El delgado hilo que une el derrumbe en Rosas (Cauca) y la inflación
Si la emergencia vial no se soluciona prontamente, podría haber afectaciones, especialmente, para los pequeños paperos de Nariño, así como potenciales impactos en los precios de algunos alimentos.
Para el momento en el que lea esta nota, es altamente probable que la emergencia por el derrumbe en el municipio caucano de Rosas no haya sido solucionada del todo. Esto, entre varias otras cosas, significa que la vía Panamericana seguirá cerrada, lo que impide el paso desde los departamentos de Cauca y Nariño hacia el centro del país.
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Para el momento en el que lea esta nota, es altamente probable que la emergencia por el derrumbe en el municipio caucano de Rosas no haya sido solucionada del todo. Esto, entre varias otras cosas, significa que la vía Panamericana seguirá cerrada, lo que impide el paso desde los departamentos de Cauca y Nariño hacia el centro del país.
Por fortuna, esta vez no se perdieron vidas en estos hechos. Pero sí hay daños y afectaciones considerables para, al menos, 160 familias que habitan cinco veredas del municipio de Rosas.
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El tiempo que dure cerrada la vía Panamericana determinará una serie de impactos de mediano y largo plazo, con potenciales alcances nacionales. Buena parte de lo que viene en este texto dependerá, entonces, de qué tan pronto se despeje este corredor vial.
Si bien los problemas viales de esta magnitud siempre son una noticia de interés nacional (recordar acá, por ejemplo, el derrumbe en el kilómetro 58 de la Vía al Llano), las posibles afectaciones del derrumbe en Rosas ganan más protagonismo en un periodo en el que el país pasa por su peor inflación en dos décadas. Esto se torna un poco más crítico cuando recordamos que los aumentos en los precios han estado poderosamente impulsados por los alimentos.
Según los datos del DANE, Colombia finalizó el año con un crecimiento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 13,2 % en su variación anual (o sea, comparando los datos de diciembre de 2022 y 2021). Esta cifra, además, supuso un alza mensual (en comparación con noviembre de 2022) de 1,26 %, uno de los incrementos mensuales más grandes en el año, dicho sea de paso.
Y, como ya se dijo, en el centro de este incremento están los precios de los alimentos, que subieron anualmente 27,8 %. Para leer mejor esta cifra un poco basta con ver que la segunda categoría que más impulsó la inflación para diciembre pasado fue la de restaurantes y hoteles (algo común en la temporada de fin de año); pero en ese rubro los precios se incrementaron en 18,5 %, o sea, más de nueve puntos porcentuales por debajo de la comida.
El crecimiento actual del IPC, en general, es una mala noticia. Pero es pésima cuando el latir del corazón de la inflación va con el ritmo de los alimentos, pues si bien es una categoría cuyas alzas golpean a todos los colombianos, los impactos son más fuertes para los hogares más pobres y vulnerables, que gastan más en este rubro.
Los datos del DANE para diciembre dan cuenta que la inflación en los hogares pobres fue de 14,9 % y en los vulnerables se ubicó en 14,8 % (en sus mediciones anuales). Sin embargo, para las familias de clase media y alta el indicador llegó a 13,2 % y 11,5 %, respectivamente. En este escenario pareciera que, casi a cabalidad, se aplica la frase de “al caído, caerle”.
Derrumbe, alimentos e inflación
¿Cómo se conecta todo este escenario con el derrumbe en Rosas? Tanto Nariño, como Cauca, son zonas con importancia agrícola para el país y los problemas de movilidad se pueden traducir, potencialmente, en la imposibilidad de movilizar cosechas o de llevar insumos agrícolas. Y, de nuevo, estas son malas noticias para el estado actual del IPC en Colombia.
Según Fedetranscarga, una de las principales agremiaciones de transporte de carga del país, la mayoría de los productos que se mueven en esa zona del país es comida (así como combustible).
El departamento de Nariño, en particular, tiene una relevancia nacional en alimentos como papa, leche y panela.
