Un matrimonio entre fríjoles y café para la renovación de cafetales en Colombia
Tres variedades de fríjol, con alto contenido de hierro y zinc, se presentan como alternativa de ingreso para los caficultores. Álvaro Gaitán, director científico del Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), explica cómo nació la iniciativa, en qué consiste y sus beneficios.
Uno de los retos que tienen los caficultores es el de la renovación de sus cafetales, teniendo en cuenta que no deben superar los seis años para que no pierda su productividad. Sin embargo, esto implica un esfuerzo económico para los productores, pues deben cambiar una planta que da fruto por otra que se demora entre año y medio y dos años en hacerlo.
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Uno de los retos que tienen los caficultores es el de la renovación de sus cafetales, teniendo en cuenta que no deben superar los seis años para que no pierda su productividad. Sin embargo, esto implica un esfuerzo económico para los productores, pues deben cambiar una planta que da fruto por otra que se demora entre año y medio y dos años en hacerlo.
Para facilitar este proceso y contribuir a la seguridad alimentaria de los cafeteros, el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé) desarrolló tres nuevas variedades de fríjol que contienen alto contenido de hierro y zinc, tolerancia a las plagas y enfermedades y mejor rendimiento en su producción que los fríjoles tradicionales.
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Se espera que los caficultores siembren estas semillas en los terrenos de cultivos de café, de manera intercalada, para que tengan una alternativa productiva mientras crece el cafetal. Sobre esta apuesta, el proceso e impacto, habla Álvaro Gaitán, director científico del Cenicafé de la Federación nacional de Cafeteros (FNC).
¿Para qué crearon estas tres nuevas variedades de fríjol en Cenicafé?
Complementar la alimentación saludable de los caficultores y los compradores de esta variedad es crucial, por el otro lado, es muy importante garantizar un ingreso adicional para las familias mientras hacen su labor de renovación de cafetales. Hemos calculado que los ingresos pueden ser de entre dos y cuatro millones y medio de pesos al precio del fríjol hoy.
¿De dónde nació la iniciativa? ¿Por qué es relevante para los caficultores?
La recomendación normal que tenemos en Colombia para el cultivo del café son cafetales con edades entre 5 y 6 años, para eso hay que hacer renovación. Cuando eso ocurre hay entre 18 meses y dos años en los que la planta se está desarrollando, pero no produce nada de café. El propósito es que en ese momento los caficultores puedan tener ingresos y garantizar su seguridad alimentaria en ese mismo espacio de la finca.
¿Por qué eligieron al fríjol como producto complementario en los cultivos de café?
Miramos cuál alimento podría sembrarse para la alimentación de las familias cafeteras. Los candidatos eran el fríjol y maíz. Trabajamos con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) para evaluar las variedades. Los requisitos eran que se adaptaran a la zona carretera y que fueran materiales biofortificados, con cantidades adicionales de componentes nutricionales como lo son el hierro y el zinc (en los que la población hoy está en déficit).
¿Cómo funciona la siembra de este cultivo paralelo? ¿Cómo es el proceso?
En el cultivo normalmente hay surcos, que son unas líneas de plantas, y entre los surcos hay espacios que llamamos calles. La planta de café empieza a crecer en su lugar, pero esas calles al comienzo están desocupadas y se van llenando a medida que va creciendo la planta. Entonces, en esos primeros 18 o 24 meses hay un tiempo largo en que las calles están desocupadas y eso es lo que queremos aprovechar para sembrar las plantas de fríjol, que se demoran cerca de cuatro meses para las cosechas.
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¿Representa algún beneficio para la planta del café o no la afecta en nada?
En este tipo de cultivo intercalado la recomendación es que cada cultivo se maneje por separado en la fertilización y cuidados. Pero en el fondo sí hay una ventaja muy grande y es que, al tener todos esos espacios cubiertos, el fríjol va a dejar nutrientes (principalmente nitrógeno) que después serán usados por el café. Además, ahorra dinero porque cuando no hay nada en las calles, crece maleza que compite con el café y cuesta sacarla, pero no sucede si ese espacio está ocupado por fríjol.
¿Han considerado cómo puede ser esa comercialización del fríjol?
Solo hay esquemas de comercialización para la compra de café, eso no lo tiene ningún otro cultivo, pero el valor agregado de este fríjol es que está biofortificado, con un plato de fríjol de esos se cumple más del 30 % de la dosis diaria de hierro y zinc que se necesita. Es muy llamativo en los mercados porque los consumidores están atentos a la calidad de lo que consumen.
¿Cuánto tiempo tardó el desarrollo de la semilla y su certificación?
El trabajo grande lo ha hecho el CIAT, en muchos años ha seleccionado el material genético y generado las plantas. Luego de que eso estuviese listo, nos demoramos dos años y medio en tomar las variedades y ponerlas en cafetales de diferentes partes del país para recolectar la información y hacer las pruebas para saber cómo debía ser el manejo del cultivo. También hicimos cataciones del producto para evaluar el sabor, olor y tiempo de cocción. Después certificamos las semillas y Semillas Guerrero se encargó de replicarlas para que los caficultores puedan comprarlas.
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¿Cómo fueron esas cataciones y cómo le fue al producto?
Es un evento interesante porque tuvimos alrededor de 200 personas. Pusimos las variedades de fríjol rojo y una variedad convencional que la gente consume. Las personas comparan las tres y hacen las observaciones. Encontramos que no notaron diferencia y que las variedades producían la misma sensación de satisfacción en el consumir el fríjol, aunque hubo casos en los que dijeron que sabía mejor. Es un tema relativo, pero la aprobación de estas personas de la tranquilidad de que se va a liberar una variedad atractiva para el consumo.
¿Tienen los cálculos estimados de cuánto se puede producir en una hectárea en el año?
Ese espacio no va a ser solamente de fríjol, sino que el café va a estar creciendo, pero los cálculos que hemos hecho indican que se estarán produciendo entre 1,2 y 1,7 toneladas por cada hectárea sembrada.
¿Esta variedad también puede ayudar a otras familias que no sean cafeteras?
En general, los productores de café no solo viven de eso, sino también de otros productos. Entonces muy seguramente podrán usar estas semillas no solo intercaladas con café, sino también en otras áreas.
¿Cómo son las tres variedades de fríjol a las que les apostaron?
Son tres variedades las que estamos liberando, dos de ellas son de fríjol rojo, que es el tradicional de la zona cafetera. Y la tercera es de un fríjol rosado con puntos, que es una innovación que esperamos llame la atención de las personas. Lo que buscamos es que las personas se sientan atraídas a consumirlo y producirlo.
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