Días de miedo: cómo leer los movimientos en las bolsas y qué sigue en el panorama
La temporada de estabilidad en los mercados que vimos en buena parte del primer semestre pareciera haber terminado. Sin embargo, no hay consenso sobre la ocurrencia de una recesión en Estados Unidos. ¿Qué implica este panorama para la economía en general y para el bolsillo de los colombianos?
Los mercados bursátiles pasan por días de volatilidad e incertidumbre, por decirlo de alguna forma.
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Los mercados bursátiles pasan por días de volatilidad e incertidumbre, por decirlo de alguna forma.
El lunes, los dos principales índices de acciones de Japón habían caído más de 12 % y comenzado oficialmente una tendencia a la baja, tras alcanzar máximos históricos en julio.
La venta se extendió por los mercados mundiales, y el índice de referencia europeo Stoxx 600 cayó un 2,2 %. El índice S&P 500 se hundió un 3 %, su mayor caída en un día desde septiembre de 2022. El “indicador del miedo” de Wall Street —el VIX— registró en un momento dado su mayor repunte desde al menos 1990.
Para el martes en la mañana, los mercados respiraban algo más tranquilos y había una cierta calma en bolsas desde Asia, pasando por Europa, hasta Wall Street.
¿Qué ha pasado en los mercados mundiales?
“El aumento de la tasa de interés que está realizando el Banco Central de Japón ha generado que los inversionistas, que se estaban financiando a bajas tasas de interés, vendan sus inversiones en mercados emergentes como Colombia para poder pagar mayores intereses”, explica Juan David Ballén, director de Análisis y Estrategia de Casa de Bolsa.
Hay que recordar en este punto que, a diferencia de buena parte del resto del mundo (y de otras economías avanzadas, puntualmente), Japón no sufrió un pico inflacionario pospandemia, lo que motivó al banco central de ese país a mantener sus tasas de interés bajas (sumado a una política de estímulo a la economía y al consumo local, además).
Esto se tradujo en una suerte de oasis financiero, si se quiere: mientras en otras grandes economías (así como en mercados emergentes, como Colombia) el costo del crédito subió con mayores tasas de interés, Japón mantuvo una política totalmente opuesta, lo que hizo que se volviera particularmente interesante para inversionistas.
Entonces, una de las razones citadas para el actual desplome de las acciones en el mundo es la reducción de las apuestas que aprovecharon los costos de financiación casi nulos del yen japonés para invertir en otros activos. El alza de las tasas de interés por parte del Banco de Japón la semana pasada (la mayor en 15 años) y su promesa de considerar nuevas medidas socavaron el denominado carry trade.
Entonces, ¿qué viene?
Si bien el martes fue una jornada en la que estabilidad regresó a los mercados, bajo ciertos análisis, pareciera poco probable que este respiro se prolongue. La medida de los días venideros pareciera ser más incertidumbre y algo de turbulencia financiera. Inversionistas que compran y venden basándose en medidas cuantitativas, como la volatilidad, se han deshecho de US$130.000 millones en apuestas bursátiles en las últimas semanas y ese proceso podría acelerarse en los próximos días y semanas. Por favor ajustarse los cinturones.
“Ya habíamos previsto que el segundo semestre iba a ser de turbulencia. La volatilidad va a ser la constante las próximas semanas”, comenta César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.
Para Ballén, el ciclo de desapalancamiento, que arrancó la semana pasada, apenas está comenzando y duraría un par de años, por lo que hemos pasado de una era de bajas a altas tasas.
Pabón introduce, a su vez, otro elemento en la ecuación: las decisiones que tome la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Para este punto, todo indica que la Fed, como se le conoce popularmente, reducirá sus tasas de interés, que están en su punto más alto en décadas. “Reducir tasas pone nerviosos a los mercados, depende de qué tan alta o baja sea la reducción. Eso introduce nerviosismo”.
Hasta antes de la semana pasada, había un cierto consenso (no unánime, por supuesto) sobre el recorte de tasas de la Fed, en singular: las apuestas estaban encima de una sola bajada en lo que resta del año. Pero luego del descalabro del lunes y la volatilidad de los días anteriores se han sumado voces a la posibilidad de dos decisiones de desescalada en los intereses de la entidad.
“Nosotros teníamos contemplados dos recortes, uno en septiembre y otro en diciembre, ambos de 25 puntos básicos”, comenta Pabón. Agrega que “si se mantiene la tendencia (de volatilidad y bajas en las bolsas), podríamos pensar en algo más agresivo, de 50 y 100 puntos básicos”.