Estos tres productos llevan su propia racha de alzas, que para diciembre (en su medición anual) se repartió así: 33 % para la papa, 36 % en el caso de la leche y 4 % en el de la panela.
Ahora bien, como ya se dijo, el nivel y escala de las potenciales afectaciones dependerá de la rapidez con la cual se pueda restablecer el tránsito por la vía. Pero las apuestas son duras porque, por ejemplo, una porción del suministro nacional de papa depende, en los primeros seis meses del año, de las cosechas que llegan desde Cauca y Nariño.
“El sur del país surte el 35 % del total de la cosecha”, según Germán Palacio, gerente de Fedepapa. Y agrega: “Los productores pueden dejar de arrancar su papa por unos días. Obviamente se afecta algo la calidad, pero lo más traumático es que cuando la saquen, salga toda junta y los precios caigan de tal forma que los productores no recuperen los costos de producción”.
A Palacio le parece que la situación ya es preocupante porque “en este momento es posible que los productores estén sacando para consumo interno de Nariño y los municipios cercanos, pero ese es un mercado muy pequeño. Necesitamos que la papa salga al centro del país, pero es muy difícil la situación porque dicen que se tardará de tres a cinco meses en solucionar el derrumbe y eso sería desastroso para nuestros pequeños productores de Nariño”.
Otro de los grupos de alimentos que pueden sufrir con esta emergencia son las frutas y hortalizas que se producen en esta región del país. “Se afectan frutas como la granadilla, brócoli, lechugas, repollo, coliflor, cebolla y las 260 hectáreas de Lima ácida Tahití orgánica de exportación. Para poder sacar el producto habría que dar una vuelta por Mocoa y Neiva, estamos hablando de 40 horas aproximadamente que incrementaría costos por la logística y deteriora el alimento”, explica Álvaro Palacio, gerente de Asohofrucol.
Por su parte, Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia dice que “el cierre de la vía afecta a los productores que sacan sus cosechas, se pueden quebrar. Parece que el desbloqueo de la vía va a tardar, ellos pueden sacar sus productos en los mercados del sur, pero eso no necesariamente les va a resolver la vida, especialmente si hay muchos productos que iban al Valle del Cauca y Eje Cafetero”.
En general, el pánico nunca es buena idea y el precepto aplica también para momentos de alta inflación, pues al final las decisiones de compra de los consumidores terminan, en la escala macro del panorama, inclinando la balanza para algún lado (que suele ser malo si en la ecuación hay un componente de miedo e incertidumbre).
De acuerdo con Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, 2023 debe ser un año en el que los incrementos de los precios se moderarían sustancialmente: la entidad espera que acabemos el año con un IPC rondando 7 %, lo que sería una baja sustancial frente al 13,2 % del pasado diciembre.
Más allá de las alarmas por los potenciales impactos en los precios de los alimentos, el derrumbe en Rosas vuelve a resaltar la necesidad de seguir invirtiendo en mejoramiento y expansión de infraestructural vial.
De acuerdo con Clara Inés Pardo, profesora de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, “el país cuenta con una gran brecha en infraestructura y más al sur del país. Las mismas condiciones geográficas generan complicaciones en el desarrollo de corredores viales eficientes que permitan contar con un transporte y logística oportuna y pertinente para esta región. Lo sucedido altera la cadena de comercialización y es una deuda pendiente con esta región mejorar los corredores viales que aportarían a la competitividad. Para ello se requiere de inversión y desarrollo de proyectos costo-efectivo conociendo los riesgos y requerimientos geográficos de esta zona”.
Una idea con la que está de acuerdo Arnulfo Cuervo Aguilera, vicepresidente de Fedetranscarga, al finalizar diciendo que “el llamado es el mismo que siempre hemos hecho: el no tener carreteras alternas para acceder a ciertas zonas del país produce este tipo de emergencias. Si la vía entre Mocoa-Popayán estuviera habilitada, no estaríamos hablando de emergencia porque tendríamos por dónde transitar. Este Gobierno no sólo tiene que intervenir las vías principales, también las vías alternas”.
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