Lo que implica la elección en Estados Unidos para la economía colombiana
El principal socio comercial de Colombia es el país del norte. Con una elección en la que palabras como proteccionismo y aranceles corren libremente, ¿qué se vislumbra en materia económica?
Santiago La Rotta
Estados Unidos es el principal aliado comercial de Colombia, un hecho que no data de hace pocos años, sino que está ampliamente cimentado en 200 años de relaciones bilaterales.
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Estados Unidos es el principal aliado comercial de Colombia, un hecho que no data de hace pocos años, sino que está ampliamente cimentado en 200 años de relaciones bilaterales.
Por eso, cada cambio de poder en ese país es examinado de cerca, a veces con algo de resquemor y precaución, por empresas y gremios colombianos. Nada nuevo, en últimas.
Pero, a la vez, en esta ocasión las presidenciales estadounidenses se juegan una mano casi que extrema entre la actual vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, quien tiene una retórica plena en aranceles y rompimiento de acuerdos comerciales.
En la agenda económica de Trump también se incluyen asuntos como la deportación de miles de inmigrantes ilegales (lo que traería consecuencias externas en términos de flujos de remesas) y la relocalización de fábricas y empresas en suelo estadounidense para intentar darle cuerda atrás al reloj de la globalización.
Que estos puntos terminen plasmados en política pública tal cual han sido descritos durante la campaña es debatible, pues en estos meses de reuniones, entrevistas y debates el expresidente (con una condena encima y varios otros procesos judiciales en curso) ha hablado de hordas migratorias devoradoras de mascotas domésticas.
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Con todo, las propuestas de los candidatos presidenciales y el rumbo que tome la principal economía del mundo tienen todo que ver con Colombia. Pero, a la vez, como opinan varios analistas, la expectativa en general es que el “status quo” prevalezca: “business as usual”, de cierta forma.
¿Cómo se ve la relación comercial de Colombia con EE.UU.?
Tan solo en los últimos 10 años Estados Unidos ha sido el destino primordial de las exportaciones colombianas, con una participación que no ha bajado del 25 % de las ventas internacionales del país, llegando a un pico del 32 % en 2016, con su punto más bajo en 2018 (25,47 %), según el Ministerio de Comercio.
Para hacerse una idea, entre enero y agosto de 2024, el 29 % de las exportaciones del país tuvieron como destino Estados Unidos. El siguiente destino en el escalafón fue Panamá, con 9 %, según datos del DANE.
En importaciones el panorama es similar y, a la vez, diferente: Estados Unidos sigue siendo el principal destino de las compras internacionales de Colombia, con 25,8 % entre enero y agosto de este año. Pero, según el DANE, en la lista le sigue China muy de cerca, con 24 %.
En la última década las compras a EE. UU. han rondado el 25 % de participación de todas las importaciones que hace Colombia anualmente. Según la información del Ministerio de Comercio, el punto más bajo en este aspecto se registró en 2020 (año con el peor impacto de la pandemia), con 24,07 % y el más alto se dio en 2015 (28,65 %).
La relación comercial, claro, excede el ámbito de las compras y las ventas internacionales, y se extiende a terrenos como turismo e inversión, entre otros asuntos, como detalla María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham).
“Cuando miramos el turismo, un 29 % de los turistas que llegan al país vienen de EE. UU. En inversión estamos hablando del 42 % proveniente de ese país. En cooperación son unos US$740 millones. Y cuando vemos remesas, la participación que viene de allí supera el 50 %. Entonces, efectivamente, es una relación que para Colombia es prioritaria, vital”, dijo Lacouture.
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La importancia económica de la elección
Si bien ambos candidatos difieren en sus aproximaciones hacia la política económica, entre los puntos comunes de su agenda figura una posición más fuerte frente al comercio internacional, específicamente en la imposición de aranceles a ciertos renglones.
Harris ha planteado aranceles para sectores estratégicos (algunas de estas medidas ya han sido implementadas por el presidente Joe Biden), bajo un espectro más limitado de aplicación en general, mientras que Trump ha dicho en varias ocasiones que impondría un arancel del 20 % a todos los bienes que sean importados, cifra que ha dicho podría llegar al 60 % para bienes hechos en China (el número uno en manufacturas a nivel global).
