Las sombrías cuentas de 2021
Los impactos de la pandemia del coronavirus, sumados a la baja en los precios del petróleo, les abrirán un hueco grande a las proyecciones de 2021, cuando se sentirán plenamente los golpes de estos dos fenómenos.
Jorge Sáenz V./ @JorgeS_v
Colombia busca mantenerse por fuera de la línea de los vientos de recesión que llegan desde las grandes economías. La pregunta es hasta cuándo podrá evitar ese peligro, pues la propagación de la pandemia del coronavirus se está llevando por delante las proyecciones más optimistas. La cuesta arriba para la economía colombiana comenzará, sobre todo, en el segundo semestre de este año y tendrá una fuerte proyección hacia 2021. En ese año se adelgazarán los ingresos fiscales y petroleros.
Varios analistas coinciden en que el verdadero problema para la economía colombiana llegará a partir del próximo año. En 2021, la caja del Gobierno se va a ver afectada por la reforma tributaria aprobada en 2019, que contempló un debilitamiento de los ingresos fiscales por la bajada de los impuestos corporativos, faltante que se ahondará por el bajón en los ingresos petroleros, que es resultado de la guerra de producción entre Rusia y Arabia Saudita, un asunto desagradable que tiene el precio del petróleo por debajo de los US$30 por barril. Este era el límite para la rentabilidad de Ecopetrol, y es 50 % por debajo de los supuestos del Gobierno en su plan financiero (que tomaban en cuenta un barril a mínimo US$60,5).
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El año pasado, el Gobierno recibió $11 billones de dividendos de Ecopetrol (pues el Estado es el accionista mayoritario en la compañía) y en 2020 seguramente va a recibir un poco más de $7 billones, que son las utilidades del año pasado. Para 2021, con los actuales precios del petróleo, es muy probable que los ingresos sean cercanos a cero.
La petrolera colombiana anunció un plan de choque, que contempla una reducción de $2 billones en costos y gastos para fortalecer su competitividad. Además, efectuará un recorte de US$1.200 millones en el plan de inversiones para 2020 ubicándose en un nuevo rango entre US$3.300 – US$4.300 millones.
También consideró un nuevo esquema de pago de los dividendos: un primer pago del 100 % del dividendo a accionistas minoritarios y 14 % del dividendo al accionista mayoritario, a realizarse el 23 de abril de 2020, y el pago del restante 86 % del dividendo para el accionista mayoritario, en el segundo semestre de 2020.
Dificultades al nivel superior
El próximo será un año para preocuparnos, dicen los analistas. Para 2020 la situación fiscal del Gobierno se mantiene a flote, pero en un año la situación puede dar un giro de 180 grados, si se mantiene por un período largo la guerra del petróleo y se acentúa la pandemia del COVID-19. “Esos dos eventos están causando la tormenta perfecta”, señala el economista Michel Janna, presidente del Autorregulador del Mercado de Valores (AMV).
La acelerada pandemia del coronavirus empujará las principales economías de América Latina a la recesión, ya que la desaceleración del comercio, el desplome del turismo y los protocolos de confinamiento debilitan la actividad, dice la agencia Bloomberg. “Esto es un reto para el mundo. Aquí ningún país puede sentirse vencedor”, anotó el presidente Iván Duque en estos días.
Para Mauricio Santamaría, presidente de la ANIF, el coronavirus y la guerra del petróleo “nos están dando duro. Sobre todo están poniendo de presente temas como la vulnerabilidad externa y la fiscal, que no nos ayudan a sobrellevar estos choques”.
Para todos los analistas consultados, la economía se va a resentir con todo lo sucedido en este año: precios del petróleo y efectos del coronavirus, pero sumados a un dólar alocado y gran volatilidad, que supera los $4.000, cifra que no tenía en sus cuentas ni el más arriesgado de los analistas. El Gobierno tenía presupuestado un dólar a $3.320 en el plan financiero.
“Debemos irnos acostumbrando a vivir con un dólar caro, que estará en la plataforma de los $4.000, más que en la de $3.000, a la cual es improbable que retornemos”, advierte el exministro Juan Camilo Restrepo. “Hizo bien el Banco de la República en descartar de entrada que intervendría el mercado cambiario vendiendo reservas, en el vano intento de no dejar subir la tasa de cambio. Quemar reservas del país con ese ilusorio propósito hubiera sido un disparate”, subraya el exministro.
