El Banco de la República reduce nuevamente sus tasas, pero no aceleró la bajada
El Banco de la República decidió, por séptima ocasión consecutiva, reducir sus tasas de interés. La junta directiva de la entidad, sin embargo, se dividió sobre el ritmo de reducciones, con tres miembros que votaron por una bajada de 75 puntos básicos.
Este lunes, en la sexta decisión de 2024, la junta directiva del Banco de la República bajó nuevamente sus tasas de interés: una reducción de 50 puntos básicos, que las llevan a 10,25 %.
La decisión de la junta marcó la séptima ocasión consecutiva en la que el Banco hizo una reducción en sus tasas desde que arrancó su ajuste de política monetaria en septiembre de 2021 como respuesta a los retos económicos que impuso la pandemia.
Sin embargo, lo clave de esta reunión fue que el Banco no aceleró el ritmo de bajada en las tasas, uno de los pedidos más recurrentes desde el Gobierno, pero también desde varios gremios de la producción.
Vale recordar, que desde marzo, la junta directiva de la entidad se decantó por reducciones de 50 puntos básicos, pero en cada reunión hubo al menos un voto entre sus miembros por llevar la bajada a 75 puntos básicos, como sucedió este lunes.
La determinación fue tomada por mayoría, pero con una clara división: cuatro codirectores votaron por la reducción anunciada y tres lo hicieron por una baja de 75 puntos básicos, según Leonardo Villar, gerente del Banco de la República. Hasta el momento, este ha sido el quiebre más pronunciado sobre el ritmo de la bajada en tasas.
A su vez, Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, lamentó que no se diera una reducción de 75 puntos básicos y dijo que “era el momento para hacerlo”.
El funcionario agregó, con un tono algo más seco de lo usual, que “la política del Banco sigue siendo contraccionista y este es el momento para pensar en la reactivación económica. Los bancos comerciales han sido mucho mas ágiles en reducir tasas y las del crédito de vivienda están por debajo de las del Banco en este momento”.
La baja en las tasas era ampliamente proyectada por los analistas.
El descenso, sin embargo, no estuvo en línea con lo que esperaban la mayoría de consultados en la Encuesta mensual de expectativas del propio Banco, así como las proyecciones de la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo. En ambos sondeos, la opinión mayoritaria se decantaba por una reducción de 75 puntos básicos.
De acuerdo con el Banco, “a pesar de la reducción de la tasa de interés en 50 pbs, y de las expectativas de recortes adicionales por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, las primas de riesgo en América Latina aumentaron y en Colombia lo hicieron en mayor proporción. Ello está vinculado, entre otros factores, a la reducción en los precios del petróleo y a la retadora situación fiscal”.
La inflación sigue en la mira
Las tasas del Banco de la República hay que leerlas en clave de inflación. O sea, un asunto va de la mano del otro.
El descenso que empezó el Banco en diciembre del año pasado refleja, a su vez, el camino que ha ido tomando la inflación en Colombia, que para este punto acumula más de un año de descensos, lo que permite hablar de una tendencia clara hacia la baja, no sólo actualmente, sino hacia el futuro más inmediato. La pregunta es si este ritmo es suficiente para que el Banco acelere más en sus reducción de política monetaria.
Los datos más recientes del indicador (agosto) estuvieron por debajo de las expectativas de los analistas en su variación anual (o sea, en comparación con el mismo mes de 2023), pero no registraron movimientos en su mirada mensual (o sea, contra julio de este año)
El dato es positivo, si se tiene en cuenta que hace un año el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se encontraba en 11,43 % y apenas mostraba las primeras señales de bajada después de haber alcanzado su pico en marzo de 2023.
Así las cosas, la inflación ha ido torciendo el brazo y, a pesar de algunas anomalías, pareciera haber retomado un ritmo de bajada más estable y rápido. Falta ver en los datos de septiembre si el paro de transportes logra mover el indicador hacia arriba (especialmente por los impactos en alimentos).
Las proyecciones del Gobierno indican que, para finales de este año, la inflación debería cerrar en 5,3 % y para mediados de 2025 ya debería ubicarse en 3 % (que es la meta del Banco de la República), nivel en el que se mantendría hasta 2035, según las modelaciones del Marco Fiscal de Mediano Plazo.
Sin embargo, Villar aseguró que la política del Banco, que en efecto es contraccionista, obedece a que la inflación sigue en niveles altos, “a pesar de la fuerte reducción que ha habido desde abril del año pasado”. Y agregó, hablando del IPC, que “sigue siendo, si exceptuamos Argentina y Venezuela, la más alta entre países medianos y grandes en la región. A nivel mundial es la mas alta, en conjunto con y países como Rusia y Turquía. En ese sentido, se ha visto necesario mantener una política contractiva que conduzca a la reducción de la inflación y ésta ha sido eficaz”.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés en la economía?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente, es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad les presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarles a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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Este lunes, en la sexta decisión de 2024, la junta directiva del Banco de la República bajó nuevamente sus tasas de interés: una reducción de 50 puntos básicos, que las llevan a 10,25 %.
