Acelerar o mantener el ritmo: ¿cómo seguirá el camino de las tasas de interés?
La reducción de 50 puntos básicos hecha por el Banco de la República estuvo en línea con las expectativas de los analistas. La pregunta ahora es si hay espacio para acelerar en el ritmo de la bajada.
Sin sorpresas, el Banco de la República anunció este viernes que redujo nuevamente sus tasas de interés. Esta es la quinta ocasión consecutiva en la que la junta directiva del Banco Central toma esta determinación desde que empezó su ajuste de política monetaria como respuesta al coletazo inflacionario pospandemia.
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Sin sorpresas, el Banco de la República anunció este viernes que redujo nuevamente sus tasas de interés. Esta es la quinta ocasión consecutiva en la que la junta directiva del Banco Central toma esta determinación desde que empezó su ajuste de política monetaria como respuesta al coletazo inflacionario pospandemia.
Con la decisión de este viernes, las tasas del Banco se ubican en 11,25 %, lo que se traduce en una reducción de 50 puntos básicos, que responde a la expectativa de la mayoría de analistas consultados en la propia encuesta de la entidad, así como en las proyecciones de centros de pensamiento como el grupo de investigaciones económicas de Corficolombiana.
Si todo salió como se anticipaba, ¿cuál es la noticia de fondo? Bueno, justamente eso: el ritmo de bajada en las tasas se mantiene por el momento, aunque algunas señales podrían llevar hacia una posible aceleración en el futuro.
El camino de las tasas
De los cinco recortes consecutivos que ha tomado el Banco, los dos primeros fueron de 25 puntos básicos, mientras que los tres siguientes se elevaron a 50. La discusión de fondo no es tanto si la entidad seguirá bajando los tipos de interés, sino si acelerará en el descenso.
Así lo reconoció Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, durante la rueda de prensa posterior al anuncio de la decisión tomada el viernes, a la que se llegó por mayoría, con dos miembros de la junta votando por un recorte de 75 puntos básicos (hay que tener en cuenta que en esta ocasión un miembro de la junta no estuvo presente por “razones justificadas”).
El quiebre de la votación es similar al que se registró en la pasada reunión (abril), cuando cinco miembros votaron por la baja de 50 puntos básicos, mientras uno lo hizo por 75 y otro más por 100. Esta misma configuración en las opiniones se dio en la junta de marzo, por cierto.
La división en el voto de las últimas reuniones ejemplifica un poco la tensión que hay alrededor de las tasas: todos están de acuerdo en que hay espacio (y casi que obligación) para seguirlas bajando, pero las diferencias orbitan alrededor de la velocidad en el descenso.
Riesgos y cautela
Y en todo este escenario media poderosamente la palabra cautela, que ha sido repetida en diversos escenarios y ocasiones por Leonardo Villar, gerente del Emisor, y que volvió a emerger este viernes en un par de respuestas durante la rueda de prensa.
De fondo, Villar continúa afirmando que hay “confianza en que el proceso de inflación está avanzando en la dirección hacia la meta (3 %, que se alcanzaría en 2025)”, dijo el gerente este viernes. Y añadió: “La tasa de inflación ha venido bajando sistemáticamente, pero la inflación básica bajó de manera sustancial nuevamente, aunque eso se compensó por un aumento que, esperamos sea temporal, en el precio de los alimentos”.
Vale recordar que para mayo el DANE informó que la inflación tuvo un comportamiento anual del 7,16 %.
Según Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, aunque “algunas personas votaron por bajar más rápido las tasas de interés (…), el Banco de la República lo que aduce es que la gradualidad hace que sea mucho más sostenible la bajada de las tasas de interés y pueda ser en la medida que la inflación continúe bajando, podría ser mucho más alta y duradera en el tiempo”.
Sin embargo, en el panorama persisten algunos riesgos, inherentes a la dinámica de precios: que los alimentos no se sigan ajustando a la baja como lo han venido haciendo (más aún en medio del comienzo en forma del fenómeno de La Niña). Asimismo, Villar aseguró que hay que seguir monitoreando otros rubros de la canasta familiar que se resisten a bajar, como los arriendos.
A su vez, Bonilla añadió a la canasta de riesgos el potencial impacto que tendría la eventual subida en los precios del diésel que haría el Gobierno con el fin de cerrar el déficit del Fondo de Precios de Estabilización de los Combustibles.
Vale recordar que la administración del presidente Gustavo Petro ya publicó el decreto que abre el camino para que los grandes consumidores nacionales de este combustible paguen por él en el mismo nivel en el que están los precios internacionales. Esta medida aplicaría para las empresas que consumen más de 20.000 galones mensuales y que están, primordialmente, en sectores como la producción de cemento, la minería, las explotaciones de petróleo y carbón, y el sector de la caña.
El siguiente paso en la reducción del déficit se daría con los transportadores de carga. El ministro Bonilla aseguró que está en proceso de concertación una reunión con gremios de este sector para comenzar a discutir una eventual alza en el precio del combustible.
Bajo los cálculos del Minhacienda, la subida en el diésel puede tener un impacto del 1,4 % en la inflación “que tenemos que distribuir a lo largo del tiempo”, aseguró Bonilla.
Entonces, ¿qué viene para las tasas en Colombia?
Después de los resultados de inflación de mayo (que mostraron una ralentización en la bajada del indicador), se espera que los precios retomen descensos más pronunciados para el segundo semestre del año. Y esto abriría la puerta a que los siguientes recortes del Banco en sus tasas sean más amplios, según opina el grupo de investigaciones económicas de Corficolombiana, por ejemplo.
Bajo el análisis de este grupo, una bajada más acelerada en las tasas también se podría dar en el marco de una economía que, aunque parece estarse recuperando, lo hace lentamente. “A pesar de las sorpresas positivas recientes en el PIB y el ISE, la actividad económica seguirá débil y se ampliará la brecha negativa del producto”, asegura este grupo.
Para Olarte, “estamos esperando que este año la tasa de interés baje a porcentajes de un dígito, incluso por debajo del 9 %, haciendo que la economía continúe recuperándose y que seguramente la inflación llegue a niveles entre 5 y 6 %, alcanzando la meta de inflación alrededor de junio del próximo año, con unas tasas de interés que ya se van a acercar mucho más al 6 %”.
La expectativa de tasas de un solo dígito para finales de año coincide con la opinión mayoritaria de los analistas consultados en la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo, que ubican el indicador en 8,5 % para diciembre de 2024.
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