Acelerar y coordinar la reforma agraria: el afán del Ministerio de Agricultura
El 3 de agosto será lanzado el Sistema Nacional de Reforma Agraria. Le contamos cuál es su importancia y cuál será la función de esta iniciativa, que busca implementar más pronto la mencionada reforma.
La reforma agraria es una de las principales banderas del Gobierno de Gustavo Petro, incluso desde los tiempos de la campaña que lo llevó a la presidencia. Y, aunque ya empezaron a andar las apuestas que contempla esta iniciativa (como la compra, adjudicación y titulación de tierras), de continuar con el ritmo actual no se logrará cumplir la ambiciosa meta que tiene el proyecto: la transformación productiva del campo (incluyendo la compra de 1,5 millones de hectáreas).
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La reforma agraria es una de las principales banderas del Gobierno de Gustavo Petro, incluso desde los tiempos de la campaña que lo llevó a la presidencia. Y, aunque ya empezaron a andar las apuestas que contempla esta iniciativa (como la compra, adjudicación y titulación de tierras), de continuar con el ritmo actual no se logrará cumplir la ambiciosa meta que tiene el proyecto: la transformación productiva del campo (incluyendo la compra de 1,5 millones de hectáreas).
Por eso, ahora el mayor interés del Ministerio de Agricultura es acelerar el paso de la reforma que, pese a que empezó, aún se encuentra en etapa de planeación, según Mauricio Velásquez, docente asociado de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.
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¿Cómo avanzar más rápido?
La ministra de la cartera, Jhenifer Mojica, anunció que el 3 de agosto de 2023 será el lanzamiento del Sistema Nacional de Reforma Agraria en Sincelejo (Sucre). Este, justamente, acelerará esta apuesta fundamental para el Gobierno.
Este sistema busca articular todos los ministerios, entidades y demás sectores relacionados con el agro, incluyendo la participación de la sociedad civil, del campesinado y de los órganos de control para agilizar y dar mayor ejecución a la reforma.
Para Jaime Alberto Rendón, director Centro de Estudios e Investigaciones Rurales de la Universidad de la Salle, el evento será un acto de compromiso para poner las instituciones del Estado y de la sociedad civil a realizar el trabajo conjunto en favor de la reforma. Esto representa un reto que se ha intentado asumir antes en el país, pero que no se ha traducido en una coordinación institucional adecuada.
“Este es el momento para poder acelerar el proceso de implementación de la reforma agraria, para poder generar consenso y convocar el concilio interinstitucional que permita resolver los cuellos de botella y poder darle soluciones lo más efectivas e inmediatas posibles al campesinado”, señaló la ministra Mojica.
Si bien la funcionaria detalló que existirán comités por cada uno de los puntos claves para el campo colombiano —como tierras, asistencia técnica, financiamiento y agroindustrialización, entre otros—, aún no se conocen los detalles de cómo será el sistema de la reforma exactamente.
Por ser un mecanismo crucial para el desarrollo de la reforma, El Espectador habló con analistas y expertos para entender su alcance y qué elementos debería tener en cuenta.
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¿Es necesario un Sistema Nacional de Reforma Agraria?
El sistema es una figura existente, pues se creó en la Ley 160 de 1994 como un “mecanismo obligatorio de planeación, coordinación, ejecución y evaluación de las actividades” relacionadas con “el desarrollo de la economía campesina” para mejorar su calidad de vida.
Inicialmente, contemplaba seis subsistemas, pero el Plan Nacional de Desarrollo modificó dicha ley para que sean ocho, todos a cargo del Ministerio de Agricultura y con la participación de otras entidades, comunidades y gremios. Estos son:
- De adquisición adjudicación de tierras y de procesos agrarios para la reforma agraria y garantía de derechos territoriales, coordinado por la Agencia Nacional de Tierras, con participación de entidades territoriales.
- De delimitación, constitución y consolidación de zonas de reserva campesina, coordinado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
- De ordenamiento territorial y solución de conflictos socioambientales para la reforma agraria, coordinado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
- De acceso a derechos y servicios sociales básicos, infraestructura física y adecuación de tierras, coordinado por la entidad que la Presidencia de la República designe.
- De investigación, asistencia técnica, capacitación, transferencia de tecnología y diversificación de cultivos coordinado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
- De estímulo a la economía campesina, familiar, comunitaria, de las economías propias étnicas, coordinado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
- De crédito agropecuario y gestión de riesgos, coordinado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
- De delimitación, constitución y consolidación de territorios étnicos, coordinado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
Esta estructura responde a una urgencia que ha tenido el sector de coordinarse internamente y tener líneas de política claras con unos líderes específicos. “Lo problemático es que son ocho, por lo que la delimitación de funciones pueden representar un problema de coordinación. Es un sistema difícil de leer, por lo que habrá un periodo de ajuste para que cada subsistema muestre resultados”, expresa Velásquez.
En la importancia de la coordinación coinciden todos los expertos consultados, aunque también reconocen sus complicaciones en la práctica y la necesidad de involucrar a los sujetos de la reforma agraria. “Porque las tensiones interculturales y entre diversos intereses son el patrón de la ruralidad”, según el profesor Carlos Duarte, experto en tierras y miembro del Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Javeriana de Cali.
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¿Qué deberá tener en cuenta el sistema?
Sin duda, un elemento esencial que debe establecer el Sistema Nacional de Reforma Agraria es el de la compra y adquisición de tierras para mejorar su adecuación, explotación, organización y capacitación laboral de las comunidades rurales, de acuerdo con el análisis de Clara Inés Pardo, profesora de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.
Sin embargo, advierte que este tipo de sistemas deberían ser integrales y responder a las necesidades del sector agropecuario más allá del tema de tierras. Lo que incluye la tecnificación y operación del agro a partir de estándares actuales que permite una mayor competitividad y productividad. Con lo que coincide Rendón, pues resalta la importancia de fortalecer las economías campesinas del país.
Por otro lado, será necesario que la articulación estatal permita hacer uso de los distintos diagnósticos territoriales como planes Proyectos de Desarrollo Tecnológico y Social (PDTS), ordenamientos productivos, zonificaciones Unidad Agrícola Familiar (UAF), barridos prediales y Planes de Ordenamiento Territorial (POT), señala Duarte. Y añade que se debe complementar con los datos del sector que estén en poder de las comunidades y que se tenga en cuenta la diversidad de los movimientos campesinos y étnicos.
En últimas, el reto del Ministerio de Agricultura es construir un mecanismo que sirva para movilizar las diferentes entidades y ministerios del Estado y optimizar sus recursos en pro de la reforma agraria. “Aunque pareciera complejo de entender, en realidad es una pregunta sobre cómo funciona la burocracia estatal y la gestión pública”, en palabras del docente Velásquez.
La propia ministra de Agricultura ha recalcado la necesidad de fortalecer y agroindustrializar el campo colombiano con la participación de todos los actores, para lo que se necesitan transformaciones profundas. “Lo que este Gobierno enfatiza es que hay que cambiar los sistemas agroalimentarios que tenemos, hay que cambiar los sistemas de tenencia de tierra y hay que cambiar los focos de desarrollo que tenemos”, puntualiza.
Lo que Mojica está haciendo con esto es tratar de combinar la filosofía de la reforma agraria del presidente Petro con los aprendizajes de intervenciones territoriales del Proceso de Paz y la Reforma Rural Integral. “Yo creo que hay una síntesis interesante a la que hay que darle la oportunidad que funcione”, finaliza el profesor asociado de la Escuela de Gobierno, Universidad de los Andes.
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