Los desafíos de la economía verde
La marcha hacia una economía global más verde se dirige a una segunda fase más difícil que tendrá como objetivo reemplazar el carbono como fuente de energía.
La marcha hacia una economía global más verde se dirige a una segunda fase más difícil que tendrá como objetivo reemplazar el carbono como fuente de energía.
El giro hacia una economía sostenible está en camino, ya que Gobiernos e inversionistas coinciden en que lo mejor es financiar proyectos ecológicos y eliminar el carbono, dijo Christiana Figueres, vicepresidenta del Pacto Mundial de Alcaldes para el Clima y la Energía. Aún así, el ritmo es demasiado lento, dijo.
Lea también: ¿Ocasión perdida? G20 se reúne virtualmente en medio de pandemia y crisis económica
“Mi preocupación ya no es sobre la dirección”. Dijo Figueres. “Mi preocupación es la velocidad y la escala, y estamos lejos de la velocidad y la escala que necesitamos”.
Este análisis llega poco antes del comienzo de la cumbre del G20, que tendrá la economía climática como uno de sus ejes de discusión; la reunión se realizará virtualmente.
Líderes europeos se resisten a respaldar un controvertido plan climático impulsado por Arabia Saudita que busca reducir las emisiones mientras captura y reutiliza los gases de efecto invernadero producidos por la quema de hidrocarburos.
El Grupo de los 20 países está discutiendo sobre si decir que “respaldan” la llamada economía circular del carbono (CCE, por sus siglas en inglés), según funcionarios familiarizados con las negociaciones, así como un borrador de la declaración del G20 vista por Bloomberg News. La redacción final podría cambiar antes de que los líderes celebren una reunión virtual este fin de semana, organizada por Arabia Saudita.
Los Gobiernos de la Unión Europea se resisten a usar la palabra “respaldar”. En su lugar, prefieren reconocer la contribución de la captura de carbono a la acción climática, dejando claro que no es suficiente, según un funcionario que pidió no ser identificado.
El enfoque de la CCE ha generado cierto escepticismo. Hacer que un ciclo de producción sea totalmente autosuficiente es prácticamente imposible: siempre se necesitarán nuevos insumos y siempre se generarán algunos desechos. El desarrollo de una economía circular también puede requerir altos costos iniciales.
Otro diplomático europeo dijo que la declaración de los líderes en su forma actual no era ambiciosa, particularmente en términos de clima y comercio, y sería un paso hacia atrás.
El borrador, de nueve páginas, dice que “la CCE es un enfoque voluntario, holístico, integrado, inclusivo, pragmático y complementario para promover el crecimiento económico al tiempo que mejora la administración ambiental a través del manejo de emisiones en todos los sectores, incluida la energía, la industria, la movilidad y la alimentación”.
Los retos en China
Las tensiones entre crecimiento económico y cumplimiento de metas climáticas se observan más claramente en países como China.
Este país necesita dejar de construir nuevas centrales eléctricas de carbón y duplicar las instalaciones eólicas y solares para encaminarse a cumplir su promesa de neutralidad de carbono para 2060, dijeron investigadores climáticos en un nuevo informe.
La flota de carbón de China, que ya tiene más de 1.000 gigavatios de potencia, está subutilizada y ya incluye docenas de plantas redundantes, dijeron en el informe investigadores del Centro de Investigación Ambiental de Draworld y el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés). El país debería apuntar a reducir su flota de carbón a unos 680 gigavatios para 2030, en lugar de los planes de algunos en la industria de expandirla a unos 1.300 gigavatios.
Dado que la energía solar y eólica se están volviendo tanto o más baratas que el carbón, una ola de construcción de este tipo podría generar más de 2 billones de yuanes (US$304.000 millones) en activos varados, dijo Zhang Shuwei, economista jefe de Draworld y autor principal del informe.
“Una mayor expansión de la industria de energía a carbón complicaría en gran medida este desafío, que requeriría una caída abrupta de la generación de energía a partir de 2030”, dijo Zhang.
El informe llega dos meses después de que el presidente Xi Jinping sorprendiera al mundo al anunciar en un discurso ante Naciones Unidas que China será neutral en emisiones de carbono para 2060, aunque Pekín aún no ha presentado pasos detallados sobre cómo llegará allí el mayor contaminante del mundo.
Los investigadores de Draworld y CREA dijeron que para cumplir con el objetivo, China debe prohibir nuevas plantas de carbón de inmediato y también duplicar la capacidad instalada de nueva energía eólica y solar a al menos 100 gigavatios al año.
