Cómo puede volver a crecer la economía: recetas para la reactivación
Bajo la visión de varios analistas, el ritmo de la economía es más de estancamiento que de crecimiento, según los resultados del PIB durante el primer trimestre de este año. Entonces, ¿como regresar a una senda de expansión?
Santiago La Rotta
“Estancamiento” es una palabra que ha sido repetida por todo tipo de analistas esta semana, luego de que se conocieran los resultados de cómo le fue a la economía en el arranque del año.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“Estancamiento” es una palabra que ha sido repetida por todo tipo de analistas esta semana, luego de que se conocieran los resultados de cómo le fue a la economía en el arranque del año.
Hablar de PIB por estos días incluye una buena dosis de negatividad y preocupación. Y el estancamiento aparece casi como un mantra, una invocación a una criatura invisible, pero poderosa, que indica que de aquí no hemos de movernos más.
Si se mira desde la superficie, podría parecer casi contradictorio hablar de estancamiento cuando las cifras del primer trimestre muestran un resultado anual en terreno positivo y, más aún, un crecimiento desde los últimos tres meses del año pasado.
Es un poco la visión que eligió resaltar el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, al indicar que la buena noticia de los datos que publicó el DANE esta semana era que Colombia lleva registrando tres trimestres consecutivos con cifras en terreno positivo.
Y, a pesar de ser cierto, el dato es leído por muchos otros como la primera capa de lava en un volcán: tranquila y hasta estable en la superficie, con peligros ocultos en las profundidades.
Con un crecimiento anual de 0,7 %, los datos del PIB se alejaron de los puntos más bajos que señalaban las proyecciones, pero también quedaron a una buena distancia del optimismo de varios pronósticos, que auguraban que la cifra se ubicaría cómodamente por encima de 1 %.
Le puede interesar: El PIB crece poco y parte de la preocupación está en el gasto de los hogares
¿Qué dicen estos datos sobre la economía nacional? Es una respuesta compleja y, en su mayoría, con aspectos negativos.
Para comenzar, hay una suerte de paradoja, si se quiere. Casi ninguna de las proyecciones consultadas fue alterada con los resultados del PIB para el primer trimestre, que tienden a mantener el resultado de 2024 alrededor de 1 % (1,5 %, en su escenario más optimista).
De fondo, esto resulta algo preocupante, pues un crecimiento anual de 1 % sigue estando muy por debajo de ser deseable y mucho menos óptimo. Menos aún cuando el potencial de la economía nacional puede estar por encima de 2 %, según explica Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
En otras palabras, lo que indican los análisis es que seguimos en una senda de poco (y lento) crecimiento. Y es por este lado que la palabra “estancamiento” se convierte en una suerte de centro de gravedad de esta conversación.
Los males detrás de las cifras del PIB
Para sus variaciones anuales, los números del PIB para el primer trimestre muestran que la mitad de las ramas de la actividad económica registraron contracciones; para el mismo periodo de 2023 esta cifra era de cuatro ramas.
Uno de los resultados más preocupantes fue el de la industria, que en su variación anual se contrajo 5,9 %.
Los datos de la encuesta mensual de manufactura, que también fue publicada esta semana por el DANE, ya permitían ver que la industria no anda por buen camino, con una contracción de 6 % en su producción para el primer trimestre. “Estas cifras negativas no se observaban desde diciembre de 2020, durante el periodo de pandemia, cuando se registró una disminución de -8,1 % en la producción”, anotó en su momento Bruce Mac Master, cabeza de la ANDI.
Lea también: En medio de una economía que preocupa: ¿qué puede hacer el Banco de la República?
“La industria completa más de un año con caídas consecutivas en su actividad económica y si bien las cifras de este trimestre, cuando se miran sin efecto estacional y calendario, son menores que las de los últimos dos trimestres, siguen siendo contracciones. Pareciera que quizá tocamos fondo aquí y hay un ligero rebote, pero no es un momento para cantar victoria, ciertamente”, comenta Mejía.
