¿Aún es posible que la Fed controle la inflación en EE. UU. y evite una recesión?
Los más recientes datos sobre desempleo ofrecen una cierta esperanza sobre los efectos que la subida de las tasas de interés está teniendo en la principal economía del mundo: pareciera que está enfriando la inflación, pero sin llevarse por delante el mercado laboral.
Desde la pandemia, los ires y venires de la economía global podrían describirse como la escalada de una montaña tras otra, como lo dijo la semana pasada Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Desde la pandemia, los ires y venires de la economía global podrían describirse como la escalada de una montaña tras otra, como lo dijo la semana pasada Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y si bien las palabras de Georgieva pueden casi que ser un mantra para el funcionamiento normal de la economía, lo cierto es que los picos y cimas de los últimos tres años han sido particularmente escarpados y dolorosos: pandemia, guerra, inflaciones históricas, crecimientos en pobreza, crisis climática…
El paisaje que se ve en el espejo retrovisor sirve aquí para entender el tamaño de la escalada que aún queda por delante, después de la cual se espera haya un valle para descansar las piernas y el alma. Aunque la ruta para llegar allí puede estar flanqueada por abismos de los cuales el viento trae ecos de recesión y desempleo.
Ocupando buena parte del corazón de este escenario se encuentra la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, que en gran medida tiene entre sus manos el pulso de la economía de este país mediante el manejo de sus tasas de interés.
A diferencia de otros países, como Colombia, la Fed (como popularmente se le conoce a la entidad) tiene el mandato de mantener anclada la inflación, pero también velar por la salud del mercado laboral.
Así que para entender un poco mejor hacia dónde irá la Fed hay que mirar hacia los lados del desempleo y la inflación.
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Mercado laboral fuerte, pero desacelerando
Los más recientes datos sobre el desempleo en EE. UU. permiten ver que la situación pareciera seguir siendo sólida, aunque ya muestra algunas señales (incipientes, quizá, pero presentes) de que hay un cierto enfriamiento.
Para marzo, la tasa de desempleo bajó una décima en ese país y se situó en 3,5 %, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, en inglés).
En el tercer mes del año se crearon 236.000 nuevos puestos de trabajo, 75.000 menos que en febrero, mientras que 5,8 millones de estadounidenses se encuentran sin empleo.
Esta leve reducción del desempleo llega tras la subida que hubo en febrero, en medio de los efectos que están teniendo en el mercado laboral las subidas de tipos de interés por parte de la Fed para frenar la inflación.
Aunque todavía sigue siendo un dato sólido, los 236.000 puestos de trabajo creados están por debajo de los de febrero (311.000) y enero (517.000) y también del promedio de creación de empleo en 2022, que fue de 401.000.
Así mismo, el crecimiento anual del promedio de ganancias por hora bajó a 4,2 %, la cifra más baja registrada desde julio de 2021, lo que podría dar a entender que las medidas de la Fed están surtiendo efecto, en la medida de enfriar la inflación, pero sin llevarse por delante el crecimiento económico.
Esta suerte de pirueta macroeconómica ha sido denominada por la Fed como un aterrizaje suave: contener la inflación con tasas de interés altas, pero sin enfriar el consumo al punto de detener la economía (y, por ende, frenar el ritmo de contrataciones, entre otras consecuencias).
Las cifras de desempleo parecieran sugerir que aún hay posibilidad de aterrizar suavemente, lo que evitaría una entrada fuerte hacia la recesión en la principal economía global.
Esta suerte de optimismo es algo que comparte Janet Yellen, secretaria del Tesoro de este país, quien en una entrevista reciente con la agencia AFP aseguró: “Sigo anticipando que la economía estadounidense crecerá, que el mercado laboral se mantendrá sólido y que la inflación bajará”.
Esto a pesar de la turbulencia e incertidumbre que introdujo la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank el mes pasado. Estas caídas sacudieron a la industria financiera, lo que llevó a las autoridades estadounidenses, incluido el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal (Fed, Banco Central), a intervenir para evitar el contagio.
