¿A cuánto llegaría el precio del dólar en Colombia a finales de 2023?
La tasa de cambio es difícil de predecir, pero lo que sí se sabe con certeza es que hay dinámicas (internacionales y nacionales) que tendrán un impacto en la cotización de la moneda en los meses venideros. De China a la Fed, pasando por Colombia y sus cuentas, les contamos qué afectará al dólar en lo que resta de 2023.
Daniel Felipe Rodríguez Rincón
Errático. Incierto. Volátil. El dólar desafía los pronósticos de los analistas todos los días, no por nada se suele decir que transita en una eterna “montaña rusa”. Sin embargo, para fortuna de empresas, exportadores, importadores y un largo etcétera de interesados en estos asuntos, al dólar sí se le puede seguir la pista y, por lo menos, estimar para dónde va.
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Errático. Incierto. Volátil. El dólar desafía los pronósticos de los analistas todos los días, no por nada se suele decir que transita en una eterna “montaña rusa”. Sin embargo, para fortuna de empresas, exportadores, importadores y un largo etcétera de interesados en estos asuntos, al dólar sí se le puede seguir la pista y, por lo menos, estimar para dónde va.
Al 2023 solo le quedan cuatro meses y, en este punto del año (salvo imprevistos), ya se le midió el aceite a los principales factores internacionales y, en algunos casos, nacionales que afectan la tasa del cambio del dólar en Colombia. A su vez, las proyecciones económicas de comienzo de año han venido revisándose y ajustándose a la realidad actual.
¿A dónde va el dólar?
De entrada, todo parece indicar que al dólar le espera un cierre de año estable, muy diferente a la volatilidad que ha evidenciado en tiempos recientes.
Y es que, en el último año, Colombia ha tenido el dólar más caro en su historia ($5.061,21 en noviembre de 2022) y una tasa de cambio actual que es similar a la de inicios de pandemia ($4.075 al 23 de agosto de 2023).
Analistas consultados por El Espectador indican que, de aquí a final de año, el dólar se mantendría entre los $3.900 y los $4.100. Pero, de nuevo, el mañana es incierto y aun más en temas de dólar.
¿De qué depende esta proyección? De las próximas decisiones de la Reserva Federal (Fed) en Estados Unidos, del comportamiento de la economía china, de la política monetaria y de las perspectivas de ejecución pública en Colombia, entre otras cuestiones.
A continuación, los principales vientos a favor y en contra que enfrentará el dólar en lo que resta del 2023.
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La Fed y las tasas de interés
Lo que pasa en Estados Unidos es fundamental para entender qué va a pasar con el dólar en Colombia. Este país es el primer comprador de las exportaciones colombianas, por lo que nos conviene que ese flujo de dólares se mantenga.
Ese país -al igual que todo el mundo- ha sido golpeado por la inflación pospandemia, por lo que su banco central (la Fed) ha ido incrementando las tasas de interés para controlar los precios: al desestimular el gasto (encareciendo el crédito) se baja la demanda de productos, lo que a su vez termina por aplacar los altos precios que registran los principales bienes y servicios que componen la canasta básica.
En este momento, la Fed se define entre mantener o seguir subiendo las tasas de interés más altas que se han registrado desde el 2001. A la fecha, están entre el 5,25 % y el 5,5 %, después de la última subida de 0,25 puntos porcentuales (en julio pasado) y la próxima reunión será en septiembre.
De acuerdo con Henry Amorocho, profesor de Hacienda pública y Presupuesto de la Universidad del Rosario, hay una expectativa de dólar al alza para lo que resta de 2023 por esa incertidumbre de la Fed. “Si la Reserva Federal sube las tasas y aplaza las bajas para 2024, podríamos hablar de un dólar al alza en Colombia”, indica el docente.
En julio, la inflación de ese país se situó en 3,2 %, menos de lo esperado. Se presume, entonces, que los estadounidenses continúan teniendo una capacidad aceptable de gasto y que siguen comprando esos productos (como el café o el banano) procedentes de Colombia que llegan hasta sus despensas.
