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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reveló un informe regional, para América Latina y el Caribe, en el que muestra el panorama de la seguridad alimentaria y nutrición. Esto en relación con el cumplimiento del segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS): hambre cero.
El informe destaca que el hambre afectó al 6,5 % (43,2 millones de personas) de la población de la región en 2022. La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave fue más elevada que la estimación mundial.
A nivel mundial, la prevalencia del hambre se mantuvo relativamente estable entre 2021 y 2022, afectando al 9,2 % de la población mundial en 2022. En América Latina y el Caribe, la prevalencia disminuyó del 7 % en 2021 al 6,5 % en 2022, pero todavía se encuentra 0,9 puntos porcentuales por encima del nivel de 2019, previo a la pandemia de la COVID-19.
Mientras que en Colombia, el 28,1 % de los hogares en Colombia presentó, en 2022, dificultades para acceder a los alimentos, llevando a estas familias a la inseguridad alimentaria moderada o grave, según la FAO y el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE).
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La nutrición y alimentos saludables
América Latina y el Caribe se enfrenta a un complejo problema de malnutrición que abarca tanto la desnutrición —retraso del crecimiento, emaciación infantil y carencias de vitaminas y minerales— como el sobrepeso y la obesidad. La región experimentó un aumento en la prevalencia del sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años entre 2000 y 2022.
En 2022, la prevalencia del retraso del crecimiento en niños y niñas menores de 5 años en la región fue del 11,5 %. Si bien se ha logrado una reducción significativa desde el año 2000, la disminución se ha desacelerado en los últimos años. En efecto, entre 2000 y 2012, la prevalencia disminuyó en cerca de 5 puntos porcentuales, mientras que entre 2012 y 2022 la reducción fue de solo 1,2 puntos porcentuales.
Por otro lado, entre 2020 y 2022 la prevalencia de este tipo de malnutrición se redujo muy levemente, del 11,7 % al 11,5 %, respectivamente.
Además, la FAO encontró que el costo promedio de una dieta saludable a nivel mundial en 2021 fue de 3,66 dólares de paridad de poder adquisitivo (PPA) por persona al día. América Latina y el Caribe fue la región que presentó el costo más alto de una dieta saludable, alcanzando 4,08 dólares PPA por persona al día en 2021.
Colombia, si bien ha presentado una reducción entre 2020 (33,7 %) y 2021 (31,3 %), sigue por encima del promedio regional, aunque con un promedio de costo de una dieta diaria por persona de US $3,3 respecto del costo en la región (US $4,0) y similar al mundial (US $3,6).
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“Entre 2020 y 2021, el costo de una dieta saludable aumentó en un 5,3 % en la región, un incremento que se puede explicar por el aumento de la inflación alimentaria impulsado por los confinamientos, las interrupciones en la cadena de suministro mundial y la escasez de recursos humanos que se produjeron durante este periodo”, explicó la entidad.
En el año 2021, 133,4 millones de personas en la región (el 22,7 %) no podían permitirse una dieta saludable. Esto marca un aumento de 11,5 millones de personas en comparación con 2020.
Conclusiones del informe
Entre las conclusiones de la FAO está que la región no está en camino de alcanzar el segundo ODS ni las metas establecidas por la Asamblea Mundial de la Salud, relacionadas con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
“Las persistentes desigualdades en la región tienen un impacto significativo en la seguridad alimentaria de los más vulnerables. La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave continúa afectando más a las mujeres que a los hombres. Aunque la brecha se redujo en la región, todavía es de 9,1 puntos porcentuales. Además, en 2022, la inseguridad alimentaria moderada o grave fue 8,3 puntos porcentuales mayor en las zonas rurales que en las urbanas”, destaca la Organización.
De otro lado, la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, en 2021, tanto la región como las tres subregiones presentaron prevalencias por debajo de la estimación mundial. Y las últimas estimaciones de la anemia entre las mujeres de 15 a 49 años muestran que en 2019 la prevalencia en la región estaba muy por debajo de la estimación mundial.
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En 2021, la región registró el costo más alto de una dieta saludable a nivel mundial. La inflación en los precios de los alimentos en la región ha impactado en el costo de la dieta saludable, haciéndola menos asequible, especialmente para los grupos más vulnerables.
“La región enfrenta un escenario complejo, debido a una serie de crisis sucesivas: la pandemia de la COVID-19, las persistentes desigualdades, los niveles de pobreza, la crisis climática y los efectos del conflicto en Ucrania. Estos factores han contribuido al aumento de los precios de los alimentos y a la inflación alimentaria, amenazando el funcionamiento, la eficiencia y la resiliencia de los sistemas agroalimentarios”, resalta el documento.
En este contexto, el hambre y la malnutrición siguen estando entre los principales desafíos para la región. El aumento en el costo de la dieta saludable dificulta aún más el logro de las metas de los ODS 2, 3 (Salud), 5 (Igualdad de género), 10 (Reducir la desigualdad en y entre los países) y 12 (Consumo y producción sostenibles), ya que obstaculiza la creación de entornos alimentarios saludables y la adopción de patrones de alimentación saludable, especialmente en la población más vulnerable.
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