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El acceso a los chips y memorias de Inteligencia Artificial se ha convertido, de manera progresiva, en un nuevo punto de fricción entre Estados Unidos y China. Este lunes, 2 de diciembre, se conocieron nuevas restricciones por parte de la administración Biden al acceso de China a componentes vitales para los chips y la IA, intensificando una campaña para frenar las ambiciones tecnológicas de Pekín.
El Departamento de Comercio impuso restricciones adicionales a la venta de memorias de gran ancho de banda y equipos para la fabricación de chips, incluidos los producidos por empresas estadounidenses en fábricas extranjeras. También incluyó en la lista negra a otras 140 entidades chinas a las que acusó de actuar en nombre de Pekín, aunque no las nombró en un comunicado inicial.
Los controles dados a conocer el lunes imponen restricciones a la venta a China de dos docenas de tipos de equipos de fabricación y tres herramientas de software, con exenciones para los países que tienen la capacidad de imponer tales controles por sí mismos, según un alto funcionario de la administración. La idea, le dijo un funcionario del Gobierno estadounidense a Bloomberg, es crear una vía para que esos países —como Japón y los Países Bajos— promulguen restricciones comparables. Ni Tokio ni La Haya han dicho públicamente que vayan a hacerlo.
EE.UU. “restringirá la capacidad de la República Popular China para producir tecnologías clave para su modernización militar o la represión de los derechos humanos”, dijo la Oficina de Industria y Seguridad en un comunicado. Amplió la Lista de Entidades para incluir “fábricas de semiconductores, empresas de herramientas y empresas de inversión que actúan a instancias de Pekín para impulsar los objetivos de la RPC en materia de chips avanzados”.
El alcance de las medidas es “un alivio positivo a corto plazo para las preocupaciones de los inversionistas sobre la escalada de los controles a la exportación”, escribió la semana pasada Kevin Chen, analista de Citi. “Aun así, podría haber futuras restricciones bajo la administración Trump el próximo año”.
Las restricciones a China han provocado una amplia movilización entre los actores de la cadena de suministro de semiconductores, desde Tokyo Electron Ltd., en Asia, hasta ASML Holding NV, en Europa. El objetivo del gobierno estadounidense, que por años ha impuesto este tipo de trabas comerciales al país asiático, es frenar el desarrollo interno de China de semiconductores avanzados y sistemas de inteligencia artificial que puedan ayudar a su Ejército.
Las nuevas sanciones y las incorporaciones a la lista negra de entidades se detallarán en su totalidad más tarde el lunes, según un funcionario estadounidense.
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