Así mismo, como lo explica Michael Ortegón, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de UNINPAHU, “la producción en Estados Unidos creció un 2,6 % en el segundo trimestre del año, muy por encima del 1,8 % del primer trimestre del año. Esto ha frenado el ataque de la inflación y ha generado confianza en el dólar como reserva de valor y, a pesar de la invasión de Rusia a Ucrania, también como tipo de cambio en el mercado internacional, mejorando sus expectativas. Este es el criterio fundamental por el que podríamos asegurar que el dólar se ha venido estabilizando”.
Sin embargo, no hay que tener altas las expectativas frente a una posible baja en las tasas de la Fed, pues disminuirlas no necesariamente tendrían el impacto esperado en la tasa de cambio de Colombia.
Alejandro Useche, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, explica que “las tasas en Estados Unidos se mantendrán altas mientras la inflación llega a la meta de la Fed (del 2 %). Ya para finalizar el año, en el último trimestre, podríamos empezar a ver bajas en las tasas de interés de ese país, lo que favorece el gasto. Pero esto es algo que esperan los mercados, los inversionistas que hace parte de sus expectativas”.
En suma, si llega a dar una baja en las tasas de interés de la Fed para finales, no habría que esperar un dólar más barato.
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Tensiones geopolíticas
Las tensiones geopolíticas presionan al alza el dólar, y con razón: pueden dificultar la inversión o afectar al comercio global. En la actualidad, la contienda entre Estados Unidos y China por el liderazgo económico global es una de esas tensiones.
“La situación de China en este momento es compleja debido a los problemas que ha venido presentando su divisa y el mercado inmobiliario, lo cual la enfrenta a una posible desaceleración. Esto podría mejorar las previsiones de Estados Unidos por una sustitución de las exportaciones chinas por las de Estados Unidos en el mercado internacional, tanto por el estado del dólar como por un aumento de la demanda internacional por sustitución. Esto podría estabilizar mucho más al dólar y contrarrestaría mucho más los riesgos de recesión (en Estados Unidos)”, explica Ortegón.
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El panorama colombiano
En palabras de Iván Tunjano, docente de la Escuela de Administración y Competitividad del Politécnico Grancolombiano, “el dólar fluctúa en Colombia por la ley de oferta y demanda. La oferta (entrada) de dólares la hace principalmente el sector hidrocarburos y la demanda, los demás sectores que requieren comprar en dólares para la importación de bienes y servicios”.
Así las cosas, el país debe favorecer esa entrada de dólares (que vienen del comercio o de la inversión extranjera directa), por lo que las decisiones que se tomen de aquí en adelante pesarán en la tasa de cambio.
La semana pasada se dieron a conocer los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre de 2023 y se evidenciaron notables caídas en la llamada “economía real” (que incluye a las manufacturas, el comercio y la construcción).
“La economía debe volver a la senda productiva. En ese caso, nuestro peso seguirá revalorizándose. Pero si no lo hace, es posible que el dólar se fortalezca por las debilidades de la producción en Colombia”, advierte Amorocho.
Tras las alertas que emitió el último informe PIB, para el cierre de año se espera que el Gobierno Nacional impulse la inversión pública y una mayor ejecución presupuestal en los rubros que registraron caídas, con miras a acelerar el aparato productivo colombiano.
“Y se esperan inversiones en minería e hidrocarburos por las buenas noticias que el nuevo ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, dio sobre la disposición del Gobierno a las exploraciones. Eso va a hacer llegar dólares al país”, añadió el profesor de Hacienda pública y Presupuesto de la Universidad del Rosario.
Finalmente, la inflación acumula cuatro meses a la baja en el país y, desde diferentes sectores (incluido el Gobierno Nacional) se le pide al Banco de la República empezar a bajar las tasas de interés. Si el banco central colombiano oye estos llamados y flexibiliza el acceso al crédito, esto favorecería el gasto y, por tanto, la producción de bienes y servicios en el país. Con todo ello, Colombia daría un paso adelante en la tan esperada dinamización de la economía, para que así el peso se siga valorizando respecto al dólar.
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