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Conversaciones sobre emergencia climática, un duro discurso de la activista climática Greta Thunberg, reuniones para hablar de capitalismo sostenible, presentaciones que hablan de desigualdad, de redistribución de la riqueza.
El Foro Económico Mundial (FEM) pareciera estar dominado por una agenda social con un énfasis en la igualdad, a pesar de estar poblado, mayoritariamente, por hombres blancos y, especialmente, por estadounidenses (la delegación más grande, con 677 participantes).
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Por cierto, de este último país provienen la mayor cantidad de multimillonarios que desde hoy hacen presencia en el idílico pueblito suizo: 33, frente a 19 de India y siete de Rusia; los tres países con mayor cantidad de billonarios en sus delegaciones).
Por su parte, el presidente norteamericano Donald Trump aseguró durante su intervención en el FEM que “tenemos que rechazar a los eternos catastrofistas y sus predicciones de apocalipsis” y acusó a los “herederos de los insensatos adivinos del pasado” de equivocarse en el cambio climático, como ya hicieron, según él, cuando predijeron la superpoblación del planeta o el fin del petróleo.
Poco antes de que arrancara oficialmente la reunión, Oxfam publicó un informe en el que asegura que el 1% más rico del mundo tiene más del doble de la riqueza total conjunta del resto de la humanidad.
El informe Time to Care (hora de preocuparse) también destacó las disparidades económicas basadas en el género, diciendo que las mujeres y las niñas cargaban con una responsabilidad desproporcionada en los trabajos de cuidados y con menos oportunidades económicas. “La desigualdad económica está fuera de control” y 2.153 multimillonarios tenían más riqueza que 4.600 millones de individuos en 2019, señala el documento.
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Estas son algunas cifras alternativas para entender qué sucede esta semana en Davos en donde año tras año, los capitanes de la industria y el libre mercado se reúnen para pasarle revista a un mundo que, desde hace décadas, pero más ahora que nunca, clama un cambio drástico.