¿Cómo está la economía colombiana y qué turbulencias le esperan en 2025?
El Informe de Política Monetaria del Banco de la República analizó los riesgos que enfrenta el crecimiento económico del país. Además, dio a conocer las proyecciones del Emisor sobre el comportamiento de la inflación y los precios, el mercado laboral y el consumo interno.
Una vez cada trimestre, el equipo técnico del Banco de la República (Banrep) se reúne para construir el Informe de Política Monetaria. Una publicación que podría pensarse como un alto en el camino dentro de la convulsa agenda económica del país para analizar el efecto de los ajustes que hace el Emisor a las tasas de interés en la inflación y los precios al consumidor, en la actividad productiva y, en general, en las perspectivas de crecimiento económico. Un ejercicio útil para, básicamente, saber dónde estamos y para dónde vamos.
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Una vez cada trimestre, el equipo técnico del Banco de la República (Banrep) se reúne para construir el Informe de Política Monetaria. Una publicación que podría pensarse como un alto en el camino dentro de la convulsa agenda económica del país para analizar el efecto de los ajustes que hace el Emisor a las tasas de interés en la inflación y los precios al consumidor, en la actividad productiva y, en general, en las perspectivas de crecimiento económico. Un ejercicio útil para, básicamente, saber dónde estamos y para dónde vamos.
Como salvaguarda del poder adquisitivo de la moneda, es bien conocido que la Junta Directiva del Banco de la República aprieta o afloja las tuercas del endeudamiento (vía tasas de interés) para, básicamente, llevar a la inflación a una meta que el Emisor estableció en el 3 % y, con ello, alcanzar niveles sostenibles en el consumo, la actividad productiva y el empleo.
No obstante, han sido años especialmente difíciles para el Banrep, que ha tenido que maniobrar en un ambiente turbado por bajas expectativas de crecimiento, las debilidades que persisten en los mercados tras la pandemia de Covid-19 y una alta inflación que, para infortunio de los consumidores, empresas y demás agentes de la economía, todavía está lejos de la meta del banco central (en junio de 2024 se ubicó en 7,18 % en su variación anual).
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En su más reciente Informe de Política Monetaria, el Banco de la República analizó los factores que están incidiendo en la conformación de los precios al consumidor y las turbulencias esperadas para 2025. En últimas, un ejercicio casi taxonómico de la economía colombiana y los riesgos que amenazan su salud.
La hoja de ruta de la inflación
Durante el segundo trimestre, la inflación anual (cálculo al comparar los mismos periodos de 2023 y 2024) se mantuvo estable en una cifra aproximada de 7,2 %. Aunque hay expertos que cambiarían la palabra “estable” por estancada. Si se excluyen los alimentos y los servicios, la inflación sí que descendió (al 6 %) y a un ritmo algo mayor a lo proyecto.
Al mismo tiempo, en sus reuniones de junio y julio, la Junta Directiva del Banco de la República decidió reducir la tasa de interés de política monetaria en 50 puntos básicos en cada reunión. Llevándola a un 10,75 % que todavía sigue estando muy alta tanto para los empresarios como para el Gobierno Nacional.
Para el Banrep, las acciones acumuladas de la política monetaria (que suelen tardar su tiempo en traducirse en reducciones al costo del crédito para empresas y personas, dicho sea de paso) y la superación de algunos choques que han afectado los precios (fenómenos climáticos como El Niño, por ejemplo) “continúan contribuyendo a la convergencia de la inflación a la meta del 3 %”.
El banco central reconoce que los precios de los alimentos aumentaron más de lo esperado en el segundo semestre debido al repunte del grupo de perecederos, pero que esto fue compensado por el descenso en las cotizaciones de otras canastas del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Para junio, 0,18 puntos de los 0,32 registrados en la variación mensual se explican por el incremento el rubro de alojamiento, agua, electricidad y gas. Pero están particularmente relacionados con las alzas en los arriendos, de acuerdo con Piedad Urdinola, directora del DANE.
El otro punto que preocupa es que, por segundo mes consecutivo, los alimentos presentaron un crecimiento en la mirada anual del IPC: en mayo fue del 4,4 % y para junio el rubro se ubicó en 5,27 %. De acuerdo con Sergio Olarte, economista jefe de Scotiabank Colpatria, el alza promedio en los alimentos supera la meta del Banco de la República.
Es aquí donde el Banrep entrega la primera de sus proyecciones (no muy alentadora, por cierto): el informe estima que para fines de 2024 se espera una inflación de alimentos mayor a la de 2023 debido a “choques de oferta”, que irían diluyendo gradualmente según el banco, e incrementos en los costos del transporte. “Lo anterior, pese a unas condiciones climáticas que se prevén favorables”, mencionó el Banrep.
