¿Llegó la hora de “quitarle las cadenas” al precio de la gasolina en Colombia?

Insostenible. Así se ha calificado al déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) que, para finales de 2023, dejará un “hueco” de $20 billones en las finanzas públicas. “Ya se comió la reforma tributaria de 2022”, advirtió Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda.

Insostenible. Así se ha calificado al déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) que, para finales de 2023, dejará un “hueco” de $20 billones en las finanzas públicas. “Ya se comió la reforma tributaria de 2022”, advirtió Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda.

En palabras de Bonilla, se estima que el hueco del FEPC podría cerrarse en 2025. Para ese momento, habrá $100 billones de déficit acumulado. Con esa proyección vale la pena preguntarse: ¿lo único que podemos esperar son alzas en los precios de los combustibles para reducir ese costo fiscal? Desde octubre de 2022, los incrementos suman más de $8.000 al precio promedio por galón, que hoy supera los $14.000 y se espera llevarlo, mínimo, hasta los $16.000. El precio del diésel (o ACPM), por su parte, empezaría a subir desde febrero de 2024, como lo ha señalado el ministro de Hacienda (aunque anteriormente se señaló que ese aumento empezaría a finales de 2023).

O, por el contrario, ¿hay cabida para una revisión de la política de fijación de precios de los combustibles en Colombia, especialmente en el caso de la gasolina?

Precisamente, una propuesta del Centro Regional de Estudios de Energía (CREE) al Gobierno de Gustavo Petro revivió el debate sobre la fórmula que utiliza el Ministerio de Minas y Energía para el cálculo del precio de la gasolina. El CREE sugiere liberar este costo, es decir, que las estaciones de servicio tengan la libertad para fijar una tarifa diaria. ¿Qué impactos tendría esta idea? Le contamos.

¿Un momento conveniente para liberar precios?

En el mundo, los países calculan el precio de sus combustibles, por lo general, siguiendo estos tres caminos: algunos usan un régimen de precio libre (refinadores, distribuidores, minoristas, mayoristas y el resto de actores de la cadena determinan tarifas de acuerdo a sus costos), otros un régimen de precio fijo (determinado por el Gobierno) y unos más un régimen mixto, como Colombia, en donde se emplea un esquema de “libertad regulada”.

Este esquema permite que en las 25 ciudades principales se tenga un precio de referencia que puede variar (por algunos pesos) entre una estación de servicio y otra por cuestiones de libre competencia; mientras que en las ciudades más pequeñas y municipios el precio sí esté determinados por temas de transporte, costos y poca competencia.

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Como lo explica Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, “el precio de la gasolina (en Colombia) tiene varios componentes, la mayoría definidos en la regulación. Lo que hace variar de forma sustancial el precio de venta al público, más allá de la competencia en el precio de venta al público por parte de las estaciones de gasolina, es el ingreso al productor. El ingreso al productor, en principio, debe reflejar el precio de paridad de exportación, es decir, el ingreso que recibiría el productor vendiendo afuera y no en Colombia. Por eso, cuando sube el precio internacional del petróleo, debería subir a la par el ingreso al productor, que es uno de los componentes del precio de venta al público de la gasolina”.

La meta de las alzas mensuales a la gasolina, que han oscilado entre los $400 y $600, tienen como meta marchitar los subsidios a este combustible, algo que ha sido bien visto por diferentes expertos y centros de pensamiento. Pero puede que estos esfuerzos necesiten una estrategia más estructural para el cierre del déficit del FEPC.

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Para Tomás González, exministro de Minas y director del CREE, “el sistema actual beneficia a los más ricos y no es óptimo para los más pobres”. Este centro de estudios analizó la política de precios de combustibles en Colombia y concluyó que esta ha tenido unos costos fiscales muy grandes. La raíz bien conocida del problema es que, por años, se vendió la gasolina a un precio más barato que el precio internacional, y la diferencia entre ambos precios fue cargada por mucho tiempo al FEPC.

