Cómo se ve el panorama económico desde la ventana del Banco de la República
Como otras entidades de su tipo, el Emisor debe caminar la fina línea de intentar seguir metiendo en cintura la inflación en medio de un año que se anticipa complejo en lo que se refiere a la economía. Leonardo Villar habla de cómo se ve 2023 desde la gerencia.
Jorge Sáenz
Bajo prácticamente todas las proyecciones, Colombia acabará el año económico en punta, con un crecimiento por encima del 7 %. Sin duda, estas son buenas noticias.
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Bajo prácticamente todas las proyecciones, Colombia acabará el año económico en punta, con un crecimiento por encima del 7 %. Sin duda, estas son buenas noticias.
Pero la historia para 2023 es otra, con una expansión del PIB que podría incluso estar por debajo del 1 %. Esta proyección está enmarcada en un panorama internacional pleno en retos y problemas, pero también en una estabilización de la dinámica económica luego de las distorsiones introducidas por los días más duros de la pandemia.
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En medio de este escenario, el Banco de la República seguirá cumpliendo un papel determinante, tanto en la dinámica macro de la economía nacional como en los impactos directos al bolsillo de los colombianos vía aumentos, o bajas, en las tasas de interés del Emisor.
En esta entrevista Leonardo Villar, gerente del Banco, habla de cómo se ve la economía en 2023, así como las movidas de la entidad en un año que se anticipa complejo y retador.
¿Cómo ve el próximo año en materia económica?
El ritmo de crecimiento con respecto a 2022 va a ser probablemente bajo. Pero eso responde al efecto base de un 2022 que en el caso colombiano ha mostrado un crecimiento extraordinariamente alto. De hecho, el crecimiento en 2022 es el más alto entre todas las economías medianas y grandes del mundo, al llegar a cerca de 8 %. En 2023 estamos esperando un crecimiento de 0,5 % que si bien es bajo, implica que la actividad económica y el ingreso de los colombianos mantendrán los niveles relativamente altos que se alcanzaron desde 2022. Por otra parte, 2023 va a ser un año en el que la inflación mostrará una clara tendencia hacia la baja. Estamos esperando una inflación del orden de 7 % para finales de ese año lo cual implicaría una reducción muy sustancial con respecto a la que tenemos en 2022.
Recientemente no hemos vivido un momento como el actual con altas tasas de interés y una inflación disparada: ¿cómo afrontar esta situación?
Hemos vivido una situación de inflación alta inducida fundamentalmente por factores internacionales y eso nos ha obligado a responder con una política monetaria restrictiva: un aumento en las tasas de interés muy sustancial desde 1,75 % en septiembre del año 2021 hasta 12 % en la actualidad. Se trata del mayor aumento en las tasas desde que empezó el presente siglo, con el cual se ha respondido a un aumento en la tasa de inflación que también es el más grande que hemos presenciado desde que comenzó el siglo. La perspectiva es que el impacto de esta política restrictiva empiece a verse muy pronto. En muchos otros países que han adoptado políticas similares ya que se está presentando una reducción importante de la inflación. Es el caso de Brasil, Chile o Perú. Nosotros esperamos que en nuestro caso veamos reducciones en la inflación desde los primeros meses de 2023, pero debemos reconocer que va a ser un proceso relativamente largo y probablemente tardaremos hasta finales de 2024 para volver a la meta del 3 %.
¿A qué atribuye el Banco de la República esa espiral alcista de la inflación? En otros países comenzó a bajar y en Colombia se mantiene al alza…
En sus orígenes la inflación fue inducida por una situación de aumento de costos a nivel mundial y por una política monetaria global que fue muy expansiva hasta comienzos de 2022. En el caso colombiano hemos tenido al menos dos fenómenos particulares: en primer lugar, un dinamismo de la demanda aún más fuerte del que se ha dado en el resto del mundo y que es el que explica que la economía esté creciendo este año a un ritmo cercano a 8 %. La parte mala de ese dinamismo tan fuerte de la demanda es que también ha generado presiones al alza sobre la inflación y ha incrementado fuertemente el déficit externo con un crecimiento desbordado de las importaciones.
