Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La vida sin electricidad está agotando a los ecuatorianos, castigando su ya frágil economía y planteando interrogantes sobre el futuro político. Los apagones diarios se prolongan durante 10 horas seguidas, y podrían empeorar en los próximos meses a medida que la sequía ponga aún más a prueba la dependencia del país de la energía hidroeléctrica.
Los semáforos suelen apagarse, el servicio de Internet se interrumpe y los administradores de edificios piden a los residentes que se abstengan de lavar y secar la ropa mientras funcionan los generadores de reserva.
La estimación del banco central de un crecimiento del producto interior bruto de 0,9 % para el año está casi con toda seguridad fuera de alcance, lo que aumenta la presión sobre el presidente Daniel Noboa. El mandatario, de 36 años, ni siquiera había nacido cuando se tomaron algunas de las decisiones que paralizaron el suministro eléctrico de Ecuador, pero resolver la crisis será clave para sus posibilidades de reelección en febrero.
“El dramático momento que vive el país nos enfrenta a decidir en qué modelo de Estado queremos vivir”, dijo María Paz Jervis, presidenta de la Confederación de Empresarios de Ecuador (CEE), señalando en una entrevista telefónica que el actual no ha sido capaz de proporcionar acceso a los servicios básicos.
Los bonos ecuatorianos con vencimiento en 2035 han caído casi US$0,2 centavos esta semana, reflejo de la ansiedad de los inversores ante la posibilidad de que la crisis impulse a un candidato presidencial de izquierdas con menos disciplina fiscal.
Le podría interesar: Lo que esconden las cifras de inclusión financiera de Colombia
Aunque Ecuador tiene abundantes recursos energéticos -desde sol tropical hasta ríos caudalosos que caen en cascada por las empinadas laderas andinas, así como reservas de petróleo mayores que las de México-, sufre una falta crónica de inversión y una serie de malas decisiones políticas.
La nueva Constitución de 2008 puso la electricidad bajo control gubernamental, bloqueando la mayor parte de la inversión privada en el sector. Ecuador ha apostado fuerte por la energía hidroeléctrica, de la que depende para generar más de 70 % de su electricidad, lo que le hace vulnerable en épocas de sequía.
Noboa nombró esta semana a una nueva ministra de Energía, la cuarta desde que asumió el cargo en noviembre pasado, y le encargó que redujera la dependencia del país de las precipitaciones mediante el cambio a otras formas de energía renovable. También ha solicitado al Congreso que se multiplique por 10 el tope de inversión privada en el sector eléctrico -actualmente en un máximo de 10 megavatios- y el jueves eliminó los aranceles a la importación de generadores. Ahora mismo, solo 30 % de los hogares dispone de generadores para mantener la luz encendida durante los apagones.
Un verdadero cambio estructural llevará tiempo, algo que el gobierno de Noboa nunca ha tenido. Fue elegido el pasado noviembre para un mandato abreviado después de que una crisis política provocara la salida anticipada de su predecesor. Gran parte de su presidencia se ha consumido en una guerra interna contra las bandas de narcotraficantes, y la seguridad sigue siendo un problema importante. Esta misma semana, unos hombres armados atacaron un convoy de vehículos blindados del banco central en la carretera entre Cuenca y Guayaquil.
La nueva ministra de Energía, Inés Manzano, tuvo un comienzo titubeante. Su agencia emitió un comunicado diciendo que no habría cortes de energía el jueves por la tarde durante el partido de clasificación de Ecuador para la Copa del Mundo contra Paraguay, solo para borrarlo rápidamente. El partido, un empate sin goles, se disputó sin problemas en Quito, con las luces del estadio y todo, pero se cancelaron otras actividades.
Recomendado: Inflación de Argentina alcanza el nivel más bajo desde 2021
El impacto de los apagones
El doble impacto de los apagones y la sequía está afectando a la economía. Los ganaderos y productores de leche tienen dificultades para alimentar a su ganado, según Rodrigo Gómez de la Torre, cuya familia posee una granja lechera en Pintag, cerca de Quito. La producción de leche ha bajado entre 20 % y 40 %, dependiendo de la región y de la capacidad de cada productor para prepararse para la sequía estacional.
Los problemas en la cadena de producción incluyen cómo enfriar y pasteurizar la leche, y elaborar otros productos como el yogur. “Estamos ordeñando con un motor de gasolina y viendo cómo comprar suficiente gasolina en estaciones que han limitado las ventas a cinco galones cada una”, añadió.
Los consumidores, nerviosos, están posponiendo la compra de frigoríficos, lavadoras y otros bienes duraderos. Las ventas del fabricante de electrodomésticos Indurama han caído 50 %. “Es terrible para el balance final”, aunque la empresa ha logrado cambiar a su propia generación de energía, dijo Luis Fernando Ortiz, ingeniero de la empresa con sede en Cuenca.
Antes de que los apagones se extendieran esta semana, la CEE estimó que los cortes de energía costarían a los ecuatorianos US$175 per cápita, pero es muy posible que haya que revisarlo al alza, dijo Jervis.
El consumo, la inversión, las exportaciones y las importaciones se están viendo afectados, dijo José Hildalgo, director del centro de estudios Cordes en Quito. “Seguramente revisaremos a la baja” una estimación de caída anual del PIB de 0,3 %, dijo.
Con las plantas termoeléctricas en mal estado, sin infraestructura para el gas natural licuado y Colombia incapaz de exportar energía a Ecuador para salvaguardar su propio suministro, la administración de Noboa ha recurrido a la contratación de una barcaza turca para la generación de energía de emergencia. Es la única opción a corto plazo, y la única barcaza carece de capacidad suficiente para cerrar la brecha.
El bolsillo de la Nación está corto
Ecuador necesita invertir unos US$3.000 millones en electricidad, incluida la transmisión, hasta 2026 para cubrir las necesidades y anticiparse razonablemente a la creciente demanda, según José Orellana, socio del banco de inversión Ahead, de Guayaquil. Esto es difícil para un país que en mayo se aseguró un acuerdo de préstamo de US$4.000 millones con el Fondo Monetario Internacional para apuntalar sus finanzas.
“Es desordenado, como la forma en que el equipo jugó hoy”, dijo en una entrevista el jueves.
“La pregunta es si Noboa puede persuadir a los votantes para que le den más tiempo para resolver el problema a largo plazo. Los apagones perjudicarán sus posibilidades, dijo Sebastián Hurtado, director de la consultora de riesgo político Profitas en Quito.
Aun así, los inversores no deberían descartar a Noboa en el volátil mundo de la política ecuatoriana. Su guerra contra las pandillas lo hizo popular, y sus índices de aprobación se mantuvieron sólidos incluso después de subir los impuestos y recortar los subsidios a la gasolina, según el politólogo Santiago Basabe, de Flacso, una universidad de Quito.
Y Noboa también puede esperar que los votantes tengan poca memoria: “Para cuando la campaña entre en su apogeo en enero, puede que esté resuelto”, dijo.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.