Para Andrés Giraldo, director del Departamento de Economía de la U. Javeriana, el papel que ha ido tomando el proteccionismo comercial en la política exterior de EE. UU. es ciertamente preocupante. En esto, argumenta, los dos partidos no son muy diferentes: ambos han optado por políticas proteccionistas que van en contra del consumidor norteamericano porque, al final, los aranceles implican una subida importante de precios, pero también perjudican la competitividad de países que exportan hacia Estados Unidos”.
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Con un Trump que promete una variable de proteccionismo más fuerte y extensa, analistas como César Dávila Basto, docente del programa de negocios internacionales de Uniagustiana, avizoran tarifas impositivas sobre una mayor cantidad de productos extranjeros.
“En el caso de Harris, uno de sus posibles márgenes de maniobra sería revisar los acuerdos comerciales, pero los avances en esta materia no deberían ser muy diferentes a los del gobierno Biden”, afirma Dávila.
Para Giraldo, el candidato que resultaría más cómodo para Colombia es Harris. “El tema es que una persona como Trump implica un ejercicio de desinstitucionalización de un país y eso se permea y preocupa porque puede hacerlo hacia otros países. Y pues América Latina no sería ajena a ese tipo de liderazgo”.
Sin embargo, Lacouture argumenta que, independientemente de quién llegue a la Casa Blanca, es clave tomar la iniciativa en la relación comercial con EE. UU. “Es importante la proactividad que tenga el gobierno nacional en generar propuestas que atraigan la atención en intereses comunes entre los dos países”.
¿En qué sentido o sectores deberían encaminarse estas propuestas? Lacouture habla de oportunidades en renglones como minería, por ejemplo. “La transición energética requiere minerales críticos, como el cobre y el níquel, que Colombia tiene. Se trata de ver cómo podemos fortalecer esos procesos, establecer en dónde están, qué hay. Colombia puede hacer una propuesta interesante en ese sentido. Asimismo, tenemos que aprovechar temas como el “nearshoring” y el “friendshoring”, en complemento con México”.
La posibilidad de producir más cerca del mercado estatounidense, o convertirse en una base para la relocalización de compañías que quieren llegar a ese país, es una de las esperanzas y jugadas que podría impulsar el comercio internacional en Colombia, así como ser un motor de crecimiento. Esto, al menos teóricamente. En la práctica es más complicado.
Pero puede haber una grieta de oportunidad, pues la base preferida para este movimiento, México, podría estar llegando a capacidad en términos políticos, si se quiere. “Hoy se establece que el 85 % de la nueva inversión de “nearshoring” que ha recibido México es de China. Y eso ya genera un lamado de atención por parte del congreso de EE.UU. Esto abre oportunidades importantes para Colombia. Por eso hablamos de que debemos ser un actor principal. Y tenemos todas las oportunidades para serlo”, argumenta Lacouture.
Si bien China no tiene nada que ver en el proceso electoral en Estados Unidos, este país está ampliamente presente en el trasfondo de la elección. Hoy, un punto común entre demócratas y republicanos es intentar mantener la supremacía de su país frente a la creciente influencia de China en prácticamente todo el mundo. “Colombia puede ser vista como uno de los socios incondicionales en el hemisferio”, afirma Dávila.
Giraldo difiere de esta visión al decir que “desafortunadamente, América Latina está por fuera del radar de las elecciones. La mención a la región no va más allá de mencionarla en los temas migratorios. Y es una gran pena porque seguimos siendo el patio trasero. Para Colombia, en particular, es muy negativo que nos ignoren porque Estados Unidos sigue siendo nuestro principal socio comercial”.
Y agrega: “Casi que la actitud de Estados Unidos es enviarnos a los brazos de los chinos. Nos ignoran. No somos un factor importante cuando deberíamos serlo, al menos comercialmente”.
Por su parte, Lacouture argumenta que “el socio comercial que debería estar haciendo esa relocalización y dándole una mayor confianza geopolítica a Estados Unidos debería ser Latinoamérica. Y Colombia ahí entra como el principal aliado. Entonces, definitivamente, depende de nosotros subirle el volumen a la relación, con propuestas, con acciones”.
La dirigente cierra diciendo que, desde Amcham, se han identificado al menos 108 productos (entre manufacturas, agrícolas, servicios, entre otros) con los que Colombia le puede competir a China frente al mercado estadounidense. “Tenemos cómo competir en esos productos, pero tenemos que aumentar en competitividad y en procesos productivos que nos lleven a exportar más”, asegura.
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