El Banco de la República arranca 2023 subiendo sus tasas de interés hasta 12,75 %
La junta directiva del banco central decidió este viernes seguir empujando su intervención en política monetaria, con el fin de intentar contener el crecimiento de la inflación, que aún no da su brazo a torcer. Este es el aumento consecutivo número 12 desde que la entidad comenzó sus incrementos en septiembre de 2021. A la junta se suma Olga Lucía Acosta como nueva codirectora de la entidad.
Este viernes la junta directiva del Banco de la República decidió incrementar sus tasas de interés en 75 puntos básicos, llevando el indicador hasta 12,75 %. Vale recordar que en su decisión pasada, el banco central estableció una subida de 100 puntos básicos, que en ese momento fue el sexto aumento de su tipo en 2022.
De acuerdo con el banco, cinco directores votaron a favor de esta decisión, mientras que dos lo hicieron por subir los tipos sólo en 25 puntos básicos. “Hubo un consenso en la necesidad de un ajuste adicional en la tasa de interés, un movimiento al alza”, dijo Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, durante la rueda de prensa.
“Es una diferencia simplemente de grado, en el sentido de que los que votaron por el aumento de 25 puntos básicos estaban convencidos de que ese aumento sería suficiente para garantizar la convergencia de la inflación hacia su meta y le dan mayor peso a la desaceleración que ya se está presentando en la demanda agregada y a los desequilibrios de la economía”, agregó.
Las maniobras del Banco reflejan el rol central y peligroso que la inflación ha tomado en el manejo macroeconómico del país. “Tanto la inflación total (13,1 %), como la inflación básica -sin alimentos ni regulados- (9,5 %) continuaron con su tendencia creciente en diciembre, alcanzando registros superiores a los estimados por el equipo técnico y los analistas del mercado”, dice en el comunicado.
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Sin embargo, la escala de este aumento es menor de las expectativas del mercado, que se inclinaba más por una subida de 100 puntos básicos, lo que hubiera llevado las tasas a 13 %. Esta diferencia, bajo la perspectiva del Banco, se explica porque “la inflación global ha descendido como resultado del proceso de ajuste de la política monetaria y la mitigación de perturbaciones de oferta sobre los costos de transporte marítimo y de los precios internacionales de algunos alimentos y productos energéticos. La mejora del ambiente externo y la confianza en las perspectivas fiscales de Colombia se han reflejado en un descenso de la tasa de cambio. El ritmo de crecimiento del crédito se ha desacelerado, lo cual favorece una moderación de la demanda interna, y con ello de las presiones inflacionarias en 2023″.
Al mismo tiempo que se anunció la nueva subida de tasas, el Banco también anunció que Olga Lucía Acosta asumió como nueva codirectora de la entidad, en reemplazo de Alberto Carrasquilla, cuyo nombramiento en la junta directiva del banco central fue anulada por el Consejo de Estado (debido a que violaba la ley de cuotas).
Retrospectiva de las alzas
Con el nuevo incremento, el Emisor ha realizado 12 aumentos de sus tipos de interés desde septiembre del año pasado. En ese momento, este indicador se encontraba en uno de sus puntos históricos más bajos (1,75 %), como parte del paquete de estímulos para contrarrestar los efectos más duros de la crisis económica inducida por la pandemia.
Las proyecciones señalan que 2023 podría ser, por fin, el momento en el que los aumentos en los precios comiencen a moderarse. De acuerdo con la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo, en su versión de enero, la inflación llegará a 13,36 % para las cifras de este mes, aunque acabará el año por debajo de 9 % (8,89 %, para ser exactos).
Con la decisión de este viernes, el Banco ha continuado su senda de incrementos en las tasas, que es descrita por algunos como veloz y por otros como agresiva. Villar comparte la opinión acerca de una próxima moderación en el IPC. Según dijo el gerente del Banco en una entrevista reciente con este diario, “2023 va a ser un año en el que la inflación mostrará una clara tendencia hacia la baja. Estamos esperando una inflación del orden de 7 % para finales de ese año lo cual implicaría una reducción muy sustancial con respecto a la que tenemos en 2022″.
Villar también mencionó durante la rueda de prensa que este año tendríams “una desaceleración muy fuerte de la economía, después de haber crecido a uno de los ritmos más altos entre las economías medianas y grandes en el mundo entero”.
La encuesta de Fedesarrollo, por su parte, proyecta que la tasa de intervención del Banco llegue a 10,5 % para diciembre de 2023.