Por otro lado, en el caso colombiano hemos tenido una depreciación del peso a un ritmo mayor que en mucho otros países. A pesar de que la tasa de cambio del peso frente al dólar se ha corregido de manera importante desde comienzos de noviembre, todavía hoy está en un nivel que representa una depreciación del orden del 20 % con respecto a un año atrás y de 40 % con respecto a dos años atrás. Esa depreciación tan fuerte constituye una presión adicional a la inflación que ya no se está observando en los demás países. Varios de los países de la región, tales como Brasil, México o Perú, han experimentado revaluaciones significativas en el último año. En el caso de Chile, la depreciación con respecto a un año atrás es del orden de 3 %, muy inferior a la colombiana.
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¿Los programas del Gobierno no están dando los resultados para abaratar el precio de los alimentos?
El aumento en la inflación de precios de los alimentos se ha dado de manera particularmente fuerte en Colombia. Tenemos una inflación de 27 % con cifras a noviembre. Esa cifra es dramática cuando tenemos en cuenta que ya en noviembre de un año atrás los precios de los alimentos estaban en niveles particularmente altos. Tenemos la expectativa de que la política monetaria, en conjunto con las políticas que ha anunciado el Gobierno sobre la oferta en insumos agropecuarios y sobre facilidades para sembrar, ayude a reversar este aumento tan fuerte, que afecta de manera particularmente grave a los sectores más vulnerables de la población que son aquellos para los cuales los alimentos representan una mayor proporción de su canasta de consumo.
¿La entrada en vigor de algunos impuestos aprobados en la reforma tributaria presionará la inflación?
La mayor parte de los impuestos son sobre la renta, por lo tanto, no tienen impacto directo sobre los precios. Por el contrario, el proceso de ajuste fiscal que surge de esa reforma tributaria ayuda a mitigar los excesos de demanda que hay en la economía, y puede contribuir a que las presiones inflacionarias empiecen a moderarse de manera importante en 2023. Los impuestos a los alimentos procesados que se establecieron con propósitos asociados con la salud podrían tener algún impacto, pero sería por una sola vez y bastante marginal.
Salarios y tasas de interés
¿Cómo ve el aumento del salario mínimo?
No quisiera entrar a hacer juicios sobre la magnitud. El Gobierno tiene un argumento razonable y es que el aumento estuvo basado en el incremento que tuvieron los precios para los sectores de ingresos bajos, incremento que fue mayor a la inflación general de la economía. Lo que sí es claro es que ese aumento plantea un reto particularmente grande para la política monetaria, y para el cumplimiento de la meta de inflación de 2023 y los años subsiguientes, porque genera una presión de costos adicional y porque hace particularmente relevante lograr el propósito de que el crecimiento en los salarios nominales se traduzca en un mayor poder adquisitivo de los trabajadores. La expectativa nuestra es que con una inflación bajando y que termine el año 2023 alrededor del 7 % el aumento del poder adquisitivo de los trabajadores sea muy importante.
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¿Se ve lejano en el horizonte que el ciclo de alza de tasas de interés esté llegando a su fin?
No podría decir en este momento que se ha terminado el proceso de aumento de tasas. Tendremos que ver la información que surja del dato de inflación de diciembre, cómo evolucionan las expectativas, la tasa de cambio y todos los factores que pueden presionar la inflación hacia el futuro y con base en eso habrá que tomar una decisión en enero. Lo que sí puedo decir es que cada vez estamos más cerca de lo que pudiera considerarse el techo de ese proceso.
Uno de los codirectores votó por un incremento de 25 puntos en la reunión de junta del Banco. ¿Cree que hay preocupación en el Gobierno por el costo actual del dinero, que puede poner freno al crecimiento de la economía en 2023?