La decisión de la junta marcó la séptima ocasión consecutiva en la que el Banco hizo una reducción en sus tasas desde que arrancó su ajuste de política monetaria en septiembre de 2021 como respuesta a los retos económicos que impuso la pandemia.
Sin embargo, lo clave de esta reunión fue que el Banco no aceleró el ritmo de bajada en las tasas, uno de los pedidos más recurrentes desde el Gobierno, pero también desde varios gremios de la producción.
Vale recordar, que desde marzo, la junta directiva de la entidad se decantó por reducciones de 50 puntos básicos, pero en cada reunión hubo al menos un voto entre sus miembros por llevar la bajada a 75 puntos básicos, como sucedió este lunes.
La determinación fue tomada por mayoría, pero con una clara división: cuatro codirectores votaron por la reducción anunciada y tres lo hicieron por una baja de 75 puntos básicos, según Leonardo Villar, gerente del Banco de la República. Hasta el momento, este ha sido el quiebre más pronunciado sobre el ritmo de la bajada en tasas.
A su vez, Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, lamentó que no se diera una reducción de 75 puntos básicos y dijo que “era el momento para hacerlo”.
El funcionario agregó, con un tono algo más seco de lo usual, que “la política del Banco sigue siendo contraccionista y este es el momento para pensar en la reactivación económica. Los bancos comerciales han sido mucho mas ágiles en reducir tasas y las del crédito de vivienda están por debajo de las del Banco en este momento”.
La baja en las tasas era ampliamente proyectada por los analistas.
El descenso, sin embargo, no estuvo en línea con lo que esperaban la mayoría de consultados en la Encuesta mensual de expectativas del propio Banco, así como las proyecciones de la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo. En ambos sondeos, la opinión mayoritaria se decantaba por una reducción de 75 puntos básicos.
De acuerdo con el Banco, “a pesar de la reducción de la tasa de interés en 50 pbs, y de las expectativas de recortes adicionales por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, las primas de riesgo en América Latina aumentaron y en Colombia lo hicieron en mayor proporción. Ello está vinculado, entre otros factores, a la reducción en los precios del petróleo y a la retadora situación fiscal”.
La inflación sigue en la mira
Las tasas del Banco de la República hay que leerlas en clave de inflación. O sea, un asunto va de la mano del otro.
El descenso que empezó el Banco en diciembre del año pasado refleja, a su vez, el camino que ha ido tomando la inflación en Colombia, que para este punto acumula más de un año de descensos, lo que permite hablar de una tendencia clara hacia la baja, no sólo actualmente, sino hacia el futuro más inmediato. La pregunta es si este ritmo es suficiente para que el Banco acelere más en sus reducción de política monetaria.
Los datos más recientes del indicador (agosto) estuvieron por debajo de las expectativas de los analistas en su variación anual (o sea, en comparación con el mismo mes de 2023), pero no registraron movimientos en su mirada mensual (o sea, contra julio de este año)
El dato es positivo, si se tiene en cuenta que hace un año el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se encontraba en 11,43 % y apenas mostraba las primeras señales de bajada después de haber alcanzado su pico en marzo de 2023.
Así las cosas, la inflación ha ido torciendo el brazo y, a pesar de algunas anomalías, pareciera haber retomado un ritmo de bajada más estable y rápido. Falta ver en los datos de septiembre si el paro de transportes logra mover el indicador hacia arriba (especialmente por los impactos en alimentos).
Las proyecciones del Gobierno indican que, para finales de este año, la inflación debería cerrar en 5,3 % y para mediados de 2025 ya debería ubicarse en 3 % (que es la meta del Banco de la República), nivel en el que se mantendría hasta 2035, según las modelaciones del Marco Fiscal de Mediano Plazo.
Sin embargo, Villar aseguró que la política del Banco, que en efecto es contraccionista, obedece a que la inflación sigue en niveles altos, “a pesar de la fuerte reducción que ha habido desde abril del año pasado”. Y agregó, hablando del IPC, que “sigue siendo, si exceptuamos Argentina y Venezuela, la más alta entre países medianos y grandes en la región. A nivel mundial es la mas alta, en conjunto con y países como Rusia y Turquía. En ese sentido, se ha visto necesario mantener una política contractiva que conduzca a la reducción de la inflación y ésta ha sido eficaz”.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés en la economía?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente, es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad les presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarles a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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