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Luces y sombras de la economía colombiana

El presidente de ANIF y el director de Fedesarrollo, desde sus orillas, desnudan la economía colombiana en un año clave, tanto en lo económico como en lo político. Hablan de las reformas inaplazables para la próxima administración nacional y proyectan cuál será el camino de expansión para el PIB colombiano.

Jorge Sáenz
07 de febrero de 2022 - 02:00 a. m.
El PIB creció 13,2 % en el tercer trimestre de 2021, cifra superior a las expectativas del mercado. / Getty Images
El PIB creció 13,2 % en el tercer trimestre de 2021, cifra superior a las expectativas del mercado. / Getty Images
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Los directores de dos de los principales centros de pensamiento económico, ANIF y Fedesarrollo, miden el pulso de la economía colombiana. En una charla virtual con Mauricio Santamaría, presidente de ANIF, y Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, se examinaron los retos que se vienen para el país en materia de crecimiento y cómo afrontar esos desafíos en un escenario de mucha agitación electoral.

¿En cuánto quedará el crecimiento de la economía en 2021?

Mauricio Santamaría (MS): Recordemos que el PIB creció 13,2 % en el tercer trimestre de 2021, cifra muy superior a las expectativas del mercado. Además, los resultados más recientes del indicador de seguimiento a la economía (ISE) muestran que en noviembre el valor agregado de la economía creció 9,6 % (con respecto al mismo mes del año anterior) y 9,9 % en lo corrido del año hasta noviembre. Con estos resultados, esperamos que la economía colombiana logre un crecimiento en un rango de 9,7 % y 10,1 % para todo 2021.

Luis Fernando Mejía (LFM): Nosotros creemos que la economía colombiana se expandirá a un ritmo de 9,5 % en 2021 con un probable escenario en donde la expansión sea un poco más alta que ese 9,5 %. Es una recuperación bastante importante y es un crecimiento que está muy por encima del promedio de América Latina que, de acuerdo con el Fondo Monetario, creció 6,8 % el año anterior.

Descontando el efecto rebote, ¿cuál será la real expansión del PIB en 2021?

MS: Para estimar el crecimiento sin el efecto de base creado por los resultados tan bajos del año anterior, utilizamos como referente prepandemia a 2019. Así, cuando calculamos la variación porcentual del PIB de 2021 frente a 2019, tenemos una imagen más clara del crecimiento. Por ejemplo, si se compara el PIB de los primeros nueve meses (enero-septiembre) de 2021 con el mismo período de 2019, tanto la serie original como la serie ajustada por efecto estacional y calendario muestran que la economía ha crecido un 1,5 %. De otra parte, en caso de cumplirse nuestro pronóstico de crecimiento en 9,9 % para 2021, el crecimiento comparado contra 2019 sería de 2,4 %, con lo cual habremos superado los niveles prepandemia.

LFM: La expansión real se puede medir básicamente descontando el tamaño del PIB de la economía colombiana. Esa producción de bienes y servicios en 2021, frente a lo que teníamos en la prepandemia, es decir en 2019. Y con base en un crecimiento de 9,5 %, esto nos indica que el tamaño de la economía es un 2 % más grande de lo que teníamos en 2019, así que esa podía ser como una medida del crecimiento real que hemos tenido en los últimos dos años. No suena alto: sin embargo, ratifico que está muy por encima de la recuperación vista en América Latina, que en promedio fue de 6,5 %.

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¿Para este año qué se espera en materia de crecimiento?

MS: Con alta probabilidad y, en ausencia de choques negativos profundos y de larga duración, la economía continuará por la senda de recuperación que venimos observando, aunque con un menor ritmo. La velocidad del crecimiento en 2021 estuvo marcada principalmente por un efecto base, producto de la fuerte contracción de 6,8 % en 2020. Ante la ausencia de los efectos estadísticos de base favorable, el crecimiento de la economía colombiana estaría en un rango de 4 % a 4,3 % para 2022. Esperamos que ese crecimiento esté impulsado por la manufactura, el comercio y los servicios sociales.

