruación “libre de impuestos”. El IVA (Impuesto al Valor Agregado) sobre los productos de higiene como toallas y tampones ya existía en Colombia, pero la idea de subirlo de 16 % a 19 %, en la última reforma tributaria, generó la inquietud de un grupo de ciudadanas que, impulsadas por las redes sociales, contribuyeron a que el tema se pusiera sobre la mesa y a que la tasa no aumentara los tres puntos porcentuales planteados inicialmente. La cifra quedó, finalmente, en 5 %. (Lea "Corte admite demanda que busca tumbar IVA de tampones y toallas higiénicas")
Se trata del Grupo Género y Justicia Económica de la organización Justicia Tributaria. “Nos pusimos a estudiar cómo la reforma tributaria (de 2016) afectaría a las mujeres, y nos encontramos con el tema de los impuestos a toallas y tampones”, cuenta Natalia Moreno, vocera del grupo. Se trataba de productos con IVA. Por tanto, pasar el impuesto de 16 % a 19 %, como en efecto quedó, implicaba aumentar también la tasa sobre artículos esenciales para las mujeres en edad fértil, unos 13 millones de personas, casi el 30 % de la población colombiana. Según Moreno, es un gravamen sexista y discriminatorio que “se genera por el hecho de menstruar, algo que no es opcional y es una condición biológica exclusiva de las mujeres”.
Asimismo, se encontraron con que entre 1998 y 2002 esos artículos habían estado excluidos del IVA, y que volverlos a gravar hace 15 años no se justificó ni debatió públicamente. Lo mismo ocurrió en 2016. “Nadie nos dio un debate en serio”, resume Moreno. Pero el grupo tenía en su análisis las particularidades de la realidad económica que en el país enfrentan las mujeres, y los efectos que, por ejemplo, hubiera tenido otra de las propuestas de reforma, que no pasó: bajar el umbral a partir del cual los colombianos pagan el impuesto de renta. Eso hubiera complicado las cosas, precisamente por factores como la brecha salarial entre hombres y mujeres –que se suma a cargas extra que tienen ellas con el trabajo doméstico no remunerado–.
Surgió entonces la campaña “Menstruación libre de impuestos”, que hoy arroja casi 2.000 resultados en Google e incluso registros por parte de la prensa internacional. “El grupo se propuso ir al Congreso, redactar documentos y logramos pasar una proposición tanto en Cámara como en Senado para que (los productos) quedaran exentos. Hicimos plantones frente al Ministerio de Hacienda; fuimos al Concejo de Bogotá, donde recibimos apoyo; hubo reuniones con organizaciones de mujeres, universidades, medios de comunicación, y finalmente la proposición, que había sido firmada por todos los partidos, se archivó”.
La batalla parecía perdida en Colombia, lejos de alcanzar frutos en un debate que ya se había dado en países como Estados Unidos y en la Unión Europa, por ejemplo. Hasta que, casi a último momento, la senadora Maritza Martínez, de la U, pasó la proposición de al menos dejar el gravamen en 5 %, y así quedó. Había sido una ganancia, pero el objetivo no se había cumplido. No se ha cumplido aún. Por eso, en junio decidieron demandar por inconstitucional la parte de la reforma que gravó con esa tasa los productos de higiene femenina, pues, considera Justicia Tributaria, viola principios como el de la igualdad y el mínimo vital, aparte de que han sido decisiones sin una argumentación técnica.
En 2016, las mujeres que usan toallas y tampones, según Justicia Tributaria, aportaron al fisco unos $340.000 millones, por cuenta de los $160.000 anuales destinados por cada una de ellas a la compra de productos higiénicos. Ese cálculo se hizo con base en las cerca de 25 toallas higiénicas –a $500 cada una– que durante cada uno de los 13 ciclos anuales, siguiendo las recomendaciones médicas, puede usar una mujer. Hoy, según el grupo, con un IVA de 5 %, las mujeres contribuyen con casi $102.000 millones al recaudo.
Un año después de la reforma, hay pocos datos del impacto de la medida en los precios a las consumidoras. No ha habido un seguimiento específico por parte de entidades del Estado, aunque las cifras del DANE indican que mensualmente, en los últimos 12 meses y en el año corrido, los productos de higiene corporal –en los que se incluyen las toallas higiénicas– han subido de precio. Quienes saben, dice Moreno, son las empresas, en sus estructuras de costos que, sin embargo, son privadas. Este diario intentó conocer la respuesta de Familia, uno de los mayores fabricantes de estos productos y que tiene la marca Nosotras, pero no fue posible. (Lea "La lucha contra el impuesto a toallas y tampones")
Así las cosas, el grupo de género se encuentra hoy socializando el tema en las regiones y recogiendo coadyuvancias para su demanda. Se han acercado a actores que van desde la Mesa por la Salud de las Mujeres hasta las taxistas. “Es un tema que mueve a todo el mundo. También hemos recibido coadyuvancias de congresistas del Polo y de la Alianza Verde, y ya tenemos más de 100 coadyuvancias de personas (naturales)”, explica Moreno. La idea es llamar la atención de la Corte Constitucional sobre el tema para cuando se siente a analizar la demanda, además de otras dos que se han radicado por la misma razón. “Esto se va a ganar”, concluye la economista.