¿Cómo se podría mejorar la reforma tributaria?
Aunque el proyecto de ley que se tramita en el Congreso parece contar con el aval de mayorías políticas, aún puede ser mejorado. Entre otras cosas, se propone tener tarifas diferenciadas en impuesto de renta para las empresas, dependiendo de su tamaño.
María Fernanda Valdés *
Dado el momento político que se vive en Colombia, la reforma tributaria que presentó el Gobierno no es una reforma estructural de largo plazo como muchos quisiéramos, sino una propuesta cosmética que va a significar una nueva reforma en un año y medio y, además, tiende a ampliar los problemas estructurales de nuestro sistema tributario.
En Colombia tenemos un gran desbalance en el recaudo de renta, en donde recaudamos excesivamente de la empresa y muy poco (casi nada en comparación internacional) de la renta a las personas. Todos los expertos de los últimos 30 años han recomendado que Colombia grave menos a las empresas y aumente significativamente la recaudación de las personas.
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Con la decisión del Gobierno de subir las tarifas a las empresas y dejar intacto el impuesto a las personas, Colombia terminaría este año con un sistema tributario más desbalanceado, lo que afectará la recuperación de las empresas, sobre todo esas pequeñas que no gozan de los beneficios tributarios de las más grandes y no pueden o no les conviene un régimen simple.
Este sesgo también es la base de nuestra altísima desigualdad, pues el impuesto a las personas es el tributo progresivo por excelencia: al decidir no tocar el impuesto a las personas naturales, el Gobierno decidió blindar completamente a los más ricos de este país del pago de impuestos extras para financiar la recuperación económica.
Asimismo, esta reforma amplía otro problema estructural de nuestro sistema tributario: la gran cantidad de beneficios, principalmente en ciertos sectores económicos, los cuales han sido rechazados por todos los expertos, desde la comisión Musgrave de los años 70 hasta la de expertos en beneficios tributarios que presentó un importante informe este año. El Gobierno decidió no solo ignorar todos los estudios de los expertos al no eliminar indefinidamente ningún beneficio tributario, sino que creó varios nuevos, algunos tan absurdos como los días sin IVA.
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Es difícil pensar que esta propuesta tributaria pudiera mejorarse en el Congreso, pues según ha comentado el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, el proyecto ya ha sido consensuado políticamente con sus partidos amigos. Pero si existiera la posibilidad de mejorarla de alguna manera, estos elementos, todos políticamente viables, podrían considerarse:
1- La reforma tributaria podría evaluar agregar tarifas diferenciadas para empresas de diversos tamaños, esto para no asfixiar ni frenar la recuperación de las más pequeñas, que no siempre pueden o les conviene un régimen simple de tributación, y para las que la tarifa del 35 % que propone el Gobierno podría ser excesiva.
2- En el Congreso se podrían agregar a la propuesta unos artículos que logren eliminar beneficios tributarios. Con la Ley de Solidaridad Sostenible el Gobierno había avanzado con un articulado que lograba eliminar atinadamente varios beneficios ineficientes e injustos, ajustados a algunas de las recomendaciones de la comisión de expertos. Podría usarse ese articulado en el Congreso para avanzar hacia un sistema con más equidad horizontal. La eliminación de beneficios tributarios, como lo muestra la propuesta de reforma tributaria que construimos con un grupo de académicos, puede ayudar a mejorar tanto el recaudo que puede que no sea necesario el aumento de la tarifa de renta a personas jurídicas.
3- Se podría agregar a la propuesta de ley una sección de impuestos a las personas. La Ley de Solidaridad Sostenible tenía propuestas interesantes para hacer pagar a las personas de más altos ingresos, entre los que se encontraban cambios de tarifas y eliminación de beneficios tributarios regresivos. Estos elementos podrían agregarse a la actual propuesta de ley en el Congreso. Si se quisiera avanzar aún más en términos de progresividad, se podría añadir un articulado para avanzar en la igualación de tarifas para diferentes tipos de renta, como el que hemos elaborado en la propuesta académica que presentamos hace unos meses al país. Una sección de impuestos a las personas no debería incluir una reducción del umbral, pues esto lo haría políticamente inviable.
4- La reforma podría incluir el impuesto al patrimonio. Según el estudio de la Polimetría de Cifras y Conceptos, este es el tributo más aceptado por los colombianos y, además, ha sido apoyado por la mayoría de los sectores políticos del país, por eso no tiene mucho sentido que se haya excluido del proyecto de ley actual. Ojalá en las discusiones en el Congreso se pudiera agregar este impuesto, que pagan los que más tienen y que lastimosamente tiene vigencia hasta este año.