LFM: Estimamos que la economía se va a expandir a una tasa del 4,6 %, en donde los dos sectores que van a estar liderando este crecimiento van a ser el comercio, con un aporte de 1,1 puntos, y la industria, con 0,7 puntos porcentuales; es decir, 1,8 puntos porcentuales entre el comercio y la industria, que representan un 39 % del crecimiento económico total. Eso indica que este año vamos a tener un crecimiento más balanceado con otros sectores aportando.

¿Por qué el desempleo no bajó con la velocidad que crece la economía en 2021?

MS: Es necesario resaltar que la recuperación de la economía se ha dado a niveles mucho mayores de los esperados. Sin embargo, el empleo, que también se ha venido recuperando, se ve rezagado ante los resultados en materia de valor agregado. Lo anterior se debe principalmente a que desde los primeros meses de 2021 aumentó el número de horas trabajadas por empleado, lo que quiere decir que estamos produciendo lo mismo o más que antes de la emergencia sanitaria, pero con un menor número de trabajadores. Eso no necesariamente significa un aumento en la productividad, sino una concentración de más tiempo trabajado entre los ocupados. Adicional a eso, un aspecto clave que no ha permitido que se recupere del todo la ocupación es el gran aumento en la inactividad durante el 2020 y 2021; hecho muy llamativo en las cifras, especialmente en las mujeres. Casi todos los puestos de trabajo que faltan por recuperar con respecto a 2019 pertenecen a mujeres y eso obedece, en gran parte, a que en la pandemia muchas tuvieron que dejar sus empleos para hacerse cargo del hogar y de sus hijos.

LFM: Siempre que hay una recuperación de la actividad económica, hay una especie de desacoplamiento entre ese nivel de recuperación de la actividad económica, por un lado, y del mercado laboral; eso es normal. Sin embargo, la preocupación en el contexto de este choque pandémico es si alguna de las salidas de empleados menos calificados será más permanente, producto de procesos de optimización tecnológica, mejoras en procesos gerenciales o adopción de tecnologías virtuales, que pueden haber generado que en algunos sectores haya, de manera un poco más permanente, menor demanda de empleo.

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¿Se le fue la mano al Banco de la República elevando en 100 puntos básicos la tasa de interés?

MS: Para nada. Fue una medida correcta que, de hecho, creemos que se hubiera podido tomar antes. En efecto, la economía colombiana se viene enfrentando desde hace bastante tiempo a un exceso de demanda de una magnitud significativa debido al crecimiento del consumo de los hogares y a la fuerte dinámica de gasto público, que se ha traducido en un incremento del déficit fiscal hasta alcanzar cifras nunca vistas. Como resultado de ese exceso de demanda se ha incrementado la inflación y se ha ampliado el déficit externo, hecho que ha presionado la tasa de cambio a niveles cercanos e incluso superiores a los $4.000, lo cual nuevamente genera más presiones inflacionarias.

LFM: No. Creemos que el aumento del Banco de la República fue razonable, especialmente dada la sorpresa inflacionaria en 2021: una inflación que estuvo en 5,62 %, por encima de la inflación que esperaba el mercado de 5,3 %. Además, la inflación seguirá con esa tendencia al alza en los primeros meses del año, en parte por la indexación de muchos bienes y servicios a la inflación del año anterior y también por los efectos del salario mínimo, que fue del 10,07 %, que estuvo muy por encima del año anterior. Eso va a generar presiones al alza de los precios de bienes y servicios en estos meses del año que deberían reducirse durante la segunda mitad del año, pero no hay que olvidar que, aunque esta subida de tasa de interés del Banco pasó del 3 % al 4 %, la tasa de interés real continúa siendo negativa en -1,62 %. Luego todavía la postura de la política monetaria sigue siendo expansiva y eso indica que hacia adelante hay espacio para continuar aumentando las tasas de interés del Banco.

¿Qué tanto aguanta la economía colombiana un dólar bordeando los $4.000?

