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La inflación sigue en aumento. De acuerdo con las cifras del DANE, en febrero la variación anual de la inflación fue del 8,01 %, es decir, 6,45 puntos porcentuales mayor a la reportada en el mismo período de 2021. El comportamiento se explicó por la variación de las categorías de alimentos y bebidas no alcohólicas y alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles. La variación mensual del IPC fue del 1,63 % para el mes pasado.
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Según explicó Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research para Colombia, la inflación genera “una pérdida de poder adquisitivo, en especial cuando la inflación se produce desde bienes que tienen poca flexibilidad en su demanda, como lo son los alimentos, lo que se traduce en una reducción de la demanda generalizada”.
Camilo Herrera, fundador de Raddar, firma especializada en medir el consumo en Colombia, dijo que la inflación es un reflejo de una condición de mercado. “Lo que les pasa a los mercados colombiano y global es que tenemos un exceso de demanda sobre oferta”. Esto, para el experto, está ocurriendo en todo el mundo en productos básicos, manufacturas, fletes y contenedores, lo que hace que los precios suban.
Sin embargo, es normal que durante el primer trimestre del año suban los precios de la canasta básica, el arriendo, la salud, el colegio y los servicios públicos. “Más o menos el 70 % de la inflación anual tiende a gestarse en los tres primeros meses del año. Sabemos que son meses duros para el gasto de los hogares, pero es un fenómeno temporal que ocurre anualmente”.
Pese a este fenómeno, los analistas coinciden en que este año los precios sí están subiendo más, por factores como la crisis de los contenedores, lo que está afectando principalmente a los hogares de ingresos bajos, pues estos destinan cerca del 40 % de su gasto en alimentos. Así las cosas, se enfocan en comprar los productos básicos y sacrifican otras categorías.
¿Cuáles son los efectos en el consumo?
De acuerdo con Reyes, la inflación también afecta la actividad empresarial, pues reduce la demanda de los bienes no esenciales. En cuanto a los bienes esenciales, puede ocasionar sustituciones, lo que causa “incertidumbre sobre la demanda que enfrentan los empresarios. En este contexto, se suele ser prudente y se limitan los riesgos reduciendo la producción”.
Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, aseguró por su parte que “los márgenes de los comerciantes se han reducido por efecto de esta inflación de costos que tiene al país en jaque”.
Entonces, estamos ante un escenario complejo, pues la inflación está reduciendo la capacidad de compra de los hogares colombianos, causando una pérdida de percepción positiva sobre la realidad del país y el cambio en el “bolsillo” de los colombianos les genera frustración.
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“Estamos observando unos riesgos altos sobre la actividad. Si continúa la espiral inflacionaria el impacto sobre la actividad, en particular el consumo, será mucho mayor y podría desencadenar en una ralentización del proceso de recuperación económica”, agregó Reyes.
En esa misma línea se encuentra Carlos Sepúlveda, decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, quien planteó que “a mayor nivel de precios de la economía se desincentiva el consumo y se frena la reactivación. Particularmente, en el contexto que estamos viviendo, el impacto mayor va a ser en las cifras de pobreza. Dado que uno de los rubros que más se incrementa es el de alimentos, este impacta sensiblemente la línea de pobreza que determina los hogares que viven en dicha condición. Este aumento de la inflación llevará a unos resultados desfavorables para ese indicador”.
Vale la pena mencionar que, según cifras el DANE, más de 3,5 millones de colombianos cayeron en condición de pobreza por cuenta de la pandemia. Dato que incrementaría si no se frena la inflación.
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“Deberemos tener cuidado en el impacto que esto puede generar en la frágil recuperación que pueden tener algunos sectores, a pesar de que tuvimos un 2021 con un impulso destacable e importante, el sector productivo sigue en una senda de recuperación y, por lo tanto, de vulnerabilidad, y debemos tener cuidado con que el desincentivo al consumo no lleve a un choque adicional en productores que aún están en una senda muy frágil de recuperación”, añadió Sepúlveda.
Por su parte, Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, aseguró que el mercado laboral se está recuperando y así el ingreso disponible de las familias se puede conservar, “y si la inflación se disminuye, sobre todo en alimentos, definitivamente el daño sería reparable. Este sería un evento de corto plazo y además el Banco de la República está mandando las señales, subiendo las tasas de interés, para que no se vuelva una inflación recurrente en el largo plazo”.
¿Qué dicen las proyecciones?
Los expertos consultados creen que la inflación más alta alcanzaría entre el 9 y 12 % en abril y luego empezaría a bajar durante el segundo semestre de 2022, cerrando el año entre el 3 y 6 %. Sin embargo, Cabal afirmó que es muy difícil que la cifra se ubique por debajo del 4 %, lo proyectado por el Banco de la República.
“Para la segunda mitad del año vemos algún alivio por efectos base y por reversión de algunos choques como los cuellos de botella globales o los altos precios de commodities”, explicó el analista de BBVA.
La gente, entonces, empezará a hacer sustituciones de gastos y las marcas comenzarán a ofrecer promociones, y es posible que se presente una lucha de descuentos. Eso hará que bajen los precios y que el IPC se frene. También se espera que el Banco de la República siga aumentando las tasas de interés para moderar la tendencia alcista.
Herrera aseguró que será necesario bajar el precio de ciertos productos, pero el problema son los bienes agrícolas, que “son volátiles por el tema de los ciclos de las cosechas, las siembras y las recolecciones que en este momento están afectadas por el costo de los insumos importados”.
En esa misma línea, Jaime Alberto Cabal aseguró que, si bien las medidas anunciadas por el Gobierno en el Decreto 307, en el que se reducen los aranceles a 165 productos, están bien direccionadas; “la escalada inflacionaria que experimenta el país amerita nuevas medidas urgentes. Seguimos insistiendo en la propuesta de que se reduzca a 0 % el impuesto para materias primas y al 5 % para productos terminados, por el término de un año y no por seis meses, como quedó estipulado en el Decreto 307”.
¿Cuál sería el peor escenario?
Si la inflación sigue subiendo estaríamos en una situación muy difícil para la economía colombiana porque los hogares perderían la capacidad de compra, estarían en riesgo la producción y los empleos.
“Se vería una disminución en la dinámica del consumo en los hogares que puede afectar el crecimiento y en lugar de crecer 4,5 %, como se prevé en Scotiabank Colpatria, se puede llegar a una cifra incluso por debajo del 4 %, casi medio punto porcentual del crecimiento previsto para este año, ese sería uno de los factores más relevantes para observar durante los próximos trimestres”, mencionó Olarte.
Además, la guerra en Ucrania y los problemas logísticos parecen problemas complicados de resolver en el corto plazo.
“La guerra en Ucrania modifica análisis, porque evidentemente hará causará un efecto alcista, especialmente en el petróleo y acero. Hay que tener cuidado en cómo se moverán esas cosas, se transmiten a nivel mundial y cuánto dura la guerra, pero estamos en el fenómeno de la especulación. Si la inflación acaba por encima del 8 %, estaríamos viviendo una recesión económica en Colombia”, puntualizó Herrera.