En línea con los resultados preocupantes en industria, las cifras de inversión completan varios trimestres con cifras desalentadoras. Para los primeros tres meses de este año, tanto la formación bruta de capital como de capital fijo volvieron a mostrar contracciones (-13,4 % y -6,5 %, respectivamente), aunque fueron más leves que las experimentadas en el último trimestre de 2023 (27,2 % y 14 %, también de forma respectiva).
“El dato de inversión es un poco mejor. Se detuvo la caída, en comparación con el trimestre anterior. Pero si vemos los números que teníamos en el tercer trimestre de 2022, para los primeros tres meses de 2024 la inversión es 10 puntos más baja. Y si lo quiere ver antes de pandemia, con el último trimestre de 2019, tenemos una caída de 6 % en la inversión”, explica Marc Hofstetter, profesor de la U. de los Andes y columnista de este diario, quien añade: “Si uno quiere mirar lo que ha pasado en los seis trimestres que llevamos de este Gobierno, la actividad económica total ha crecido 1 %. Este es un dato muy malo”.
Entonces, ¿para dónde vamos?
Si el mantra es estancamiento, ¿cómo impulsar la economía hacia un terreno en donde no solo cumpla con las mínimas expectativas, sino regrese a un terreno positivo de crecimiento, más cercano a su potencial productivo?
Las propuestas de analistas y gremios se pueden agrupar en algunas categorías básicas, como vivienda e infraestructura (dos sectores clásicos en momentos de reactivación). También hay llamados en asuntos algo más etéreos, pero no por ello menos importantes, como incertidumbre y confianza y unos puntos más en consumo y tasas de interés.
Vamos por partes.
Construir, construir, construir
Prácticamente todas las voces consultadas hablan de impulsar la construcción (tanto de vivienda como de obras civiles). Si bien este último renglón registró un mejor desempeño en el primer trimestre, aún hay terreno para acelerar y mejorar la ejecución en este rubro.
La construcción y la infraestuctura hacen parte del recetario de reactivación de una economía debido a sus efectos en mano de obra, pero también en el impulso que entrega en una lista larga de industrias y actividades. Esto se llama encadenamiento productivo y se puede ver como una gran ficha de dominó que va impulsando otras tantas, si se quiere.
Desde Camacol, gremio de los constructores, aseguran que parte de sus propuestas de reactivación (que ya están en manos del Ministerio de Vivienda) incluye “acciones que permiten incorporar nuevos subsidios para la compra de VIS y viviendas de clase media, asícomo avanzar en la gestión de los recursos para resolver el descalce de 17.000 coberturas a la tasa que hoy no tienen soporte presupuestal y hacen parte de los 50.000 subsidios anunciados por el Gobierno nacional para Mi Casa Ya”.
El gremio también habla de cosas como el “diseño de una plataforma que facilite la operación de los nuevos programas de vivienda promovidos desde las regiones y la posibilidad de asignar subsidios para adquisición de VIS de renovación urbana de hasta 175 salarios mínimos”.
Recientemente, el Minvivienda anunció que eliminará el sistema de puntajes para acceder a los subsidios de Mi Casa Ya, un asunto que es bien recibido por los constructores, pues puede ayudar a acelerar la entrega de estos recursos (los cuales incrementan la demanda del mercado, en general). Esto también puede ser un instrumento de reactivación, en últimas.
César Pabón, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, habla en este punto de tener metas más ambiciosas en Mi Casa Ya. “Si uno toma como referencia las acciones después de la pandemia, podemos ver que los subsidios subieron a 60.000 en un año. Esto, claro, requiere más prsupuesto, pero un mensaje claro de que hay más subsidios disponibles puede impulsar la construcción de vivienda”.
En el mismo renglón de subsidios, pero yendo más allá de los límites de construcción para vivienda VIS y VIP (de interés social y prioritario, respectivamente), Hofstetter habla de subsidiar la tasas de interés en créditos hipotecarios de viviendas que escapen al espectro de aplicación de Mi Casa Ya. “Esto es importante que sea una medida transitoria, para que no se convierta en un mecanismo de llenarles las billeteras a quienes más tienen. Pero es una jugada que puede servir para reactivar este sector, pues se apalanca casi que exclusivamente en recursos privados. El Gobierno aquí contribuiría un poco con las tasas de interés. No se trata de que gaste más, cosa que no debería hacer, sino de redirigir recursos, de gastar mejor”.