MS: Pues la economía, en el margen, aguanta un dólar muy alto. El problema real es que entre más sube, más nos empobrecemos todos los colombianos, al mismo tiempo que se alimenta la inflación, se encarece la deuda y se deteriora la distribución del ingreso. La alta volatilidad y la devaluación del peso corresponden al fuerte desbalance de las cuentas externas. Incluso el precio del dólar ha llegado a superar los $4.000 en un momento en el que el del barril de petróleo se encuentra en valores muy altos. La relación inversa que tenían estas dos variables se perdió, justamente debido a la presencia de un fuerte desbalance en las cuentas externas del país y la pérdida de confianza en la sostenibilidad fiscal de Colombia, además de un fortalecimiento global del dólar que surge de la búsqueda de activos seguros que ha acompañado a la pandemia.

LFM: El precio del dólar responde a factores internos como externos. Que estemos alrededor de los $4.000 por dólar, por supuesto, está reflejando, primero, las noticias de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, que les pone presión a las monedas locales, las desvaloriza, porque implica menores flujos de capitales que están ingresando a las economías emergentes. También en este precio del dólar está incorporado el riesgo fiscal que se ha materializado desde mediados del año pasado: incluso a pesar de la aprobación de la reforma tributaria, la deuda pública en Colombia sigue siendo alta. Ya sabemos que el Gobierno entrante tiene que tomar medidas adicionales en materia fiscal y de gasto para lograr la consolidación fiscal. Y esa percepción de riesgo se refleja, tanto en la prima de riesgo que paga el país, como en el precio del dólar, así que en el corto plazo el dólar podrá continuar alrededor de esos $4.000. Incluso podría subir más alrededor de las elecciones por el tema de la incertidumbre, pero en la medida en que empiece a generarse esa consolidación fiscal y disminuya la incertidumbre electoral deberíamos ver, en la segunda mitad del año, un dólar un poco más barato.

¿Cómo ayuda a la economía el precio del café, la cotización del petróleo y las remesas?

MS: Las alzas en los precios del café, el petróleo y el carbón jugaron un papel fundamental en el crecimiento de las exportaciones en 2021. Lo anterior se deriva de la importancia de esos bienes dentro de la canasta exportadora. En efecto, el crecimiento del precio de cotización de estos tres productos eleva el valor de las exportaciones nacionales, aun cuando no se eleve el volumen exportado. Siendo así, si los precios continúan incrementándose en 2022, observaremos un efecto positivo en las exportaciones del país. Ahora, la llegada de remesas de personas que residen fuera del país tiene un efecto positivo sobre la demanda por parte de los hogares que perciben estos ingresos adicionales, lo que termina por impulsar la dinámica de consumo en el país, tanto de bienes de la canasta básica, como de bienes semidurables y durables, y por ende la dinámica productiva.

LFM: Los precios de los llamados commodities son muy importantes para la economía colombiana. Un alto precio del petróleo o del café ayuda al balance externo, a las cuentas externas. Son fuentes importantes de divisas y eso es fundamental desde el punto de vista macro. De igual manera, la noticia de las remesas fue extraordinaria el año pasado, cuando llegaron a niveles de US$8.600 millones, récord histórico: no habíamos tenido una cifra tan alta en la historia. Tuvimos un crecimiento de 24 % frente a 2020, que había sido un año alto, y eso es fundamental porque es una fuente de financiamiento de las fuentes externas.

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¿Qué reformas estructurales requiere con urgencia el país para seguir creciendo?

MS: En primer lugar y, como hemos mencionado en repetidas ocasiones, la reforma fiscal ya no da más espera. Tenemos un sistema tributario de bajo recaudo, que no es progresivo y con una base de contribuyentes pequeña sobre la que recae una carga impositiva muy alta y una complejidad que da pie a la evasión y elusión. En ese sentido, necesitamos llegar a un acuerdo fiscal en el que no solo se atiendan las emergencias coyunturales y de corto plazo, como ha sido costumbre en el historial de reformas tributarias en el país. Lo digo con esta claridad: sin una reforma de esas características no superaremos las barreras para un crecimiento del producto y del empleo alto y sostenido. La segunda reforma estructural en la agenda de Colombia debe ser la pensional. El gasto para el pago de pensiones del régimen de prima media es, junto con el de educación, salud y defensa, uno de los más altos del Presupuesto General de la Nación. Pese a la cantidad de recursos que requiere el sistema, $64 billones para 2021, tan solo el 22 % de la población en edad de jubilarse cuenta con una pensión. Adicionalmente y, tal vez lo más preocupante, es la alta inequidad que genera el sistema, pues en su gran mayoría solo las personas que pertenecen a los niveles de ingresos medios y altos de la población logran pensionarse. Es inaplazable construir un sistema integral de protección a la vejez que aumente la cobertura, incluya a quienes históricamente han estado excluidos, y sea equitativo y sostenible financieramente.

