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¿Cómo va la recuperación global de las economías?

La propagación de la variante delta, sumada a problemas de producción y logísticos, podrían ralentizar el avance de la reactivación a escala planetaria y, en el proceso, introducir más volatilidad en mercados ya de por sí turbulentos, como el del petróleo.

Santiago La Rotta
25 de agosto de 2021 - 02:03 a. m.
Los mercados están pendientes si la pandemia vuelve a tomar fuerza en China. / AFP
Los mercados están pendientes si la pandemia vuelve a tomar fuerza en China. / AFP
Foto: AFP - WANG ZHAO

Hasta hace un par de meses (días más o días menos) se anunciaba rápida y eficazmente un sano rebote en “U” que vendría acompañado de crecimiento en PIB, empleo y con una especie de retorno a la normalidad en asuntos como gasto de los hogares y confianza del consumidor.

Esta promesa no se ha roto del todo, ni en todo lado, además, pero lo que antes se mostraba como una carrera de velocidad hoy parece más una maratón. La rápida recuperación económica, con todas sus disparidades y asimetrías, pareciera estar en un equilibrio muy frágil y contrario a la expansión de la variante delta del coronavirus.

Para este punto nada parece indicar que volverán los cierres de economías enteras ni la coordinación de varias de ellas para volver a frenar la producción y el consumo. Pero lo que sí parece estar pasando es que algunos problemas que ya venían lastrando la recuperación se podrían agravar en la medida en la que esta variante siga su avance en varios países.

De fondo, más que certezas a prueba de bala lo que hay son indicadores que comienzan a preocupar y una volatilidad que resulta tan dañina como normal, porque, como dice el refrán, “pocas cosas son más cobardes que el dinero”.

El petróleo es un buen ejemplo de volatilidad en este caso. Hace unos cinco días, los precios internacionales caían por cuenta del aumento de casos (derivados, principalmente, de la expansión de la variante delta). Para ese momento, los indicadores llevaban una semana de caídas continuas y en solo un día ambas referencias (Brent y WTI) se acercaban a pérdidas del 10 %.

Sin embargo, los precios volvieron a subir 5 % este lunes ante el no registro de nuevos casos en China, lo que amplió las expectativas de que la segunda economía más grande del mundo, y que ocupa el mismo lugar en consumo de petróleo, continuara con un apetito firme que siguiera impulsando hacia arriba la demanda.

China, enfrentada desde hace semanas a un repunte de la pandemia, informó este lunes que no había registrado ningún caso de contagio local de COVID-19, algo que no ocurría desde el 16 de julio y que brinda esperanzas de una mejora de la situación sanitaria.

Carsten Fritsch, analista de Commerzbank, le dijo a la agencia AFP que este reporte es una buena señal para la demanda de crudo. Y, bueno, el mercado parece haber opinado lo mismo, al menos este lunes.

Ahora bien, lo que ocurra en esta semana con los precios del crudo puede tener consecuencias más inmediatas que las solas negociaciones diarias. El 1° de septiembre la OPEP+ se reunirá una vez más para evaluar si continúa con una política expansiva de producción de crudo.

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Si la OPEP+ se reuniera hoy, “es casi seguro que optaría por suspender la adición de suministro durante al menos un mes”, dijo Ed Morse, jefe de investigación de materias primas de Citigroup, en declaraciones para la agencia Bloomberg. No obstante, a renglón seguido, Morse aclara que es posible que los precios repunten cuando se reúna la OPEP+, lo que permitirá a la organización continuar con su plan original. Y finaliza explicando que “los fundamentos subyacentes se mantienen bastante firmes. También hay buenas pruebas de que la economía china no está ni cerca de ser tan débil como muchos temen”.

