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Sindicatos y agremiaciones empresariales discuten por estos días el incremento que deberá tener el salario mínimo para 2025. Una conversación compleja pues, tras destaparse las cartas se puso en evidencia la brecha que separa a las partes. Los primeros propusieron 12 % de aumento, mientras que los segundos no llevaron una propuesta (a excepción de Acopi, que presentó 5,2 %).
Más allá de esto, lo cierto es que el salario mínimo no representa el ingreso del grueso de los trabajadores en Colombia.
Según cifras del DANE, el año pasado tan solo el 11,3 % de los ocupados en el país devengaba un salario mínimo. El grueso, que es el 47,1 %, ganaba menos de uno, mientras que el 25,9 % devengaba entre uno y hasta dos y 14 % más de dos.
Lo anterior se explica, según expertos en mercado laboral, debido a los altos índices de informalidad en Colombia que, en parte, obedecen al umbral alto del salario mínimo, pues hay que recordar que sobre este se calcula la base mínima para la cotización en el sistema de seguridad social.
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Aunque este es un tema muy sonado por estos días, lo que muestran estas cifras es que no todos recibirán un incremento en su salario con el cambio de año.
Los que de entrada no recibirán el incremento serán los trabajadores informales, quienes en su mayoría devengan menos de un salario mínimo. Aquí se encuentran personas que laboran por horas o por días, recibiendo una remuneración pactada desde el principio con su empleador (sobre esto hay que recordar que siempre se ha insistido en reconocer el salario mínimo a todo trabajador, pero en la reforma laboral se ha abierto una ventana para reconocer estas formas de trabajo y permitir que este tipo de trabajadores también puedan cotizar a la seguridad social).
Tampoco recibirán el incremento los que devengan más de un salario mínimo y cuyos pagos no están amarrados a este ingreso. De nuevo, la remuneración en este caso la asigna el empleador con base en las capacidades del trabajador. En estos casos, y también en el anterior, el incremento salarial suele apegarse a lo que dicte la inflación.
De hecho, según estudios adelantados por centros de pensamiento, las grandes alzas que ha registrado el salario mínimo en los últimos años ha hecho que quienes devengan más de un salario pierdan, en comparación, poder adquisitivo, pues sus ingresos no suben en la misma medida en que sí se encarecen otros costos y servicios atados al mínimo.
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Finalmente están los trabajadores del Estado, cuyos ingresos tampoco varían con base en el salario mínimo, sino con base en la concertación que logra el Gobierno Nacional con los sindicatos del sector público. Por ejemplo, mientras el salario mínimo creció 12 % en 2024, para los servidores públicos el aumento fue del 10,88 % (1,6 % por encima de la inflación).
Sin embargo, el alza del mínimo sí puede impactar a todos en la medida en que hay costos que, como se dijo anteriormente, están amarrados al mismo. Tal es el caso de las cuotas moderadoras de salud, las matrículas en las universidades públicas y algunas sanciones. De allí es que esta es una discusión de interés nacional y a la que hay que seguirle la pista.
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