Crisis en San Andrés: el reto de impulsar las finanzas y la economía de la isla
La frágil economía del archipiélago, que depende en un 90 % del turismo, sigue afectada por la drástica caída en el número de viajeros. Esta semana fue presentada la estrategia para crear un ecosistema financiero robusto junto a los micronegocios de la isla. ¿De qué se trata?
Daniel Felipe Rodríguez Rincón
En un noviembre común, las playas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina tendrían una alta afluencia de turistas dándose un baño en el llamado “mar de siete colores”, o bien, disfrutando de la oferta gastronómica de la región en atiborrados restaurantes. Pero este año las cosas son muy distintas y la frágil economía de la región, que depende en un 90 % del turismo del turismo, no pasa por su mejor momento.
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En un noviembre común, las playas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina tendrían una alta afluencia de turistas dándose un baño en el llamado “mar de siete colores”, o bien, disfrutando de la oferta gastronómica de la región en atiborrados restaurantes. Pero este año las cosas son muy distintas y la frágil economía de la región, que depende en un 90 % del turismo del turismo, no pasa por su mejor momento.
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Datos de la Secretaría de Turismo de San Andrés indican que la cifra de viajeros ha caído 38 % en lo corrido de 2023 frente al periodo de 2022. Con corte a septiembre de este año, unos 670.000 viajeros arribaron al archipiélago, lo que contrasta con el millón que se registró por esas mismas épocas durante el año pasado.
Las razones de la caída del turismo en el archipiélago son diversas. Algunas de ellas se remontan a la pandemia, que detuvo por completo esta actividad. Tiempo después, el huracán Iota devastó Providencia y, más recientemente, la quiebra de las aerolíneas Viva y Ultra Air redujo el número de frecuencias hacia el aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla, en San Andrés. Viva, por ejemplo, tenía 18 vuelos diarios a San Andrés y llevaba cerca de 6.000 personas al día, es decir, transportaba el 50 % de los pasajeros que recibe el archipiélago en todo un mes. A la fecha, aerolíneas como Latam Airlines o Avianca han suplido parte de esa demanda, sin embargo, la cantidad de frecuencias sigue sin ser la de antes.
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De otro lado, la situación para los isleños se ha agravado últimamente por los altos precios de los combustibles. Del costo total de un galón de gasolina o diésel, cerca de la mitad de ese valor son impuestos, lo que encarece el transporte de alimentos y, por tanto, incrementa los precios para el público.
Un tejido empresarial en dificultades
En el archipiélago hay unas 4.000 microempresas y solo unas 500 (un 11 %) tienen algún grado de formalidad: registro de matrícula mercantil, tributario o pago de seguridad social. Cifras del Fondo Nacional de Garantías (FNG) indican que la informalidad en San Andrés tiene una brecha de puntos porcentuales respecto al resto del país.
Estas unidades han sufrido el golpe de la caída del turismo, por lo que la generación de empleo y la competitividad de la región se han deteriorado aún más. Las principales actividades económicas del archipiélago, el turismo, el comercio o el transporte, entre otras, pasan por tiempos difíciles.
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Fanelly Vasquéz ha visto cómo su sustento está en riesgo. Desde su local de ropa de playa, accesorios y recuerdos para turistas, ubicado en el Mercado Artesanal Creole Culture, esta mujer da cuenta de la caída en el turismo y las ventas. “Ahora mismo está muy suave el comercio. La economía está muy lenta y uno lo ve por todo lugar, no solo las ventas. Después del huracán, hubo un tiempo de receso y la cosa empezaba a mejorar, pero ahora todo está suave. Siempre ha sido un sube y baja, pero ahora mismo estamos en vacas flacas. No hemos tenido apoyo del Gobierno”.
El llamado de los isleños no es otro que el país vuelva a mirar a San Andrés en un momento de “déficit económico”, como lo reconoce el mismo gobernador encargado del archipiélago, Marcos Robinson Newball.
“Frente al déficit económico que hoy afecta al departamento, sea esta la oportunidad para hacer una reingeniería en San Andrés, para cambiar el rumbo turístico y económico de este departamento. Sea esta la oportunidad para emprender nuevas rutas, nueva visión, nuevos proyectos. Hemos llegado a un pozo, pero debemos buscar una salida planificada, hacia dónde queremos llevar el departamento en materia de comercio, industria y turismo”, señaló Robinson el pasado viernes 10 de noviembre desde la Casa de la Cultura de San Andrés.
El camino a la reactivación
En la ecuación sobre qué hacer para encauzar de nuevo el desarrollo económico en San Andrés, el Gobierno y la banca privada son dos variables fundamentales para irrigar crédito e incentivos financieros a esos microempresarios que quieren seguir contribuyendo a la recuperación.
Precisamente, el Grupo Bicentenario (que incluye al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Bancóldex, Finagro y el Fondo Nacional de Garantías) junto aliados como Davivienda, dieron a conocer esta semana la estrategia de inclusión financiera para San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Una iniciativa que promete crear un entorno de “fácil acceso al crédito”, de la mano de un ecosistema digital de pagos más robusto y formación en capacidades financieras para los microempresarios. Germán Umaña, ministro de Comercio, Industria y Turismo, explicó esta semana que “no son subsidios”
“¿Qué no tienen las economías populares, la pequeña y mediana empresa? Dos cosas: la primera, acceso al crédito en condiciones adecuadas, por eso se consiguió un dinero para el desarrollo y se está colocando con menores tasas de interés. Segundo, la gente llegaba a los bancos y les pedían que hipotequen su casa o su tierra, que demuestren solvencia mediante extractos que no tienen, por eso este crédito tiene una cosa importantísima: tiene confianza en las comunidades”, precisó el ministro.