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Para este punto, varios análisis señalan que la economía nacional cerrará 2022 por encima de 7 %, casi con seguridad. Por ejemplo, la encuesta de Fedesarrollo ubica este indicador entre 7,8 % y 8,1 %. Las proyecciones Bancolombia sitúan la expansión del PIB en 7,8 % para este año, mientras que las de BBVA hablan de 7,6 %.
Sin embargo, el crecimiento económico tendrá una moderación grande para 2023, cuando la mayoría de las proyecciones sitúan la expansión del PIB en cerca a 1 % (incluyendo los análisis del propio Banco de la República).
Inflación, la gran preocupación
Las decisiones que viene tomando el Banco desde septiembre del año pasado tienen como objetivo cercarle el paso al crecimiento de la inflación, que lleva una trayectoria ascendente desde, por lo menos, mitad de 2021.
Para diciembre de 2022, el dato más reciente del DANE, la variación anual de la inflación (o sea, la comparación de este mes con el mismo del año pasado) se ubicó en 13,12 %; para su medición mensual (el cambio entre noviembre y diciembre de 2022), el indicador registró un alza de 1,26 %.
Estas cifras permiten ver cómo la inflación sigue siendo una de las principales preocupaciones macroeconómicas en Colombia (un escenario que es similar en otros países).
Y si bien se esperaba que a mediados del año pasado hubiera una ruptura en la tendencia alcista en los precios, esas esperanzas no se materializaron. Los alimentos siguen siendo la categoría que más impulsa el crecimiento de los precios para los consumidores colombianos en su variación anual, con un crecimiento de 27,81 % para diciembre de este año.
De entrada es preocupante que los alimentos sean el gran motor detrás de la inflación en Colombia, pero lo es aún más cuando se tiene en cuenta que las alzas en la comida tienden a golpear más los bolsillos de las personas con menores ingresos.
A esto hay que sumarle que los aumentos en los precios de los combustibles, que recientemente ha ido anunciando el Gobierno, también tienen el potencial de seguir presionando hacia arriba el comportamiento general de la inflación.
Y no podemos dejar de lado aquí los bloqueos viales que hay en el sur del país (por cuenta del derrumbe en Rosas, Cauca), así como en Santander (por protestas de comunidades). Estos factores, posiblemente, contribuirán en algo al alza en los precios de la comida para enero.
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La inflación, además de afectar las decisiones y posibilidades de compra de los consumidores, especialmente los más vulnerables, también tiene un alto costo en términos de pobreza.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés en la economía?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente, es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad le presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarle a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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Este viernes la junta directiva del Banco de la República decidió incrementar sus tasas de interés en 75 puntos básicos, llevando el indicador hasta 12,75 %. Vale recordar que en su decisión pasada, el banco central estableció una subida de 100 puntos básicos, que en ese momento fue el sexto aumento de su tipo en 2022.
De acuerdo con el banco, cinco directores votaron a favor de esta decisión, mientras que dos lo hicieron por subir los tipos sólo en 25 puntos básicos. “Hubo un consenso en la necesidad de un ajuste adicional en la tasa de interés, un movimiento al alza”, dijo Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, durante la rueda de prensa.
“Es una diferencia simplemente de grado, en el sentido de que los que votaron por el aumento de 25 puntos básicos estaban convencidos de que ese aumento sería suficiente para garantizar la convergencia de la inflación hacia su meta y le dan mayor peso a la desaceleración que ya se está presentando en la demanda agregada y a los desequilibrios de la economía”, agregó.
Las maniobras del Banco reflejan el rol central y peligroso que la inflación ha tomado en el manejo macroeconómico del país. “Tanto la inflación total (13,1 %), como la inflación básica -sin alimentos ni regulados- (9,5 %) continuaron con su tendencia creciente en diciembre, alcanzando registros superiores a los estimados por el equipo técnico y los analistas del mercado”, dice en el comunicado.
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Sin embargo, la escala de este aumento es menor de las expectativas del mercado, que se inclinaba más por una subida de 100 puntos básicos, lo que hubiera llevado las tasas a 13 %. Esta diferencia, bajo la perspectiva del Banco, se explica porque “la inflación global ha descendido como resultado del proceso de ajuste de la política monetaria y la mitigación de perturbaciones de oferta sobre los costos de transporte marítimo y de los precios internacionales de algunos alimentos y productos energéticos. La mejora del ambiente externo y la confianza en las perspectivas fiscales de Colombia se han reflejado en un descenso de la tasa de cambio. El ritmo de crecimiento del crédito se ha desacelerado, lo cual favorece una moderación de la demanda interna, y con ello de las presiones inflacionarias en 2023″.