* Ph.D en economía, coordinadora para la Friedrich Ebert Stiftung en Colombia.
Dado el momento político que se vive en Colombia, la reforma tributaria que presentó el Gobierno no es una reforma estructural de largo plazo como muchos quisiéramos, sino una propuesta cosmética que va a significar una nueva reforma en un año y medio y, además, tiende a ampliar los problemas estructurales de nuestro sistema tributario.
En Colombia tenemos un gran desbalance en el recaudo de renta, en donde recaudamos excesivamente de la empresa y muy poco (casi nada en comparación internacional) de la renta a las personas. Todos los expertos de los últimos 30 años han recomendado que Colombia grave menos a las empresas y aumente significativamente la recaudación de las personas.
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Con la decisión del Gobierno de subir las tarifas a las empresas y dejar intacto el impuesto a las personas, Colombia terminaría este año con un sistema tributario más desbalanceado, lo que afectará la recuperación de las empresas, sobre todo esas pequeñas que no gozan de los beneficios tributarios de las más grandes y no pueden o no les conviene un régimen simple.
Este sesgo también es la base de nuestra altísima desigualdad, pues el impuesto a las personas es el tributo progresivo por excelencia: al decidir no tocar el impuesto a las personas naturales, el Gobierno decidió blindar completamente a los más ricos de este país del pago de impuestos extras para financiar la recuperación económica.
Asimismo, esta reforma amplía otro problema estructural de nuestro sistema tributario: la gran cantidad de beneficios, principalmente en ciertos sectores económicos, los cuales han sido rechazados por todos los expertos, desde la comisión Musgrave de los años 70 hasta la de expertos en beneficios tributarios que presentó un importante informe este año. El Gobierno decidió no solo ignorar todos los estudios de los expertos al no eliminar indefinidamente ningún beneficio tributario, sino que creó varios nuevos, algunos tan absurdos como los días sin IVA.
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Es difícil pensar que esta propuesta tributaria pudiera mejorarse en el Congreso, pues según ha comentado el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, el proyecto ya ha sido consensuado políticamente con sus partidos amigos. Pero si existiera la posibilidad de mejorarla de alguna manera, estos elementos, todos políticamente viables, podrían considerarse:
1- La reforma tributaria podría evaluar agregar tarifas diferenciadas para empresas de diversos tamaños, esto para no asfixiar ni frenar la recuperación de las más pequeñas, que no siempre pueden o les conviene un régimen simple de tributación, y para las que la tarifa del 35 % que propone el Gobierno podría ser excesiva.
2- En el Congreso se podrían agregar a la propuesta unos artículos que logren eliminar beneficios tributarios. Con la Ley de Solidaridad Sostenible el Gobierno había avanzado con un articulado que lograba eliminar atinadamente varios beneficios ineficientes e injustos, ajustados a algunas de las recomendaciones de la comisión de expertos. Podría usarse ese articulado en el Congreso para avanzar hacia un sistema con más equidad horizontal. La eliminación de beneficios tributarios, como lo muestra la propuesta de reforma tributaria que construimos con un grupo de académicos, puede ayudar a mejorar tanto el recaudo que puede que no sea necesario el aumento de la tarifa de renta a personas jurídicas.
3- Se podría agregar a la propuesta de ley una sección de impuestos a las personas. La Ley de Solidaridad Sostenible tenía propuestas interesantes para hacer pagar a las personas de más altos ingresos, entre los que se encontraban cambios de tarifas y eliminación de beneficios tributarios regresivos. Estos elementos podrían agregarse a la actual propuesta de ley en el Congreso. Si se quisiera avanzar aún más en términos de progresividad, se podría añadir un articulado para avanzar en la igualación de tarifas para diferentes tipos de renta, como el que hemos elaborado en la propuesta académica que presentamos hace unos meses al país. Una sección de impuestos a las personas no debería incluir una reducción del umbral, pues esto lo haría políticamente inviable.
4- La reforma podría incluir el impuesto al patrimonio. Según el estudio de la Polimetría de Cifras y Conceptos, este es el tributo más aceptado por los colombianos y, además, ha sido apoyado por la mayoría de los sectores políticos del país, por eso no tiene mucho sentido que se haya excluido del proyecto de ley actual. Ojalá en las discusiones en el Congreso se pudiera agregar este impuesto, que pagan los que más tienen y que lastimosamente tiene vigencia hasta este año.
* Ph.D en economía, coordinadora para la Friedrich Ebert Stiftung en Colombia.