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En los últimos años, Colombia ha experimentado un fenómeno económico que se traduce en una creciente importancia de las remesas en la economía nacional. Durante 2024, los envíos de dinero desde el exterior alcanzaron cifras récord, llegando a los US$11.800 millones, un incremento de 17,2 % respecto al año anterior y casi el doble de lo registrado en 2019, según un informe de los analistas de Corficolombiana.
Este fenómeno no solo posiciona a las remesas como la segunda fuente de divisas más importante del país después del petróleo, sino que también resalta su papel como un salvavidas económico para millones de hogares colombianos.
Más allá de su impacto macroeconómico, los analistas apuntan que las remesas han jugado un rol crucial en el bienestar de los hogares más vulnerables. Representaron 9 % y 5 % de los ingresos totales de los quintiles 1 y 2 (los más bajos de la distribución de ingresos) en 2023, lo que las convierte en su tercera mayor fuente de ingresos.
Además de cubrir necesidades básicas como alimentación y vivienda, este dinero también ha financiado educación e inversiones pequeñas pero productivas.
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Las cifras que lo explican todo
Los flujos de remesas hacia Colombia han crecido a un ritmo acelerado desde 2021, impulsados por varios factores:
- Migración en aumento: Entre 2021 y 2024, la migración de colombianos al exterior creció un promedio de 5,4 % anual. En lo corrido de 2024, se registraron 365.000 salidas netas del país, lo que equivale a casi 1.200 personas al día.
- Economías robustas en EE. UU. y España: Estos dos países, que representan el 67 % de las remesas hacia Colombia, terminaron el año con tasas de crecimiento económico de 2,8 % y 2,9 %, respectivamente. Además, su estabilidad laboral (desempleo del 4,1 % en EE. UU. y del11,6 % en España) permitió a los migrantes mantener sus ingresos y enviar dinero regularmente.
- Impacto del tipo de cambio: La depreciación del peso colombiano frente al 11.900 ha incrementado significativamente el valor de las remesas en moneda local. En 2024, estas transferencias alcanzaron los $48 billones, un monto 2,4 veces mayor al registrado en 2019.
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¿Cómo ha sido a nivel regional?
El auge de las remesas no es exclusivo de Colombia; es una tendencia observada en América Latina desde la pandemia. Pero en el país este fenómeno ha adquirido mayor relevancia en relación con el PIB, pasando de representar 1,1 % en 2014 al 2,8 % en 2023, según Corficolombiana.
Para 2025, se proyecta que las remesas alcancen un nuevo récord de US$13.000 millones ($56,6 billones de pesos), lo que equivaldría a 3,1 % del PIB. Este crecimiento consolidaría a las remesas como la principal fuente de divisas para el país, superando incluso las exportaciones de petróleo, que enfrentan una tendencia decreciente.
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¿Cuáles son los retos con este impulso?
A pesar del optimismo, existen desafíos significativos para el flujo de remesas en el futuro. La incertidumbre generada por la segunda administración de Donald Trump en Estados Unidos, con propuestas como un posible impuesto del 10 % a las remesas, plantea un riesgo.
No obstante, los analistas prevén que el impacto será gradual y manejable en el corto plazo, especialmente dado que las políticas anti-migratorias del expresidente no redujeron significativamente la migración colombiana durante su primer mandato.
Por su parte, el grupo de analistas del Banco de Bogotá apuntó que la implementación de medidas migratorias más estrictas podría moderar el crecimiento de estos flujos.
Entre los riesgos se encuentra la propuesta de realizar una “gran deportación” que, aunque ambiciosa, enfrenta limitaciones legales y logísticas. Durante su anterior administración (2017-2021), las medidas migratorias de Trump no lograron reducir significativamente la migración neta desde Colombia. Sin embargo, el Banco de Bogotá subraya que, el contexto actual, con mayorías legislativas y un equipo de trabajo más experimentado, podría permitir avances en la ejecución de estas políticas, impactando el flujo de migrantes y, por ende, las remesas hacia el país.
Otro desafío clave es garantizar que las remesas no perpetúen dependencias económicas o se utilicen para fines ilícitos. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), una parte de estas transferencias podría estar vinculada a actividades ilegales. Este problema subraya la necesidad de fortalecer los controles y promover el uso productivo de estos recursos.
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Lo que vendrá a futuro
Los analistas señalan que el país tiene una oportunidad única para convertir las remesas en un motor de desarrollo sostenible. Los expertos destacan que estos recursos podrían canalizarse hacia proyectos productivos, como pequeñas empresas o infraestructura, evitando lo que algunos economistas llaman la “maldición de las remesas”, donde este ingreso perpetúa el consumo sin generar riqueza duradera.
Un ejemplo inspirador es Kenia, que ha utilizado los fondos de su diáspora para financiar carreteras y hospitales. Colombia podría adoptar enfoques similares, maximizando el impacto positivo de las remesas en el desarrollo económico y social del país.
Así las cosas, el auge de las remesas no solo refleja el sacrificio de millones de colombianos en el exterior, sino también su contribución esencial al bienestar de sus familias y al desarrollo del país.
Con una gestión adecuada, estas transferencias podrían transformar la economía colombiana, convirtiéndose en una herramienta clave para reducir la desigualdad, fomentar el desarrollo y fortalecer la estabilidad macroeconómica. La pregunta que queda es: ¿está Colombia preparada para aprovechar esta oportunidad histórica?
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