Al mismo tiempo que se anunció la nueva subida de tasas, el Banco también anunció que Olga Lucía Acosta asumió como nueva codirectora de la entidad, en reemplazo de Alberto Carrasquilla, cuyo nombramiento en la junta directiva del banco central fue anulada por el Consejo de Estado (debido a que violaba la ley de cuotas).
Retrospectiva de las alzas
Con el nuevo incremento, el Emisor ha realizado 12 aumentos de sus tipos de interés desde septiembre del año pasado. En ese momento, este indicador se encontraba en uno de sus puntos históricos más bajos (1,75 %), como parte del paquete de estímulos para contrarrestar los efectos más duros de la crisis económica inducida por la pandemia.
Las proyecciones señalan que 2023 podría ser, por fin, el momento en el que los aumentos en los precios comiencen a moderarse. De acuerdo con la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo, en su versión de enero, la inflación llegará a 13,36 % para las cifras de este mes, aunque acabará el año por debajo de 9 % (8,89 %, para ser exactos).
Con la decisión de este viernes, el Banco ha continuado su senda de incrementos en las tasas, que es descrita por algunos como veloz y por otros como agresiva. Villar comparte la opinión acerca de una próxima moderación en el IPC. Según dijo el gerente del Banco en una entrevista reciente con este diario, “2023 va a ser un año en el que la inflación mostrará una clara tendencia hacia la baja. Estamos esperando una inflación del orden de 7 % para finales de ese año lo cual implicaría una reducción muy sustancial con respecto a la que tenemos en 2022″.
Villar también mencionó durante la rueda de prensa que este año tendríams “una desaceleración muy fuerte de la economía, después de haber crecido a uno de los ritmos más altos entre las economías medianas y grandes en el mundo entero”.
La encuesta de Fedesarrollo, por su parte, proyecta que la tasa de intervención del Banco llegue a 10,5 % para diciembre de 2023.
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Para este punto, varios análisis señalan que la economía nacional cerrará 2022 por encima de 7 %, casi con seguridad. Por ejemplo, la encuesta de Fedesarrollo ubica este indicador entre 7,8 % y 8,1 %. Las proyecciones Bancolombia sitúan la expansión del PIB en 7,8 % para este año, mientras que las de BBVA hablan de 7,6 %.
Sin embargo, el crecimiento económico tendrá una moderación grande para 2023, cuando la mayoría de las proyecciones sitúan la expansión del PIB en cerca a 1 % (incluyendo los análisis del propio Banco de la República).
Inflación, la gran preocupación
Las decisiones que viene tomando el Banco desde septiembre del año pasado tienen como objetivo cercarle el paso al crecimiento de la inflación, que lleva una trayectoria ascendente desde, por lo menos, mitad de 2021.
Para diciembre de 2022, el dato más reciente del DANE, la variación anual de la inflación (o sea, la comparación de este mes con el mismo del año pasado) se ubicó en 13,12 %; para su medición mensual (el cambio entre noviembre y diciembre de 2022), el indicador registró un alza de 1,26 %.
Estas cifras permiten ver cómo la inflación sigue siendo una de las principales preocupaciones macroeconómicas en Colombia (un escenario que es similar en otros países).
Y si bien se esperaba que a mediados del año pasado hubiera una ruptura en la tendencia alcista en los precios, esas esperanzas no se materializaron. Los alimentos siguen siendo la categoría que más impulsa el crecimiento de los precios para los consumidores colombianos en su variación anual, con un crecimiento de 27,81 % para diciembre de este año.
De entrada es preocupante que los alimentos sean el gran motor detrás de la inflación en Colombia, pero lo es aún más cuando se tiene en cuenta que las alzas en la comida tienden a golpear más los bolsillos de las personas con menores ingresos.
A esto hay que sumarle que los aumentos en los precios de los combustibles, que recientemente ha ido anunciando el Gobierno, también tienen el potencial de seguir presionando hacia arriba el comportamiento general de la inflación.
Y no podemos dejar de lado aquí los bloqueos viales que hay en el sur del país (por cuenta del derrumbe en Rosas, Cauca), así como en Santander (por protestas de comunidades). Estos factores, posiblemente, contribuirán en algo al alza en los precios de la comida para enero.
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La inflación, además de afectar las decisiones y posibilidades de compra de los consumidores, especialmente los más vulnerables, también tiene un alto costo en términos de pobreza.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés en la economía?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente, es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad le presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarle a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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