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“Colombia tendrá que empezar por rehacer con premura sus cuentas fiscales para 2020 y 2021, que las ha desbaratado el coronavirus”, dice el exministro Restrepo. “Solo para tener un orden de magnitud del problema fiscal que se nos avecina, vale la pena recordar esta sencilla cuenta: supongamos que la situación actual en la que el precio internacional del petróleo anda por niveles de US$30 en vez de los US$60 (por barril), que era el precio de referencia en las cuentas fiscales, dura un año. Ese factor le representará al presupuesto nacional menores ingresos (menos regalías, utilidades transferibles de Ecopetrol, impuestos de la industria petrolera) del orden de $12 billones”.
Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, destacó que las cifras económicas del primer trimestre de este año son buenas, es decir, “el país arrancó muy bien el año”. Pero el segundo trimestre de 2020 va a ser muy regular. Los siguientes trimestres están llenos de incertidumbre, admitió Carrasquilla. Asimismo, para el ministro es importante mantener “la economía funcionando hasta donde sea posible”.
Exportaciones marchitas
Sin duda, uno de los sectores llamados a sacar la cara en estos momentos de crisis debería ser el exportador, contando con que la economía mundial poco a poco retome su ritmo, para aprovechar la devaluación. Sin embargo, la mentada diversificación exportadora sigue siendo un sueño.
El panorama en este frente se oscurece más. Las exportaciones se van a mantener en terreno negativo con pretensión de quedarse ahí por un tiempo. Los mercados globales se harán más impenetrables por los efectos del coronavirus. Muchos productos se encuentran atrapados en los diferentes puertos, especialmente en China, en donde comenzó la epidemia.
Entonces toca mirar hacia dentro. El plan de choque anunciado por el Gobierno, de $14,8 billones, puede ayudar a dinamizar el consumo interno. Igual se espera que den buenos frutos las decisiones del Banco de la República de inyectarle liquidez a la economía para que los canales de distribución del crédito no se atasquen.
Buscando evitar que las principales variables de la economía se deterioren en profundidad, en los siguientes tres trimestre de 2020 el ministro de Hacienda ha dicho que “para atender las dificultades de bache de este segundo trimestre, que va a ser muy difícil, es que hemos dispuesto líneas líquidas por $14,8 billones, sin presionar la situación fiscal del país”.
El panorama es incierto y lo único cierto es que las proyecciones de escenarios fiscales y de ingresos tributarios elaboradas por el Gobierno fueron hechas trizas por el coronavirus.
Colombia busca mantenerse por fuera de la línea de los vientos de recesión que llegan desde las grandes economías. La pregunta es hasta cuándo podrá evitar ese peligro, pues la propagación de la pandemia del coronavirus se está llevando por delante las proyecciones más optimistas. La cuesta arriba para la economía colombiana comenzará, sobre todo, en el segundo semestre de este año y tendrá una fuerte proyección hacia 2021. En ese año se adelgazarán los ingresos fiscales y petroleros.
Varios analistas coinciden en que el verdadero problema para la economía colombiana llegará a partir del próximo año. En 2021, la caja del Gobierno se va a ver afectada por la reforma tributaria aprobada en 2019, que contempló un debilitamiento de los ingresos fiscales por la bajada de los impuestos corporativos, faltante que se ahondará por el bajón en los ingresos petroleros, que es resultado de la guerra de producción entre Rusia y Arabia Saudita, un asunto desagradable que tiene el precio del petróleo por debajo de los US$30 por barril. Este era el límite para la rentabilidad de Ecopetrol, y es 50 % por debajo de los supuestos del Gobierno en su plan financiero (que tomaban en cuenta un barril a mínimo US$60,5).
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El año pasado, el Gobierno recibió $11 billones de dividendos de Ecopetrol (pues el Estado es el accionista mayoritario en la compañía) y en 2020 seguramente va a recibir un poco más de $7 billones, que son las utilidades del año pasado. Para 2021, con los actuales precios del petróleo, es muy probable que los ingresos sean cercanos a cero.
La petrolera colombiana anunció un plan de choque, que contempla una reducción de $2 billones en costos y gastos para fortalecer su competitividad. Además, efectuará un recorte de US$1.200 millones en el plan de inversiones para 2020 ubicándose en un nuevo rango entre US$3.300 – US$4.300 millones.
También consideró un nuevo esquema de pago de los dividendos: un primer pago del 100 % del dividendo a accionistas minoritarios y 14 % del dividendo al accionista mayoritario, a realizarse el 23 de abril de 2020, y el pago del restante 86 % del dividendo para el accionista mayoritario, en el segundo semestre de 2020.