“No hay margen para construir una nueva infraestructura de combustibles fósiles de larga duración como la energía del carbón, que necesitaría un retiro prematuro para cumplir con la visión de China de lograr emisiones netas cero”, dijeron los investigadores en el informe.
La marcha hacia una economía global más verde se dirige a una segunda fase más difícil que tendrá como objetivo reemplazar el carbono como fuente de energía.
El giro hacia una economía sostenible está en camino, ya que Gobiernos e inversionistas coinciden en que lo mejor es financiar proyectos ecológicos y eliminar el carbono, dijo Christiana Figueres, vicepresidenta del Pacto Mundial de Alcaldes para el Clima y la Energía. Aún así, el ritmo es demasiado lento, dijo.
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“Mi preocupación ya no es sobre la dirección”. Dijo Figueres. “Mi preocupación es la velocidad y la escala, y estamos lejos de la velocidad y la escala que necesitamos”.
Este análisis llega poco antes del comienzo de la cumbre del G20, que tendrá la economía climática como uno de sus ejes de discusión; la reunión se realizará virtualmente.
Líderes europeos se resisten a respaldar un controvertido plan climático impulsado por Arabia Saudita que busca reducir las emisiones mientras captura y reutiliza los gases de efecto invernadero producidos por la quema de hidrocarburos.
El Grupo de los 20 países está discutiendo sobre si decir que “respaldan” la llamada economía circular del carbono (CCE, por sus siglas en inglés), según funcionarios familiarizados con las negociaciones, así como un borrador de la declaración del G20 vista por Bloomberg News. La redacción final podría cambiar antes de que los líderes celebren una reunión virtual este fin de semana, organizada por Arabia Saudita.
Los Gobiernos de la Unión Europea se resisten a usar la palabra “respaldar”. En su lugar, prefieren reconocer la contribución de la captura de carbono a la acción climática, dejando claro que no es suficiente, según un funcionario que pidió no ser identificado.
El enfoque de la CCE ha generado cierto escepticismo. Hacer que un ciclo de producción sea totalmente autosuficiente es prácticamente imposible: siempre se necesitarán nuevos insumos y siempre se generarán algunos desechos. El desarrollo de una economía circular también puede requerir altos costos iniciales.
Otro diplomático europeo dijo que la declaración de los líderes en su forma actual no era ambiciosa, particularmente en términos de clima y comercio, y sería un paso hacia atrás.
El borrador, de nueve páginas, dice que “la CCE es un enfoque voluntario, holístico, integrado, inclusivo, pragmático y complementario para promover el crecimiento económico al tiempo que mejora la administración ambiental a través del manejo de emisiones en todos los sectores, incluida la energía, la industria, la movilidad y la alimentación”.
Los retos en China
Las tensiones entre crecimiento económico y cumplimiento de metas climáticas se observan más claramente en países como China.
Este país necesita dejar de construir nuevas centrales eléctricas de carbón y duplicar las instalaciones eólicas y solares para encaminarse a cumplir su promesa de neutralidad de carbono para 2060, dijeron investigadores climáticos en un nuevo informe.
La flota de carbón de China, que ya tiene más de 1.000 gigavatios de potencia, está subutilizada y ya incluye docenas de plantas redundantes, dijeron en el informe investigadores del Centro de Investigación Ambiental de Draworld y el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés). El país debería apuntar a reducir su flota de carbón a unos 680 gigavatios para 2030, en lugar de los planes de algunos en la industria de expandirla a unos 1.300 gigavatios.
Dado que la energía solar y eólica se están volviendo tanto o más baratas que el carbón, una ola de construcción de este tipo podría generar más de 2 billones de yuanes (US$304.000 millones) en activos varados, dijo Zhang Shuwei, economista jefe de Draworld y autor principal del informe.
“Una mayor expansión de la industria de energía a carbón complicaría en gran medida este desafío, que requeriría una caída abrupta de la generación de energía a partir de 2030”, dijo Zhang.
El informe llega dos meses después de que el presidente Xi Jinping sorprendiera al mundo al anunciar en un discurso ante Naciones Unidas que China será neutral en emisiones de carbono para 2060, aunque Pekín aún no ha presentado pasos detallados sobre cómo llegará allí el mayor contaminante del mundo.
Los investigadores de Draworld y CREA dijeron que para cumplir con el objetivo, China debe prohibir nuevas plantas de carbón de inmediato y también duplicar la capacidad instalada de nueva energía eólica y solar a al menos 100 gigavatios al año.
“No hay margen para construir una nueva infraestructura de combustibles fósiles de larga duración como la energía del carbón, que necesitaría un retiro prematuro para cumplir con la visión de China de lograr emisiones netas cero”, dijeron los investigadores en el informe.