La siguiente reforma se debe dar en el sector externo. Hoy, las exportaciones representan aproximadamente el 14 % del PIB, mientras que en países de la región con nivel de desarrollo similar, como por ejemplo México, este sector representa 40,2 % de la economía o en Chile el 32 %. Finalmente, es imperativo reestructurar profundamente el mercado laboral colombiano, que enfrenta problemas estructurales que deben ser corregidos en el corto plazo.

LFM: Desde Fedesarrollo hemos venido poniendo sobre la mesa la importancia de reformas en varios frentes, no solamente la tributaria, que pueda generar ese elemento adicional para poder consolidar las cuentas fiscales, sino también la relacionada con el mercado laboral: una reforma a un mercado que no funciona bien, tiene unas leyes de hace décadas que no han logrado generar tasas de desempleo de un dígito y nos tienen con tasas de informalidad laboral en 63 %. Y, por supuesto, la reforma a la protección de la vejez, en donde todavía tenemos una gran cantidad de adultos mayores, cerca del 75 %, sin acceso a una pensión. El país debe tomarse en serio estas reformas que permitan mejorar la dinámica del empleo, de la informalidad laboral, mejorar la protección a la vejez y, por supuesto, dinamizar el crecimiento económico.

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¿Cuál es la propuesta más descabellada que ha escuchado de un precandidato presidencial?

MS: Sin duda, la más descabellada que he oído, que raya en el chiste, es que para bajar los precios de los alimentos se deben subir los aranceles de importación a esos productos. No sé si esto se dice en chiste o es desconocimiento de cómo funciona la economía. Si le subimos los impuestos a la comida lo que va a pasar, sin duda, es un incremento de los precios de los alimentos, lo que agravaría aún más el problema inflacionario, aumentaría la devaluación del peso, lo que alimentaría aún más la inflación. Y decir que lo que evitaría esto sería un aumento de la producción nacional producto de los mayores aranceles no es más que carreta barata. Creo que hay otras tres propuestas bastante descabelladas. La primera fue en medio de la etapa más compleja del manejo de la pandemia, un candidato dijo que imprimiéramos más billetes y así le poníamos plata en los bolsillos a la gente y resolvíamos el problema de circulación y consumo. Eso es ridículo, la riqueza de una economía no depende de la cantidad de billetes que circulan, sino de su capacidad de producción. En otras palabras, imprimir billetes no equivale a imprimir riqueza. La segunda es eliminar la producción de hidrocarburos, incluso en un período de transición de cinco a diez años. Eso no solo es imposible, sino irresponsable.

La tercera no es una propuesta sino más bien una omisión y la dicen muchos candidatos. Insistir en que el problema fiscal que tenemos se resuelve solo con combatir la corrupción, es simplemente irreal. El gobierno entrante se debe comprometer con un acuerdo fiscal estructural que resuelva los vacíos con los que el sistema impositivo ha cargado durante años. La lucha contra la corrupción es un deber de todos y ella es un mal profundo, dañino y arraigado en Colombia y sus regiones.

LFM: Hemos escuchado muchas propuestas descabelladas. Hago un llamado a que los candidatos presidenciales empiecen a hablar de los temas más fundamentales desde el punto de vista económico, no solamente la generación de empleo sino la protección social y cómo van a atacar los temas de corrupción.

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horacio(76762)07 de febrero de 2022 - 02:46 p. m.
Ojalá lean y entiendan los candidatos los candidatos lo que se dice en el reportaje.
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