Lo que pase en la reunión de la OPEP+ tendrá un efecto en precios y en inventarios de crudo en todo el mundo. Y ese delicado balance entra en juego con lo que pase en las economías más grandes y sus apetitos por esta materia prima. Nadie espera cierres generalizados, al menos de la escala de los registrados en 2020, pero un cambio de velocidad en la recuperación puede deprimir los mercados internacionales de materias primas, como el petróleo, de los que dependen economías como la colombiana, por ejemplo.

Los problemas de antes

A este escenario de incertidumbre hay que sumarles al menos tres variables que, por separado y en conjunto, ya estaban ejerciendo presiones sobre oferta, demanda y precios.

La primera son los problemas de logística en lo que se ha denominado popularmente como la crisis de los contenedores. Este escenario se puede ver desde dos aristas: no hay suficientes de estos elementos (dependiendo un poco de quién haga los cálculos) y los que hay en servicio suelen encontrarse en el lugar equivocado de la ecuación.

De acuerdo con Tim Page, CEO de CAI International, una de las compañías más grandes en el mercado de rentar contenedores, hay una situación que se ha ido popularizando de cierta forma: cuando un barco con origen en China deja sus mercancías en el puerto de destino, su prisa por volver a puerto chino es tal, que se devuelve con casi 10 % menos contenedores porque no puede esperar a que los que queden vacíos se vuelvan a llenar.

O sea, los barcos están viajando más vacíos en sus viajes de vuelta a territorio chino, lo que de entrada modifica el esquema de precios de las navieras y otros operadores logísticos, pero además están dejando contenedores vacíos en lugares en donde no sirven de a mucho en ese estado.

La segunda variable en este relato son los problemas de producción en fábricas en Asia, principalmente de componentes de tecnología, como microprocesadores, que son la espina dorsal de una larga lista de productos.

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La escasez de chips no es nueva, pues se manifestó desde el año pasado, pero su horizonte de solución hoy parece extenderse hasta 2022, según dijo recientemente el CEO de Nvidia (uno de los mayores fabricantes de tarjetas gráficas en el mundo).

Ahora bien, estos dos problemas ya existían y habían complejizado las operaciones internacionales de cientos de empresas. Pero si en efecto llega a haber un repunte importante de casos en China o en otros puntos claves de fabricación de bienes, la situación bien puede terminar por agravarse.

Los problemas en producción parecen también estar ejerciendo una presión inusual sobre la inflación en economías como la estadounidense. Para junio de este año, Estados Unidos registró el mayor incremento del indicador en 13 años (5,4 % en su variación anual).

Jerome Powell, cabeza de la Reserva Federal, ha asegurado que la inflación pasa por un pico en medio de todo normal, impulsada principalmente por un repunte del consumo (que va de la mano con la recuperación económica).

Ahora bien, si la subida en el inflación no se estabiliza, la Reserva Federal (Fed) tendrá que intervenir para controlar los precios (principalmente vía aumentos en tasas de interés, entre otros instrumentos de política monetaria). Y esto podría impactar algunos mercados de materias primas, que en días recientes han recibido duros golpes.

La semana pasada, el Commodity Index de Bloomberg registraba una caída de casi un 5 % en agosto y se encaminaba a registrar su peor mes desde que comenzó la pandemia. De acuerdo con los analistas de la agencia, “la variante delta, los riesgos del crecimiento mundial y el temor a que repita el llamado “taper tantrum” de 2013 -el episodio que comenzó cuando la Reserva Federal anunció una posible reducción anticipada de sus compras de bonos, provocando caídas generalizadas en los mercados- están afectando la confianza”.

Una de las preocupaciones acá es que las medidas de la Fed tienen efectos sobre política monetaria, pero poco hacen para solucionar los problemas de producción o logísticos que aún persisten como herencia de los cierres globales del año pasado. Y todo esto es sin calcular con pesimismo el impacto de la variante en lugares claves de producción, como ya se dijo.

Con todo, como han repetido expertos en salud y autoridades económicas, una de las defensas más certeras en un momento pleno en incertidumbres es avanzar tan rápido como se pueda en la vacunación global.

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