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El proyecto de la Ley de Financiamiento es uno de los puntos más importantes de discusión del Gobierno, pues con ella busca equilibrar las finanzas en 2025. Esto luego de que se cayera el Presupuesto General de la Nación en el Congreso.
Para ajustar caja en 2025, el Gobierno presentó el Presupuesto con recursos garantizados por $511 billones y, vía la Ley de Financiamiento, busca sumar $12 billones más para llegar a los $523 billones.
Para avanzar en el debate en el Congreso, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, le presentó a la Comisión cuarta del Senado de la República dicho proyecto de ley, aunque de manera informal. La iniciativa todavía no tiene congresistas ponentes para comenzar su votación.
¿Cómo es la Ley de Financiamiento?
Este proyecto de ley se compone de 37 artículos y contempla tres componentes clave, de acuerdo con Bonilla:
- Contribuir a la reactivación económica mediante incentivos tributarios.
- Organizar los impuestos complementarios para que ayuden a financiar la adaptación al cambio climático.
- Instrumentos de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) para hacer más eficiente la fiscalización
¿Quiénes pagarán más y menos?
El ministro de Hacienda reconoce que el proyecto busca financiar el Presupuesto de 2025, una parte mediante nuevos tributos y la otra al traer la regla fiscal del 2026 para 2025. Así reunirá $12 billones.
Pero también “reducirá progresivamente la tasa de renta corporativa porque estamos en desacuerdo en dejarla fija y alta. Queremos bajar del 35 % a un promedio del 27,3 % con una tasa diferenciada entre pequeñas, medianas y grandes, con el objetivo de llegar a 2023 con la mayor reducción”, destacó Bonilla.
Como la disminución es gradual, desde el ministerio esperan que eso les permita a las empresas realizar su planificación tributaria y de inversiones.
Otros estímulos tributarios son para fortalecer la generación de energías renovables, el turismo (para inversiones en construcción de hoteles, reducción del IVA al sector hotelero en los municipios con menos habitantes, entre otros), mejoramiento de vivienda y renovación del parque automotor (con la exención del IVA).
Del otro lado están los recursos adicionales de carácter tributario, que van a salir de “algunos resquicios de la estructura tributaria del país para que trabajen de la mano con lo que ya existe”, reconoce Bonilla.
Un ejemplo que puso el ministro fue el de los juegos de azar que, según él, pagan impuestos los puntos físicos, pero no las plataformas virtuales. Por lo que, de ese modo, se busca nivelar el recaudo. La estimación apunta a que dicho impuesto puede recaudar $2 billones.
En el sector extractivo también se buscan mayores recaudos en dos vías: aumentar el impuesto al carbono (para la gasolina), subir los umbrales al impuesto al patrimonio manteniendo exenta la vivienda principal e identificar los activos de personas naturales que estén a nombre de organizaciones cuando no tienen nada qué ver con el negocio.
Finalmente, anticipar la vigencia de la regla fiscal de 2026 para 2025. “Con esto obtenemos un espacio fiscal del 0,03 % que nos facilita el manejo de la deuda que hoy tenemos en niveles muy altos y anticipar los riegos del próximo año”, destaca el jefe de la cartera.
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