Día del trabajo: las barreras que enfrenta el mercado laboral en Colombia
El desempleo y la informalidad continúan altos en el país, mientras las centrales obreras denuncian faltas de garantías para el ejercicio de las libertades sindicales. ¿Cómo está el mercado laboral?
Diego Ojeda
Este primero de mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, una fecha que históricamente se ha dedicado a la reivindicación del movimiento obrero, a la denuncia de lo que está mal en el mundo del trabajo y a la promoción de las ideas con las que se podría mejorar.
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Este primero de mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, una fecha que históricamente se ha dedicado a la reivindicación del movimiento obrero, a la denuncia de lo que está mal en el mundo del trabajo y a la promoción de las ideas con las que se podría mejorar.
Las más recientes cifras del DANE muestran un panorama poco alentador para Colombia, pues la tasa de desempleo (con corte a marzo) continúa sobre los dos dígitos, 11,3 %. Esto se traduce en que en el país hay 2,88 millones de desempleados, es decir, 339.000 personas más frente al mismo periodo del año pasado.
De los que sí tienen trabajo, cerca de un 47 % devenga menos de un salario mínimo, mientras que el 11 % recibe ingresos por un salario mínimo. Es decir, casi seis de cada diez trabajadores en Colombia ganan $1.300.000 al mes, o menos.
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Estos datos son el reflejo de la también disparada tasa de informalidad que persiste en el país, ya que según el DANE, en marzo el 56,1 % de los trabajadores fueron informales, es decir, no tuvieron garantías de recibir un ingreso de por lo menos un salario mínimo al mes, tampoco acceso a prestaciones como salud, cesantías, cotización a pensión, caja de compensación familiar, dotación, vacaciones remuneradas, acceso a licencias por enfermedad, seguro de accidentes laborales y prima de servicios, entre otras.
A lo anterior, según lo explicado a este medio por el presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), Percy Oyola, es lo que la OIT califica como una carencia de trabajos decentes.
El problema, detalla el dirigente sindical, es que la informalidad está tan enraizada en el tejido laboral colombiano (y por ende en la cultura) que muchos ignoran que en el país existe una Constitución, un Código Sustantivo del Trabajo y una serie de acuerdos internacionales. “Simplemente reducen el trabajo a la prestación de una actividad en la que se recibe una remuneración a cambio, sin que existan condiciones y acceso a seguridad social. Incluso se puede caer tan bajo que algunos validan el trabajo infantil”, señala. Sobre esto último, el DANE informa que 2023 cerró con una tasa de trabajo infantil del 2,9 %.
Si se ponen todas estas cifras en un marco ampliado, se podría decir que la realidad en el mercado laboral colombiano no ha cambiado mucho en los últimos años.
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Para expertos como Sergio Olarte, quien es el economista principal de Scotiabank Colpatria, el deterioro que se registró en marzo (donde agricultura perdió 207.000 empleos, alojamiento 99.000 y construcción 77.000) sugiere una ralentización producto de la desaceleración de la economía.
Para entender esto hay que tener en cuenta que Colombia (y a decir verdad la gran parte de las economías del mundo) pasa por un periodo complejo, marcado por las altas tasas de interés y una inflación que aún está lejos de llegar a la meta del 3 % que se ha trazado. En un entorno donde todo es caro y el acceso al crédito es complejo, la economía no tiene muchos estímulos para crecer, especialmente en materia de inversión.
Es por lo anterior que para el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Fabio Ochoa, es importante que la junta directiva del Banco de la República aumente las apuestas por una mayor descolgada de las tasas de interés, pues no le hace sentido que en el último año la inflación haya bajado casi seis puntos porcentuales, mientras que las tasas apenas han disminuido 0,75 puntos (con corte a marzo). Aunque también hay que decir que el emisor ha dicho que sus decisiones se han basado en componentes técnicos con los que se busca seguir reduciendo la carestía en el país.
Otras barreras que persisten son la brecha laboral entre hombres y mujeres (en donde las últimas tienen una tasa de desempleo 5,5 puntos porcentuales por encima), la elevada desocupación que hay en los jóvenes (20,4 % con corte a marzo), así como las dificultades que enfrenta el movimiento sindical en Colombia, principalmente por el uso que muchas empresas le siguen dando a los denominados “pactos colectivos” y los más de 3.300 dirigentes sindicales que han sido asesinados entre 1971 y 2023.
Solucionar estos problema no es tarea fácil. Para las centrales obreras, un buen comienzo está en aprobar la reforma laboral que cursa en el Congreso (y que van a defender en la marcha del primero de mayo), pues consideran acertado el que se pretenda reforzar la estabilidad laboral, las libertades sindicales, la remuneración de quienes trabajan en jornadas nocturnas y en días de descanso, así como la formalización a trabajadores domésticos, rurales y de plataformas.
Para otros sectores, entre estos los empresarios, parte de lo anterior se traduce en sobrecostos que, en medio de un panorama económico complejo, no solo reduce la capacidad de contratación, sino de mantener los trabajos formales que hoy existen.
Sobre esto no hay fórmulas mágicas y lo que muchos expertos concluyen es que se requiere un trabajo articulado entre los diferentes actores del mercado laboral para encontrar soluciones que respondan a las necesidades que plantea el mundo actual.
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