Por su parte, Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria asegura que “esperamos que la Reserva Federal de Estados Unidos comience a reducir las tasas de interés a partir de septiembre. La incertidumbre persiste, y esto se refleja en el índice VIX, que mide la volatilidad e incertidumbre del mercado. Un valor normal para este indicador es entre 15 y 16. Cuanto más alto es el valor, mayor es la incertidumbre. El lunes, el VIX llegó a 60 y hoy está alrededor de 30. Aunque ha disminuido a la mitad, todavía existe una gran volatilidad e incertidumbre, y esto continuará. No esperamos que sea tan agresivo como lo que vimos ayer (lunes)”.
El temor a la recesión en Estados Unidos, otra vez
Para este punto de la historia, además de la reconfiguración en tasas de interés de la que hablamos, la palabra recesión vuelve a hacer su entrada al escenario. Y décimos vuelve porque buena parte de 2023 se fue en la discusión acerca de que este fenómeno se diera en Estados Unidos.
Esta posibilidad no se materializó y la economía logró algo que se juzgaba como improbable a principios de 2023, un aterrizaje suave en el cual la Fed pudo mantener tasas altas, empujando hacia abajo la inflación, pero sin debilitar el mercado laboral de Estados Unidos.
Esa fortaleza continua en la creación de empleo en ese país comienza a pasar factura en este momento, de cierta forma. Parte del susto reciente en las bolsas está atado al reporte de empleos de julio, pues los datos mostraron una marcada ralentización en el aumento de las nóminas y un alza inesperada de la tasa de desempleo.
“En efecto, en el séptimo mes del año se crearon sólo 114.000 nóminas no agrícolas, por debajo de la expectativa de 176.000 y del promedio de 190.000 del periodo 2015-2019, el cual es un referente de la capacidad saludable de creación de empleo”, se lee en un análisis de Corficolombiana.
Este retroceso señala, para algunos, que la fuerza de la principal economía mundial podría estarse agotando, en medio del freno obligado que ha mantenido la Fed con sus tasas elevadas. “La economía se mueve en ciclos. Las recesiones son naturales, suelen durar poco y ocurrir cada tres a cinco años, dependiendo de la coyuntura”, comenta Ballén.
De fondo, el comentario apunta hacia el desgaste natural de una economía que, después del Covid-19 logró crecer, reducir inflación (aunque más lentamente en tiempos recientes) y mantener el empleo en niveles saludables. En otras palabras: todo lo que sube, debería bajar.
Pero lo cierto es que pronosticar recesiones es, de todo, menos un asunto exacto. Y en ellas juegan diversos papeles una multitud de indicadores y situaciones, no sólo el mercado laboral. Por cierto, para algunos, la baja en la creación de empleo es una corrección natural después de un largo periodo de expansión en creación y mantenimiento de plazas laborales.
“Si bien las cifras de julio fueron peores de lo esperado, nos parece prematuro concluir que esta tendencia continuará en los próximos meses y que la economía de EE. UU. se encamina hacia una recesión fuerte, como lo descuentan los mercados actualmente”, se lee en el reporte de Corficolombiana.
Olarte respalda este punto al decir que “aunque podrían surgir noticias no tan alentadoras sobre la economía de Estados Unidos, no anticipamos una recesión inminente”.
Por su parte, desde la Cámara de Comercio Colombo Americana, señalaron que “si bien los mercados financieros han mostrado volatilidad tras el repunte del desempleo en Estados Unidos a niveles de 2021, es importante enfatizar que las señales en la economía todavía resultan insuficientes para asegurar la llegada de una recesión. La economía estadounidense se encuentra más bien en una fase de ajuste macroeconómico, con una expansión de 2,8 % anual en el segundo trimestre de 2024, superando el 1,4 % registrado en el primer trimestre”.
Con todo, hay algunos puntos en los que parece haber algo de consenso. El primero es que los días de estabilidad en los mercados que vimos en buena parte del primer semestre parecieran haberse agotado. “La volatilidad forma parte de los sistemas financieros. Es posible en este segundo semestre sea más elevada que en la primera parte del año debido a los riesgos de recesión en EE. UU., las elecciones presidenciales (entre Trump y Kamala Harris), el desapalancamiento por el aumento de tasas en Japón, los conflictos geopolíticos a nivel global, entre otros factores”, comenta Ballén.
Y el segundo, que este escenario traerá alzas cercanas al corazón y el bolsillo de los colombianos en el panorama del dólar, algo que da por descontado Ballén, por ejemplo.
Pabón, por su parte, asegura que “en este momento el dólar se ubica en un nivel coherente con los indicadores de riesgo, por lo que esperamos se mantenga entre $4.000-$4.300. Esperamos una alta volatilidad ante la incertidumbre constante que experimentaremos, pero dentro de ese rango”.
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