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Colombia ya tiene un nuevo régimen de zonas francas, pues tras la entrada en vigencia del decreto 2147 de 2016 se mantiene el beneficio del impuesto de renta corporativo del 20 %, sin sobretasa y con alivios parafiscales. Además incorpora cambios llamativos, como las zonas francas costa afuera (exclusivas para el sector hidrocarburos), y aumenta de 5 a 15 % el espacio para las actividades de almacenamiento y logística. Sin embargo, aunque la Asociación Nacional de Empresarios (Andi) estime que el cambio de legislación aumentará en 20 % la inversión en estos territorios, existe una percepción de que estos instrumentos son sólo para grandes operaciones, como la planta de Coca-Cola en Tocancipá. ¿Una pequeña empresa puede acceder a estos beneficios? (Lea La inversión en zonas francas crecería 20%: Andi)
La ministra de Comercio, María Claudia Lacouture, afirma que “es viable que una pequeña y mediana empresa pueda acceder a una zona franca, instalándose en las permanentes ya declaradas. Estos instrumentos son un importante elemento de la economía que ha permitido la generación de 163.000 puestos de trabajo formales, y desde allí generar exportaciones que, a noviembre del año pasado, representaron US$2.551 millones. En el nuevo régimen franco se simplificó la normatividad y el acceso a las zonas francas, al agilizar el proceso y dejar en un solo cuerpo normativo las condiciones para la declaratoria de zona franca y las operaciones de comercio exterior”.
Por su parte, Édgar Martínez, director de la Cámara de Zonas Francas de la Andi, señala que “la legislación actual es incluyente entre todos los tipos de empresas, pues no existe rivalidad entre las pequeñas y las grandes. De hecho, lo que notamos es que cuando ingresa una operación grande, existen incentivos económicos y logísticos para traer consigo a sus proveedores. Mientras cumpla con los requisitos puede entrar a la zona franca”.
El decreto 2147 de 2016 establece requisitos mínimos en materia de inversión y generación de empleo que permiten el acceso de empresas pequeñas. Entre los requisitos están tener activos fijos reales productivos inferiores a 500 salarios mínimos legales vigentes (smlv, $368 millones) y no tener compromisos de inversión, pero generar siete empleos directos. Para las compañías medianas se exige tener activos fijos reales productivos entre 501 y 5.000 smlv ($368 millones a $3.680 millones), además de tener el compromiso de invertir 1.000 smlv ($737 millones) y crear 20 empleos directos.
Sin embargo, Rosmery Quintero, presidenta nacional de la Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), indica que “para las pequeñas empresas es difícil entrar por sí mismas a una zona franca. No obstante, hay una oportunidad muy interesante para las aglomeraciones, es decir, si varios de estos pequeños negocios se unen y conforman un clúster, podrán acceder a estos beneficios y tener buenos resultados. Ya existen ejemplos: en Cúcuta, un grupo de artesanos que trabajan con arcilla se unieron y conformaron una zona franca con el fin de dar solución al problema ambiental de su actividad. También vemos que el sector salud está muy activo en este tema. De hecho, ya hay una clínica en Barranquilla (Porto Azul) que se construyó mediante asociación y goza de los beneficios fiscales de una zona franca”.
De esta manera, la Andi y Acopi invitan a las pequeñas empresas a acceder a estos beneficios, ya sea de manera individual o por medio de aglomeraciones con otros negocios del mismo tipo. Un mecanismo de asociación en el que estos gremios ven gran potencial en sectores como el agropecuario, puertos, construcción y salud. Por eso invitan a hacer parte de los 12 millones de metros cuadrados disponibles y, además, de invertir en parte de los $20 billones que esperan recibir las zonas francas en los próximos 10 años.