Dificultades al nivel superior
El próximo será un año para preocuparnos, dicen los analistas. Para 2020 la situación fiscal del Gobierno se mantiene a flote, pero en un año la situación puede dar un giro de 180 grados, si se mantiene por un período largo la guerra del petróleo y se acentúa la pandemia del COVID-19. “Esos dos eventos están causando la tormenta perfecta”, señala el economista Michel Janna, presidente del Autorregulador del Mercado de Valores (AMV).
La acelerada pandemia del coronavirus empujará las principales economías de América Latina a la recesión, ya que la desaceleración del comercio, el desplome del turismo y los protocolos de confinamiento debilitan la actividad, dice la agencia Bloomberg. “Esto es un reto para el mundo. Aquí ningún país puede sentirse vencedor”, anotó el presidente Iván Duque en estos días.
Para Mauricio Santamaría, presidente de la ANIF, el coronavirus y la guerra del petróleo “nos están dando duro. Sobre todo están poniendo de presente temas como la vulnerabilidad externa y la fiscal, que no nos ayudan a sobrellevar estos choques”.
Para todos los analistas consultados, la economía se va a resentir con todo lo sucedido en este año: precios del petróleo y efectos del coronavirus, pero sumados a un dólar alocado y gran volatilidad, que supera los $4.000, cifra que no tenía en sus cuentas ni el más arriesgado de los analistas. El Gobierno tenía presupuestado un dólar a $3.320 en el plan financiero.
“Debemos irnos acostumbrando a vivir con un dólar caro, que estará en la plataforma de los $4.000, más que en la de $3.000, a la cual es improbable que retornemos”, advierte el exministro Juan Camilo Restrepo. “Hizo bien el Banco de la República en descartar de entrada que intervendría el mercado cambiario vendiendo reservas, en el vano intento de no dejar subir la tasa de cambio. Quemar reservas del país con ese ilusorio propósito hubiera sido un disparate”, subraya el exministro.
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“Colombia tendrá que empezar por rehacer con premura sus cuentas fiscales para 2020 y 2021, que las ha desbaratado el coronavirus”, dice el exministro Restrepo. “Solo para tener un orden de magnitud del problema fiscal que se nos avecina, vale la pena recordar esta sencilla cuenta: supongamos que la situación actual en la que el precio internacional del petróleo anda por niveles de US$30 en vez de los US$60 (por barril), que era el precio de referencia en las cuentas fiscales, dura un año. Ese factor le representará al presupuesto nacional menores ingresos (menos regalías, utilidades transferibles de Ecopetrol, impuestos de la industria petrolera) del orden de $12 billones”.
Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, destacó que las cifras económicas del primer trimestre de este año son buenas, es decir, “el país arrancó muy bien el año”. Pero el segundo trimestre de 2020 va a ser muy regular. Los siguientes trimestres están llenos de incertidumbre, admitió Carrasquilla. Asimismo, para el ministro es importante mantener “la economía funcionando hasta donde sea posible”.
Exportaciones marchitas
Sin duda, uno de los sectores llamados a sacar la cara en estos momentos de crisis debería ser el exportador, contando con que la economía mundial poco a poco retome su ritmo, para aprovechar la devaluación. Sin embargo, la mentada diversificación exportadora sigue siendo un sueño.
El panorama en este frente se oscurece más. Las exportaciones se van a mantener en terreno negativo con pretensión de quedarse ahí por un tiempo. Los mercados globales se harán más impenetrables por los efectos del coronavirus. Muchos productos se encuentran atrapados en los diferentes puertos, especialmente en China, en donde comenzó la epidemia.
Entonces toca mirar hacia dentro. El plan de choque anunciado por el Gobierno, de $14,8 billones, puede ayudar a dinamizar el consumo interno. Igual se espera que den buenos frutos las decisiones del Banco de la República de inyectarle liquidez a la economía para que los canales de distribución del crédito no se atasquen.
Buscando evitar que las principales variables de la economía se deterioren en profundidad, en los siguientes tres trimestre de 2020 el ministro de Hacienda ha dicho que “para atender las dificultades de bache de este segundo trimestre, que va a ser muy difícil, es que hemos dispuesto líneas líquidas por $14,8 billones, sin presionar la situación fiscal del país”.
El panorama es incierto y lo único cierto es que las proyecciones de escenarios fiscales y de ingresos tributarios elaboradas por el Gobierno fueron hechas trizas por el coronavirus.