Las cuentas del centro de estudios indican que, por cada billón que se subsidia a la gasolina y al diésel, los hogares reciben $147.000 millones y el 50 % de este monto beneficia únicamente al 10 % de colombianos con mayores ingresos.

“Así de grande es ese subsidio. También es un subsidio que ha sido altamente regresivo porque casi la mitad o un poco menos de la mitad se lo lleva el 10 % más rico de la población. Tenemos que salirnos de ahí y estamos en una coyuntura que es muy especial para lograrlo”, señaló González en la pasada Cumbre de Petróleo, Gas y Energía.

La coyuntura a la que se refiere el exministro de Minas es que, tras los aumentos que el Gobierno viene decretando desde octubre de 2022, finalmente el precio de la gasolina en Colombia alcanzó niveles cercanos a los valores internacionales. En esto coincide Julio César Vera, CEO de la Fundación XUA Energy.

“Con el ajuste que hicimos para este mes de noviembre, el precio (doméstico) está por encima del internacional, y el Gobierno anunció otro par de ajustes (diciembre y enero) que serían más un ahorro, un espacio por si el precio internacional llegase a subir. Es un excelente momento en la coyuntura actual para hacer esa liberación y que los precios floten con el mercado”, precisa Vera.

Tras haber alcanzado la paridad internacional, ¿qué viene ahora? Para el director del CREE, es hora de que el precio de la gasolina fluctúe con el mercado y que sea la libre competencia el que determine la tarifa. Eso sí, compensando a los grupos más vulnerables, que se vean especialmente afectados. Esto es lo que significa la liberación de precios de la gasolina.

“Con esa diferencia cerrada tenemos que aprovechar para transitar a una liberación de precios de la gasolina, que lo que se le paga a Ecopetrol sea lo mismo que paga el consumidor y nos deshagamos de un subsidio que es regresivo, que nos sale muy caro y que no ayuda a los más pobres”, expuso González a mediados de octubre.

Precio de la gasolina: ¿diario y libre?

La propuesta del CREE, por tanto, es que Colombia pase a un régimen libre donde las estaciones de servicio fijen los precios de la gasolina a conveniencia y de forma diaria, no mensual como se hace actualmente. Dentro de los matices de esta propuesta, los impuestos se mantendrían y se compensaría a los más vulnerables. ¿Qué efectos tendría esto?

Lo primero que hay que recalcar es que, en un esquema de libertad vigilada como el actual, las estaciones de servicio pueden cobrar precios diferenciales para atraer clientes, ofreciendo una tarifa al público inferior a otras bombas cercanas. De ahí que no es raro encontrar estaciones de servicio con carteles que indican “el mejor precio del sector”, por ejemplo.

Sin embargo, hablar de liberación de precios no solo incluye a los últimos eslabones de la cadena, sino también a los renglones aguas arriba: “Hoy el precio en las 25 ciudades principales del país está libre y fluctúa con el mercado. Pero hablar de liberación también es permitir que la remuneración al productor y, en un paso siguiente, la remuneración al mayorista, que hoy son precios regulados, también fluctúen con el mercado”, precisa Julio Cesar Vera.

“Si se libera el precio solo para las estaciones de servicio, solo es un 8 % del costo total del combustible. Lo propio sería liberar el otro 60 %, aproximadamente, que corresponde al margen mayorista y el ingreso al productor. Porque, de resto, los impuestos son fijos (estos pesan un 24 % del costo actual de la gasolina)”, puntualiza el CEO de Xua Energy.

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Ahora bien, ¿sería conveniente que el precio de la gasolina cambie todos los días? El director de Fedesarrollo indica que, de fondo, la discusión es sobre “la relevancia del esquema actual de estabilización de ingreso al productor, que ha sido el causante del enorme déficit acumulado en los últimos dos años”.

Para Mejía, “pareciera mejor migrar hacia un sistema en el que el ingreso al productor esté atado al precio de paridad internacional de forma más inmediata, incluso diariamente, para que los aumentos (y reducciones) sean más graduales y no, como ocurren hoy, cada mes”.