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Desde entonces, la situación se ha calmado, pero los analistas advierten que las consecuencias de la inestabilidad reciente podrían continuar, dado que los bancos endurecen los estándares crediticios, reduciendo el crédito disponible para los hogares y las empresas.
El escenario llevó al presidente ejecutivo de JPMorgan Chase (uno de los principales bancos estadounidenses), Jamie Dimon, a advertir que la crisis actual aún no ha terminado y se notará en los próximos años.
Dimon señaló que las condiciones actuales no se parecen en nada a las de la crisis financiera de 2008, pero a renglón seguido agregó que tampoco está claro cuándo terminarán los problemas.
Picos y más picos por trepar
Las advertencias de Dimon, que contrastan con el optimismo de Yellen, llegan poco antes de las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI, en las cuales se actualizarán las proyecciones de crecimiento de la economía global.
De entrada, el panorama se ve retador, como lo ha dicho Georgieva, cabeza del FMI: 90 % de las economías avanzadas crecerá menos de lo proyectado en el análisis anterior.
Para los próximos cinco años se espera un crecimiento global alrededor de 3 %, el pronóstico de alza a medio plazo más bajo desde 1990 y un dato muy por debajo del promedio de las últimas dos décadas, que se ubicó en 3,8 %. “Esto hará más complicado reducir la pobreza, curar la economía de las heridas de la crisis y proveer de nuevas y mejores oportunidades a todos”, advirtió Georgieva.
Casi todas las principales economías mundiales tendrán una disminución en su tasa de crecimiento. Solo se salvarán potencias asiáticas como China o la India, que representarán la mitad del crecimiento mundial en 2023, según la directora deal FMI.
Siguiendo la metáfora de la escalada, la eurozona y Estados Unidos se enfrentan a “una subida más empinada”, ya que las tasas de interés van a pesar sobre la demanda, de acuerdo con el Fondo.
Para recordar, la Fed ha llevado a cabo desde marzo de 2022 un total de nueve alzas hasta situarse en una horquilla entre 4,75 % y el 5 %, la tasa más alta en los últimos 16 años.
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Por su parte, el Banco Central Europeo ha subido los tipos en seis ocasiones desde julio de 2022 y hoy se sitúan en 3,5 %, la tasa más alta desde 2008, año de la última gran crisis financiera.
Para Georgieva, el ajuste en las tasas sigue siendo vital, a pesar de lo altos que se ven los picos por venir. “No prevemos, en este momento, que los bancos centrales dejen de luchar contra la inflación”, porque “sigue ahí y mientras no caiga de manera significativa (...) deben continuar” subiendo las tasas, dijo la directora del FMI.
A la vez que matizó un poco al decir que si los “riesgos se vuelven significativos, entonces los bancos centrales tendrían que decidir hasta qué punto la lucha contra la inflación es prioritaria sobre la estabilidad financiera”, pero por el momento “no hemos llegado ahí”.
Inflación, esa es la cuestión
Este miércoles, la Oficina de Estadísticas laborales revelará los datos de inflación para marzo, que serán examinados a profundidad por analistas y por la propia Fed, con miras a su próxima decisión sobre las tasas de interés.
Vale recordar que el índice de precios al consumidor (IPC) llegó a 6 % para febrero de este año en Estados Unidos. Esta medición completa ya ocho meses de bajadas consecutivas.
Así mismo, el índice de precios de gastos de consumo personal, o PCE, señala que la inflación de febrero llegó a 5 %, frente al 5,3 % que había registrado en enero. El índice PCE es el preferido por la Fed para considerar el aumento de precios.
Bajo la perspectiva del PCE, el gasto del consumidor, ajustado por precios, cayó 0,1 % después de aumentar 1,5 % revisado al alza a principios de año.
Los datos del PCE, entonces, podrían impulsar las voces al interior del Comité Federal de Mercado Abierto (el cual implementa las tasas de la Fed) que en la decisión de marzo consideraron poner una pausa en las restricciones sobre política monetaria que ha venido impulsando la entidad.
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