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El segundo semestre de 2022 se ve cada vez más duro para la economía y los colombianos. Y no es porque pareciera un hecho que Colombia ya no irá al Mundial, sino porque será un período en el que se juntarán varios fenómenos que podrían impactar aspectos que van desde el empleo hasta el mercado del mes, o incluso el sueño de tener casa propia. ¿Qué viene?
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La economía colombiana muestra claros signos de reactivación, al punto que entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectan un crecimiento del 10,02 % para 2021 y del 4,5 % en 2022 (subiendo la estimación desde el 3,7 % en su última revisión). Sin embargo, los analistas advierten que no todo es Producto Interno Bruto (PIB) o no es la única medida que se debería tener en cuenta.
“Este año será muy complejo: si bien habrá crecimiento positivo en el PIB, el panorama no es alentador en términos de empleo, inflación y otras variables que afectan a las personas en el día a día”, explicó Diego Guevara, profesor de economía de la Universidad Nacional.
Uno de los principales impactos vendrá por el lado del Banco de la República: debido a las presiones inflacionarias que enfrenta la economía colombiana, el Banco Central ha incrementado su tasa de interés en 2,25 puntos porcentuales desde septiembre de 2021: del 1,75 al 4 %. Tan solo en enero de 2022 subió 100 puntos básicos (del 3 al 4 %) la tasa del Emisor. Y se espera que en el segundo semestre de 2022 se sientan con claridad los efectos del retiro de los estímulos monetarios.
Golpe al empleo
Uno de los principales temores de las decisiones del Banco de la República es que impliquen un menor dinamismo en la economía en este año y que a su vez impacte el empleo. Y ya hay signos de desaceleración en el mercado laboral: mientras la tasa de desempleo cayó 3,7 puntos porcentuales en promedio durante el tercer trimestre de 2021, en el cuarto trimestre bajó solo 2,6 puntos (en promedio).
Esta desaceleración podría implicar que Colombia no regrese a sus indicadores laborales de prepandemia: la tasa anual de desempleo cerró 2021 en 13,7 %, lo que representa 2,67 millones de desempleados en el país: 273.000 más de los que había en diciembre de 2019.
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Por esto, Guevara advierte que “el segundo semestre del año está lleno de incertidumbre: el aumento de la tasa de interés del Banco de la República va a generar un estancamiento de la economía. Ya lo hizo en 2016, cuando hubo una gran inflación, por lo que es claro que para el banco central va primero la inflación que el crecimiento. Por lo tanto, muy difícilmente el desempleo saldrá de los dos dígitos”.
Y se esperan más incrementos de la tasa del Banrep: la más reciente Encuesta de Opinión Financiera (EOF), de Fedesarrollo, reveló que siguen altas las expectativas: en promedio los analistas esperan que la inflación anual llegue al 6,17 % en enero de 2022. Por eso, en promedio se espera que la tasa del Emisor cierre 2022 en 5,50 %.
Créditos más caros
El endurecimiento de la política monetaria colombiana también implica una cuenta regresiva para disfrutar de las tasas de interés hipotecarias más bajas de la historia: que están cerca del 10 % E.A. Gremios como Camacol han señalado que el alza de tasas del Banco de la República tardará alrededor de ocho meses en trasladarse a los intereses de los créditos de vivienda. Entonces, para el segundo semestre de 2022 las tasas ya no serán tan atractivas, pero todavía seguirán siendo bajas frente al promedio histórico de la última década.
“En 2022 lo ideal es que los colombianos se endeuden en tasas fijas, sobre todo para los créditos hipotecarios, de esta manera podrán mantener intereses atractivos durante todo el período del préstamo, algo ideal para este tipo de endeudamiento de varios años”, explicó Luis Benítez, director de Insolvencia Colombia.
Del dólar al mercado
A pesar de los esfuerzos del Banco de la República, la inflación podría seguir siendo un problema por cuenta de factores cambiarios: según Raddar, cerca del 15 % de la canasta familiar colombiana es importada, por lo que es sensible a los movimientos del dólar. Y varios factores podrían hacer tambalear la tasa de cambio en el segundo semestre de 2022, empezando por las elecciones y por el endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos.
“Si la presidencia es ganada por un populista, sea este de izquierda o derecha, seguramente los mercados reaccionarán fuertemente y podríamos esperar saltos en la tasa de cambio. También podría venir otro poco de incertidumbre mientras se instala el gobierno, se definen los nombres claves del gabinete ministerial y se intenta pasar los proyectos de ley en el Congreso, cosa que seguramente no será fácil”, comentó Enrique Gilles, coordinador del área de economía del CESA.
Guevara también advierte que “la incertidumbre política es otro punto que puede impactar a la economía, lo que tiene una complicación adicional, porque en el segundo semestre del año la Reserva Federal de Estados Unidos podría subir su tasa de interés. Todos estos factores podrían llevar a que salgan capitales de Colombia y el dólar se mantenga caro”.
De hecho, Juan David Ballén, director de análisis y estrategia de Casa de Bolsa, “explica que el dólar ha alcanzado a subir un 10 % tras los resultados de las elecciones presidenciales pasadas. En este caso el efecto se normalizó rápidamente gracias a que el presidente electo tomó decisiones que les han dado confianza a los inversionistas. Si se replica en nuestro país, el dólar podría subir hasta $4.400, sin embargo, posteriormente podría descender dependiendo de las decisiones que tome el nuevo presidente”.
Es decir, en el segundo semestre de 2022 el mercado del mes corre el riesgo de volverse aún más caro por cuenta del efecto cambiario. Un duro golpe para los hogares que en 2021 sufrieron una inflación del 5,62 %: tan solo los alimentos se encarecieron en 17 % (el precio de la papa se duplicó entre 2020 y 2021, según el DANE).
De esta manera, 2022 parece ser un año para mantener la cautela. Si bien el PIB seguirá creciendo a un buen ritmo, hay otros indicadores que advierten que este debería ser un período de austeridad y no de gasto.