Siempre hay una perspectiva distinta entre los gobiernos, que quieren lograr resultados muy rápidos, y los bancos centrales, que típicamente buscan resultados sostenibles de mediano plazo. Esa es precisamente la razón por la cual los bancos centrales de la mayor parte del mundo han ido convirtiéndose en bancos independientes y autónomos, para poder actuar con una perspectiva de mediano y largo plazo. Obviamente, al Banco de la República también le encantaría tener un mayor crecimiento, pero el Banco pondera con mayor fuerza la sostenibilidad del crecimiento en el mediano y en el largo plazos y por ese mismo propósito le da mayor énfasis al propósito de reducir la inflación, incluso con el sacrificio de crecimiento en el corto plazo.
¿Por qué se desacelera la economía de un año a otro? ¿Percibe vientos de recesión en nuestra economía o estaremos de espalda a lo que pase en el mundo?
En el Banco no tenemos una perspectiva de recesión. La proyección que tenemos es un crecimiento bajo, de 0,5 % para 2023. Ojalá estemos equivocados y suceda lo que está esperando la mayor parte de los analistas, que es un crecimiento mayor. Pero incluso con nuestra proyección, si miramos en conjunto los años 2022 y 2023, estaríamos creciendo a un ritmo considerablemente más alto que el promedio de América Latina.
¿Cuál es el problema? Que crecimos muy fuertemente en 2022 y si creciéramos a ritmos parecidos en 2023 entraríamos en un recalentamiento de la economía, que no solamente nos generaría mayor inflación, sino que también nos pondría en riesgos de situaciones difíciles de sostener, por ejemplo, en términos del balance externo del país. De hecho, como resultado del fuerte crecimiento de la demanda tenemos un desbalance en la cuenta corriente de la balanza de pagos del 6,3 % del PIB, que es récord en la historia de Colombia. La política del Banco ha estado dirigida a buscar un aterrizaje suave.
El dólar llegó para quedarse en una cifra cercana a los $5.000, ¿le preocupa al Banco y qué tan costoso es una intervención en el mercado cambiario?
Nosotros hemos visto que la intervención en el mercado cambiario vale la pena cuando hay situaciones muy particulares, por ejemplo, de falta de liquidez en ese mercado, algo que no hemos observado en los últimos meses. Pretender hacer intervenciones en el mercado cambiario para fijar la tasa de cambio puede resultar muy costoso. Colombia lo hizo de manera sistemática durante el siglo 20 y terminamos con una crisis muy dolorosa, tratando de defender una banda cambiaria. Para circunstancias como las que hemos tenido recientemente hemos descartado la intervención cambiaria. Eso no significa que no miremos la dinámica de la tasa de cambio. El nivel actual de la tasa de cambio es mejor al que tuvimos hace un par de meses, pero que todavía implica una devaluación muy fuerte con respecto a lo que se tenía hace un año.
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Le preocupa cuando el presidente Petro, o alguno de sus ministros, hace comentarios que afectan la tasa de cambio.
La tasa de cambio depende de muchos factores. Son tantas las variables que la afectan que nosotros tenemos la idea de dejar que el mercado la ajuste. Cuando por cualquier circunstancia se presenta una depreciación importante en la tasa de cambio que genere presiones inflacionarias, ello nos obliga a responder con una política monetaria más contractiva. Lo más importante a destacar en este momento es que afortunadamente hemos tenido un período bastante tranquilo en materia cambiaria durante las últimas seis semanas.
¿Qué mensaje les manda a los hogares colombianos?
Colombia ha tenido un buen crecimiento en el período reciente, que se ha traducido en una mejora sustancial en los indicadores de empleo y en el ingreso real de la población. El principal problema que hoy tenemos es una inflación excesiva y nuestro principal reto es hacer que la inflación baje, incluso adoptando medidas como el aumento en las tasas de interés, que conllevan costos en el corto plazo, pero que son necesarias para garantizar que el aumento en el ingreso real sea sostenible y perdurable en el mediano y largo plazos.