En la misma línea, Amylkar Acosta, exministro de Minas, señala que liberar los precios de la gasolina sería una medida “coherente” del Gobierno. “En el pasado se ha discutido que, cuando el precio internacional del crudo y de los combustibles baja, aquí se mantienen o se aumentan. De acuerdo con Acosta, el país necesita revisar todos aquellos componentes que influyen en la tarifa del combustible, “para ver cuáles se justifican y cuáles no”, en un momento en el que se avanza hacia la transición energética.

“Hay un margen al mayorista y un margen al minorista. Se remunera el transporte del combustible, el almacenamiento y a eso añádale los impuestos. Lo que mucha gente no sabe es que del precio que se paga en la estación de servicio por un galón de gasolina, alrededor del 24 % son impuestos no corresponden propiamente al precio de la gasolina. De manera que, si hay algo que revisar, es esos componentes, a ver cuál de ellos se justifica, si de lo que se trata es que el impacto de la liberación de precio no sea mayor”, precisa Amylkar Acosta.

¿Libre competencia o competencia destructiva?

En este punto, la liberación de los precios de la gasolina pareciera ser un alivio a las finanzas públicas y, en teoría, una forma en que el mercado se regularía a sí mismo a partir de la oferta y la demanda, teniendo cuenta que los conductores preferirán siempre la estación de servicio con las tarifas más bajas. Pero la realidad es que el sector de la distribución de combustible es desigual, y la propuesta podría repercutir en los pequeños distribuidores.

José Alberto Arias, vocero nacional de Fendipetróleo (el gremio de distribuidores de combustibles del país) considera que la propuesta del CREE sería contraproducente. “Liberar completamente los precios en un mercado como el de Colombia, que no es maduro, donde hay grandes grupos económicos, sería generar una competencia mucho más destructiva de la que existe actualmente, eso iría en detrimento de los pequeños propietarios”, advierte.

Según Arias, dentro de la cadena de la distribución de los combustibles hay compañías más grandes (y con mayor músculo financiero) que, en una eventual liberación de precios, estarían en capacidad de sacrificar márgenes de comercialización en sus estaciones de servicio para apoderarse del mercado.

“Uno podría inicialmente decir: sí, liberen los precios y hágase una competencia que, como lo decía Tomás González, sería justa y eso permitiría bajar los precios de la gasolina. Pero en Colombia no hay competencia justa en la distribución minorista, en las estaciones de servicio. Hoy, el 64 % de las estaciones de servicio están en manos de pequeños propietarios, de empresas familiares, que ya deben competir con los grupos económicos fuertes que se benefician de subsidios cruzados. El país no está preparado para una liberación”, enfatizó el vocero de Fendipetróleo.

Además, según explica Arias, un precio diario de la gasolina sería un inconveniente operativo, incluso para el propio MinMinas.

Gobierno no contempla liberar precios

Desde hace dos años, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) viene estudiando los regímenes de precios de los combustibles y ha convocado diferentes audiencias con los agentes de la cadena. De acuerdo con José Alberto Arias, el concepto de la CREG será publicado próximamente y vendría acompañado de una resolución que no modificaría el esquema mixto que hoy se tiene en el país.

“La CREG ya tiene casi lista una resolución para determinar los regímenes de precios y no estipula por ninguna parte la liberación total. Se mantendrán los dos regímenes que se tienen hasta el momento, el de libertad vigilada para ciudades y sus áreas metropolitanas, incluyendo algunos municipios. Vamos a tener 120 municipios con régimen de libertad vigilada. Así mismo, otros municipios continuarán con libertad regulada”, explica el vocero de Fendipetróleo.

A la fecha, el Gobierno estudia un cambio en la fórmula del precio del diésel y ha venido convocando a los gremios de transportadores a diferentes mesas técnicas. La última de ellas fue el pasado miércoles 8 de noviembre. El precio de este energético está congelado desde 2020 y, teniendo en cuenta el déficit del FEPC y que la inflación ya completa siete meses a la baja, el Gobierno ha dicho en varias ocasiones que empezará a elevar su precio desde febrero de 2024.

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