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Sobre el acero y el aluminio europeos ahora, tal vez mañana sobre la mantequilla de cacahuete estadounidense, los derechos de aduana son el arma preferida en los conflictos comerciales actuales, después de que se hubiesen reducido en los últimos años.
Los derechos de aduana, también denominados aranceles, son un impuesto aplicado a las mercancías importadas. A su entrada al territorio, cuando pasan las aduanas, se pide al importador pagar una tasa sobre el valor del producto. Pero la tasa final, es el consumidor quien la paga, pues el importador la incluye en el precio de venta.
Estos derechos de aduana confieren una ventaja en materia de precios a los bienes producidos localmente con relación a los bienes similares importados.
Y pueden generar importantes ingresos a los Estados: Francia obtuvo por concepto de derechos y tasas 76.000 millones de euros en 2016, según las aduanas.
El régimen aduanero permanente fija en la ley derechos de aduana sobre los productos. A esto se agregan medidas de defensa que los países toman cuando consideran ser víctimas de prácticas desleales por parte de algunos socios o cuando hay flujo de importaciones.
Desde el fin de la segunda guerra mundial, la tendencia fue a la baja progresiva de los aranceles, y en particular en el marco del GATT (Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras y Comercio), luego la Organización Mundial de Comercio (OMC), subraya Sébastien Jean, director del Centro de estudios Prospectivos y de Informaciones Internacionales (CEPII).
Mientras en 2001 el promedio mundial de los derechos de aduana se elevaba a 7,2% todos los productos incluidos, en 2013 solo fueron de 4,8%.
Algunos países muy proteccionistas "decidieron liberalizarse porque consideran que es el mejor medio para desarrollarse e integrarse en las cadenas de valor mundiales", subraya Sébastien Jean. De esta forma, en India, los aranceles pasaron de 30% en promedio en 2001 a menos de 10% en 2013.
En Estados Unidos, eran de promedio 1,9% en 2013 para todos los productos, con niveles altos en algunos sectores, como los textiles (10,2%), según cifras del CEPII.
En la rama siderúrgica eran de 0,3%, sin tener en cuenta diversos procedimientos antidumping o antisubvenciones.