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El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) informó este miércoles que la tasa de desempleo en Colombia fue del 11 % en julio, lo que se traduce en una disminución de 2,1 puntos porcentuales en comparación con el mismo periodo del año anterior.
El positivo balance se explica porque en este mes se logró la recuperación de 1.638.000 puestos de trabajo, por lo que el país consolida más de 22,055 millones de personas ocupadas. También en que 344.000 salieron del desempleo, lo que se traduce en que Colombia registró 2.723.000 en condición de desempleo. Finalmente, 738.000 personas salieron de la población por fuera de la fuerza laboral (que no trabajan por motivos de estudio, pensión, renta, desinterés o condición de discapacidad). En este último grupo hay más de 14,238 millones de personas.
Aún con esto, Colombia sigue sin recuperar los niveles que registraba el mercado laboral antes del inicio de la pandemia. Si se compara la tasa desestacionalizada de desempleo registrada en julio, que fue del 10,7 %, con la del mismo mes de 2019, se evidencia que aún le falta 0,3 puntos porcentuales para igualarla. Además, todavía necesitaría sacar del desempleo a unas 100.000 personas. Sin embargo, cada vez es más evidente el cierre de esta brecha, por lo que crecen las probabilidades de que el país pueda volver a consolidar tasas de desempleo de un dígito.
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Creció la ocupación
En julio, las ramas de actividad económica que más aportaron en la generación de estos más de 1,6 millones de puestos de trabajo fueron industrias manufactureras, con 279.000 plazas laborales. A esta la siguen administración pública y defensa, educación y atención de la salud humana (272.000), transporte y almacenamiento (247.000), actividades artísticas, entretenimiento, recreación y otras actividades de servicios (214.000) y actividades profesionales, científicas, técnicas y de servicios administrativos (189.000).
En contraste, las actividades que menos jalonaron la variación del desempleo fueron agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, que representaron una reducción de 30.000 puestos de trabajo. Información y comunicaciones, que también perdió 9.000 plazas laborales, construcción (que apenas aportó 1.000 plazas nuevas), actividades inmobiliarias (35.000) y suministro de electricidad, gas, agua, y gestión de desechos (73.000).
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Por nivel educativo, el grueso de los trabajadores en el país cuenta con una educación básica secundaria (7,5 millones), seguidos de básica primaria (4,17 millones), universitaria (2,74 millones), ninguna (2,69 millones), técnica profesional (1,67 millones), educación media (1,29 millones), posgrado (1,08 millones) y tecnológica (872.000).
Las cifras del DANE también indican que la posición ocupacional más protagónica en el país es la de empleado particular, con 9,32 millones de personas. Estos son seguidos por los trabajadores por cuenta propia (9,26 millones), empleado del Gobierno (968.000), jornalero o peón (717.000).
Los datos que acompañan el descenso del desempleo
En julio, 344.000 personas lograron salir del desempleo, lo que se traduce en una disminución del 11,2 % si se tiene en cuenta que en el mismo periodo del año pasado en este grupo se contaban más de 3,06 millones. Por nivel educativo, quienes presentan mayores condiciones de desempleo son los que alcanzaron una formación hasta básica secundaria, pues allí son más de 1,06 millones los desempleados. A estos los siguen los de básica primaria (429.000), universitaria (356.000), educación media (280.000), técnica profesional (273.000), ninguno (174.000), tecnológica (87.000) y posgrado (59.000).
De los 2,72 millones de desempleados que hay en Colombia, 1,31 millones se encuentran en las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas, 771.000 en otras cabeceras, 174.000 en las 10 ciudades y 465.000 en centros poblados y rural disperso.
Informalidad
La informalidad continúa siendo un reto latente en Colombia. El DANE informó que, en julio, esta fue del 58,4 % (hay que recordar que desde el mes pasado esta entidad cambió la metodología de medición, lo que hizo que el indicador aumentara en unos 10 puntos porcentuales). Si se compara con la tasa registrada en julio del año pasado, se evidencia una contracción de 1,1 puntos porcentuales, pero en Colombia más de la mitad de los trabajadores sigue estando en la informalidad.
Lo anterior se traduce en que de los más de 22,05 millones de personas ocupadas que hay en Colombia, 12,87 millones lo hacen desde la informalidad. Hay que recordar que un trabajador informal es uno que no goza de beneficios como garantía en la cobertura de salud, pensión, riesgos laborales, caja de compensación familiar, vacaciones e ingresos de por lo menos un salario mínimo.
Brecha de género
La brecha de género continúa presente en el mercado laboral colombiano. En julio, esta fue del 5,1 %, pues la tasa de desempleo en los hombres fue del 8,8 %, mientras que en las mujeres fue del 13,9 %. Sin embargo, se evidenció una considerable recuperación para la población femenina.
Ejemplo de lo anterior es que mientras la ocupación en los hombres creció en 609.000 puestos de trabajo, en las mujeres fue en 1.029.000 puestos de trabajo.
Las rama de actividad que más aportó en la recuperación de puestos de trabajo en la población femenina fue administración pública y defensa, educación y atención a la salud humana, con 186.000. A esta la siguieron comercio y reparación de vehículos (169.000), actividades artísticas, entretenimiento, recreación y otras actividades de servicios (153.000), actividades profesionales, científicas, técnicas y de servicios administrativos (141.000) e industrias manufactureras (123.000).
Cifras más granulares muestran que, en julio, en Colombia se contaron 1,26 millones de hombres desempleados, mientras que este dato para las mujeres fue de 1,45 millones. Sin embargo, ellas lograron una reducción del 12,8 % en esta cifra, mientras que ellos una del 9,3 %.
Otro dato que resalta es que 737.000 mujeres dejaron los oficios del hogar para insertarse en el mercado laboral. Hay que recordar que esta fue una de las actividades que más influyó en el aumento de la brecha de género durante la pandemia, pues muchas se vieron en la obligación de desistir de sus actividades laborales para realizar otras relacionadas al cuidado no remunerado.
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