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Parece mentira, pero la guerra entre Israel y Hamás puede afectar el bolsillo de los colombianos de manera directa en el precio de los combustibles. Los colombianos vienen sufriendo un alza mensual en el galón de gasolina, que puede llegar a su fin en dos o tres meses, pero una disparada en la cotización internacional del petróleo Brent mandaría al traste esa programación del Gobierno.
A la tensa situación que vive esa región, que posee grandes yacimientos petroleros, se suma el comportamiento doméstico de la tasa representativa del mercado (dólar), que en los últimos días ha mostrado una tendencia alcista sobrepasando los $4.200 por dólar.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, había advertido que un alza pronunciada del crudo en el mercado mundial cambiaría los planes para poner fin a los incrementos mensuales en el precio del galón de gasolina. La meta es llevarla un poco por encima de los $16.000, objetivo que se cumplirá en enero del próximo año.
“Esta conmoción geopolítica está haciendo que los precios del petróleo suban, ya que el mercado valora también la posibilidad de una escalada que arrastraría a Irán al conflicto”, advirtió Maximilien Macmillan, director de inversiones de la gestora Abrdn, citado por la agencia EFE.
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Por su parte, Bloomberg aclara que, si bien el papel de Israel en el suministro mundial de petróleo es insignificante, en la guerra se podrían involucrar Estados Unidos e Irán. Este último país es un importante actor en la producción de crudo.
La estabilidad del precio del crudo en el ámbito mundial le ayuda a Colombia a cerrar la brecha entre el precio internacional y el doméstico y, por ende, a conseguir la estabilidad en el Fondo de Estabilidad de Precios de los Combustibles (FEPC), vital para la política social del país.
El saldo rojo en el FEPC podría cambiar de color en 2025, pero dependiendo de cómo se hagan los ajustes en el valor del galón del diésel, como lo ha reconocido el Gobierno. Bonilla recordó que el déficit del FEPC en 2021 era de $17 billones, un año después llegó a los $37 billones. Quedan por pagar $8 billones de 2022 y este año podría terminar en $20 billones.
Los cálculos iniciales eran que el faltante podría ser de $17 billones, pero, con la volatilidad presentada en el precio del crudo en el mercado mundial, puede sobrepasar los $20 billones. De esta cifra, $17 billones se atribuyen a los subsidios en el diésel y solo $3 billones a la gasolina, teniendo en cuenta las alzas mensuales decretadas desde octubre de 2022, cuando la gasolina costaba $9.180 en promedio.
Cualquier incremento en el precio del petróleo puede ser una buena o mala noticia para el país. Es una buena noticia en el sentido de que el país sigue exportando cerca de 500.000 barriles de crudo, que significan mayores ingresos para Ecopetrol, más impuestos recaudados para la nación, mejores dividendos y un mejor financiamiento, dijo Ricardo Bonilla.
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Pero también sostuvo que la mala noticia viene del precio de los combustibles. La brecha entre el precio internacional de la gasolina y el local vuelve a crecer. “Para cerrar esa brecha tendremos que revisar cuáles son las alzas que tenemos que programar para ajustarlo; por lo tanto, como nos hemos comprometido, primero vamos a cerrar la brecha de la gasolina antes de pensar en diésel”.
Una vez se consiga el objetivo de cerrar esa brecha con el precio de la gasolina, comenzará a negociar con los propietarios de camiones sobre la variación en el galón del diésel, que se mantiene estable sobre los $9.000.
El gobierno del presidente Gustavo Petro ha argumentado que al mantener congelado el precio del galón de diésel le resta fuerza a la presión inflacionaria sobre los alimentos, ya que el transporte de carga de alimentos por vía terrestre hacia los centros de abasto se hace principalmente con camiones movidos por ese combustible.
Ya el ministro Bonilla ha tratado de ambientar lo que se viene con el alza del precio del diésel: “Es una decisión dolorosa e impopular, pero fiscalmente responsable”.
Explicó que el déficit generado por el FEPC cerrará en 2025 en $100 billones. “Son cinco reformas tributarias”, sostuvo. Esos recursos deberían destinarse a estimular la actividad productiva, recalcó el encargado de la política económica en la administración del presidente Petro.
ANIF y otros analistas apoyaron la decisión del Gobierno de incrementar mensualmente los combustibles. “El déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) era insostenible para las finanzas públicas y se requería un esfuerzo políticamente costoso para reducir la deuda”, dijo ANIF.“El Gobierno había hecho lo correcto y el Ministerio de Hacienda había planteado, en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), una senda de reducción del déficit que llevaría a una posición neta de cero en 2025. Para cumplir ese objetivo ya se había anunciado también que el acpm comenzaría a subir a principios de 2024”, informa la ANIF. Sin embargo, el Gobierno ha venido aplazando el alza en el costo del galón del diésel y en octubre frenó el incremento en la gasolina.
Bonilla indicó que la contribución de los combustibles a la inflación es de 2,9 %: el 2,8 % es gasolina y el 0,1 % es diésel en la inflación de los hogares.
Según los cálculos de Julio César Vera, exdirector de hidrocarburos del Ministerio de Minas y Energía y ahora presidente de la Fundación XUA Energy, “un aumento del 10 % en el precio del ingreso al productor de la gasolina tiene un efecto en la inflación del 0,6 % aproximadamente, lo que quiere decir que para el próximo mes un ajuste del 4,5 % en el precio, como el que se daría con $600 por galón, tendría un efecto del 0,27 % aproximadamente”.
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La tarea que no se quiere hacer
Extrañamente, el Gobierno señaló que no se ha elevado el precio del diésel y que frenó el incremento en la gasolina porque no se ha podido entregar el subsidio por el valor de la gasolina a los taxistas. “La manera en la que se está planteando ese mecanismo (un subsidio en efectivo) es absolutamente inconveniente”, sostiene la ANIF.
Por su parte, Vera remarca que el diferencial del precio del diésel es de $9.305 por galón, incluyendo el IVA, dado que el precio internacional del diésel viene subiendo, por la escasez en el mercado. “Esto quiere decir que si se hicieran ajustes de $200 por galón, en 46 meses se alcanzaría el precio internacional o en 23 meses si se realizarán cambios de $400”, explicó. La brecha del diésel es cercana a los $8.000, según los cálculos del Gobierno.
Desde ya el ministro les anuncia a los camioneros que “podemos concertar” el cierre de la brecha entre el precio internacional del diésel con el del mercado local, que se alcanzaría entre 18 y 24 meses.
La programación del Ministerio de Hacienda es que la tarea de ajustar el valor del galón de la gasolina con el precio internacional concluya en enero del próximo año y en febrero de 2024 se inicie el desmonte del subsidio del diésel. Aplazar de nuevo esa decisión le cuesta demasiado al Estado, reconoció Bonilla.
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