La estimación del Banrep es que la inflación total cerraría 2024 en un 5,7 % (superior al 5,5 % proyectado en abril por la entidad), lo que podría retrasar el cumplimiento de la famosa meta del 3 % en 2025. Para el banco central, parte de la culpa la tendrían algunos grupos del IPC indexados a inflaciones más altas (como los cánones de arriendos, que se ajustan con base en la inflación causada del año anterior).
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El panorama luce más positivo para 2025, según el Banrep. En ese año, la inflación sí alcanzaría la meta del 3 % por las bajas presiones cambiarias.
En cualquier caso, el mismo Banrep reconoce que sus perspectivas tienen una “incertidumbre elevada” por el comportamiento futuro de la tasa de cambio, los choques de oferta que han afectado el precio de los alimentos y las disposiciones que se hagan para ajustar las tarifas de servicios públicos y el transporte, entre otros.
¿Qué sigue para las tasas de interés?
El documento del Banrep reconoce que una postura contractiva de la política monetaria (es decir, la reducción de tasas de interés, como lo viene haciendo por seis ocasiones consecutivas) está contribuyendo a llevar la inflación a niveles aceptables, pero lo que llama la atención es que -para el banco central- el contexto macroeconómico actual obliga a no descartar futuras alzas de tasas de interés (o en lenguaje técnico, política monetaria contractiva).
Puntualmente, el banco explica en su informe que “una inflación elevada, expectativas de inflación (para 2024) superiores al 3 % y riesgos al alza en estas variables señala la necesidad de mantener una postura de política monetaria contractiva que continúe propendiendo por la convergencia de la inflación hacia la meta en 2025″.
En palabras del Emisor, puede que las tasas de interés suban en el futuro porque los indicadores que miden la actividad productiva y el mercado laboral vienen registrando crecimientos. Las tasas de interés altas tienen el objetivo de “enfriar la economía” para que la inflación baje. La complejidad está en qué tanto enfriar la economía antes de que indicadores como el empleo, el consumo de los hogares, la productividad de las empresas y la inversión decaigan. Un escenario que, por lo pronto, no ha ocurrido.
Puntualmente, el Banrep señala que la tasa de desempleo se mantiene en niveles que se pueden calificar como bajos respecto a su historia; la dinámica del crédito sigue moderándose y se espera que los hogares continúen reduciendo sus indicadores de endeudamiento, los indicadores de actividad económica completan tres trimestres al alza y la demanda interna habría dejado de caer en términos anuales.
La mediana de la tasa de interés esperada por los analistas del Banrep se ubica en el 10,9 % para el tercer trimestre de 2024 y en el 9,5 % para el cuarto trimestre de ese año. En 2025 la tasa de interés esperada por los analistas continuaría descendiendo y podría cerrar el año en alrededor del 6 %.
Los riesgos en el camino
Como se indicaba líneas arriba, el Banrep se muestra cauteloso con ciertos aspectos de origen internacional. En primer lugar, el banco central expresó sus temores respecto a la demanda externa, o mejor, las ventas de productos colombianos a otros países.
En su más reciente informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó una ligera desaceleración del crecimiento económico mundial en 2024 al 3,2%, luego del 3,3 % estimado para 2023. “En línea con esto, la senda de crecimiento de los principales socios comerciales del país continuaría señalando alguna desaceleración en su ritmo de expansión anual”, se lee en el informe.
Los precios del petróleo también son motivo de alerta para el emisor. Pese a que el banco destaca los aumentos en las cotizaciones del crudo durante el segundo trimestre por, entre otros factores, un mayor demanda de jet fuel (impulsada por el inicio en la temporada de verano en el hemisferio norte y la reciente reducción de los inventarios de crudo en Estados Unidos), advierte que en el horizonte tendrían caídas por una mayor disponibilidad de crudo en el mercado, lo cual estaría explicado, principalmente, por los niveles de producción de petróleo de los países fuera de la OPEP (Estados Unidos, Guyana, Brasil y Canadá).
“En general, la incertidumbre sobre la evolución de este precio se mantiene elevada debido, en particular, a las decisiones futuras que pueda implementar la OPEP+ y a los múltiples choques que afectan a este mercado”, indicó el Banrep.
De igual manera, el Emisor precisó que las tasas de interés en Estados Unidos y la actividad económica de ese país generan un entorno de elevada incertidumbre para las proyecciones sobre la economía colombiana.
“En el frente externo, si bien se disipan los riesgos al alza sobre el precio del petróleo y la tasa de interés de la Fed, persisten los factores alcistas de riesgo sobre el costo del financiamiento externo y los precios internacionales de los alimentos”, indicó el informe.
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