El académico añade sobre esta propuesta que “es pensarla de forma contracíclica e, insisto, transitoria. Y para que esto no termine tanqueando a los bancos de forma indefinida, se les puede pedir una contraprestación: el Gobierno subsidia la tasa de interés durante los primeros siete años y el banco asume el resto. Esto no es un gasto mayor para ellos si tenemos en cuenta que la matoría de los créditos hipotecarios se liquidan antes de los siete años. Pero sí puede impulsar la demanda de vivienda más allá de Mi Casa Ya”.
En el rubro de infraestructura, los analistas consultados hablan de asuntos largamente documentados: destrabar proyectos que no se están ejecutando por asuntos como licencias ambientales o consultas con las comunidades.
Pabón asegura, por ejemplo, que de las 29 iniciativas 4G que están en ejecución hay por lo menos seis que presentan retrasos. “No es real pensar en incorporar nuevos proyectos de infraestructura como una medida de reactivación, porque estos pueden tomarse hasta dos años en ser estructurados. Lo que sí podemos hacer es seguir profundizando en una agenda que, desde el alto Gobierno, busque destrabar los cuellos de botella que hay en infraestructura en todo el país”.
Aquí Mejía añade otro asunto esencial y es “resolver la ejecución de presupuesto, pues el Gobierno no ha tenido la capacidad para acelerar este aspecto. Los ritmos de ejecución del presupuesto de inversión, por ejemplo, están por debajo de los promedios históricos de los últimos cinco años. Y esto es un elemento importante porque el sector público, a través de la inversión y en particular de la infraestructura, es un elemento dinamizador de la economía”.
La ecuación entre confianza e incertidumbre
Y por esta vía llegamos a la conversación sobre la confianza, una palabra que también repiten con cierta frecuencia los analistas, mezclada con asuntos como seguridad jurídica e incertidumbre.
“Es clave eliminar los mensajes de incertidumbre, los cambios abruptos en las reglas de juego en sectores como el minero-energético, infraestructura y vivienda han sido una barrera al crecimiento de la inversión privada en esos sectores”, asegura Mejía.
A este punto se suma Mac Master, quien asegura que “está en manos del Gobierno nacional que Colombia sea un buen destino para la inversión. Empeñarnos en crear condiciones de incertidumbre, no solamente con reformas que le generan preocupación a una gran cantidad de gente, sino en términos de mensajes en contra del sector productivo, es una muy mala estrategia. Si no invertimos hoy estaremos construyendo un resultado muy malo para los próximos años”.
Por su parte, Hofstetter asegura que es necesario que el Gobierno deje la animadversión de trabajar con el sector empresarial y con los gobiernos locales, en general. “Esto es una tarea muy difícil para su ADN, pero es muy importante. El lenguaje contra el sector privado se ha vuelto más rudo”.
Por último, con respecto al consumo de los hogares también llegan algunas alertas y preocupaciones, que se ven reflejadas en el mal desempeño de sectores como el comercio, que completa cinco trimestres consecutivos con contracciones.
Desde el punto de vista del PIB, el gasto de los hogares creció 0,6 % en el primer trimestre del año. Y si bien es un dato que está en terreno positivo, encarna una alerta: este dato, versus el crecimiento poblacional, indica que, aunque hay más gente, se está consumiendo menos. De acuerdo con Camilo Herrera, fundador de Raddar, firma especializada en consumo, “en el primer trimestre de 2024 una persona compró 0,46 % menos cosas que en el mismo período de 2023”. Y añade: “El llamado desde Raddar es el de pensar en cómo reactivar el gasto. Si en este momento el Gobierno decretara días sin IVA movería al comercio, la industria, los inventarios y el gasto de los hogares. Esa alternativa la tiene en la mano”, aseguró Herrera.