Puntualmente, la estrategia para San Andrés, Providencia y Santa Catalina contempla una línea de crédito de Bancóldex por $30.000 millones, que fue lanzada el pasado 10 de noviembre. De acuerdo con la entidad, son créditos de capital de trabajo y modernización, lo que quiere decir que los microempresarios podrán usar este capital para comprar materias primas, insumos, pagar nómina y cumplir con gastos operativos para que sus negocios sigan funcionando, o pagar el arrendamiento de inmuebles, adquirir maquinaria o hacer mejoras de sus instalaciones.
Los microempresarios podrán acceder a crédito de hasta $50 millones. Así mismo, habrá un cupo especial de bajo monto, de hasta $6 millones. La línea contará con condiciones favorables en términos de tasas y plazos que van desde los dos hasta los cinco años.
Los créditos hasta por $6 millones tendrán un subsidio del 100 %, mientras que los créditos que superen este monto y lleguen a $50 millones, contarán con un subsidio del 50 %. El Fondo Nacional de Garantía respaldará todos los créditos con una cobertura de 70 %, indicó Javier Cuéllar, presidente de la entidad.
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Un beneficio importante de estos créditos es que no tienen un único deudor, sino que pueden solicitados por los diferentes miembros de una unidad productiva. Además, la tasa de interés de dichos créditos puede ir bajando si se tiene un buen comportamiento de pago. “Esto es para negocios informales, para pequeños deudores. Si el colectivo tiene un buen comportamiento de pago la tasa de interés va bajando. Esto reconoce entonces un ejercicio de solidaridad dentro de los miembros de ese colectivo, lo que queremos es crear un tejido económico que refleje un tejido social que ya existe”, explicó Javier Suárez, presidente del Banco Davivienda.
La isla “sin efectivo”
Otra de las aristas de la estrategia para la recuperación económica del archipiélago tiene que ver con la digitalización de los pagos, esto visto como una de las cuestiones necesarias para que los microempresarios de la isla puedan incrementar sus ventas, estando a tono con los nuevos de pago que locales como extranjeros están utilizando.
De ahí que se quiera transformar a San Andrés en una isla “sin dinero en efectivo”, es decir, el fortalecimiento de los pagos digitales. Esta estrategia está encabezada por Davivienda, banco que en tiempos recientes viene fortaleciendo el uso de billeteras digitales y pagos a través de códigos QR en los micro y pequeños negocios de la región.
A la fecha, todos los puestos del Mercado Artesanal Creole Culture les permiten a sus clientes pagar a través de apps como Daviplata o usando su tarjeta de crédito mediante el uso de datáfonos, por ejemplo.
“Davivienda ha creado un ecosistema innovador, cuyo objetivo es impulsar la cadena de valor del turismo desde lo transaccional a lo solidario, con medios de pago digitales, un sistema de crédito que promueve la disminución de tasas de interés por el buen comportamiento de las comunidades, con educación financiera desde los jóvenes y con aliados estratégicos para promover la conservación de la Reserva Seaflower. Así contribuimos con los objetivos y programas planteados por el Gobierno Nacional”, dijo Suárez.
Robustecer un ecosistema financiero basado en pagos digitales en San Andrés significa también permitirle al turista acceder a productos y servicios más allá del comercio formal, permitiendo así que los micronegocios comunitarios participar en la dinámica comercial de la región. Hablar de una “isla sin efectivo”, así mismo, es promover la formalización de pequeñas unidades productivas, para las cuales la financiación o la cobertura en seguridad social para sus miembros son esquivas si no dan un paso hacia la formalidad.
“En la isla hay cerca de 10.500 comercios registrados y ya 4.500 están recibiendo pagos digitales. De esos 4.500, tenemos 500 que son comercios formales y 4.000 son micronegocios de la economía popular. Esas transacciones son importantes para esa fase del crédito, en la medida en que esos recursos se vuelven visibles y ese pequeño negocio, que no puede mostrar los estados financieros, sí puede mostrar sus ventas, para construir esa historia de crédito que es tan importante. De enero a julio íbamos en 8.500 transacciones digitales; de julio a octubre hemos subido y vamos en 34.000. Vamos en $3.300 millones recibidos a través de esos pagos digitales”, precisó el presidente de Davivienda.
Es importante precisar que los turistas que visitan la isla pueden usar cualquier billetera digital para pagar sus compras, ya que se ha avanzado en la interoperabilidad de pagos.
Datos provistos por Davivienda indican que, a la fecha, 100 de los 210 taxis en la isla ya reciben pagos digitales, así como 30 de las 853 mulas (pequeños carros para el transporte de turistas) y 53 de los 1.000 mototaxis en San Andrés. A futuro, la apuesta del banco es integrar este método de pago en buses y lanchas.
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Finalmente, en un momento complejo para la isla, es afortunado que desde lo público y lo privado se estén gestando alianzas que fortalezcan un tejido empresarial que ha sentido el golpe de la crisis turística, pero no hay que perder de vista que los potenciales beneficiados de estas estrategias son personas a quienes, por décadas, se les hicieron promesas falsas y se les ofrecieron soluciones a medias. Fortalecer sus capacidades financieras e impulsar sus proyectos productivos puede ser parte del camino de una recuperación sostenible en el tiempo.
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