El dólar continúa desacelerando frente al peso colombiano
Aunque el valor de la divisa sigue alto, este miércoles el billete verde se tomó un nuevo respiro y perdió $12.
La cotización del dólar cerró este miércoles en $4.572,05, lo que se traduce en una reducción de $12 (0,26 puntos porcentuales) en comparación con el cierre de ayer.
La cotización se inició en $4.575,20, y durante la jornada registró un máximo de $4.586,75 y un mínimo de $4.561,50. La Tasa Representativa del Mercado (TRM) fue de $4.587,31.
Lea también: Según la OMC, el crecimiento del comercio mundial se desacelerará en 2023
Aunque esta divisa continúa distanciada de la barrera de los $5.000, lo cierto es que su valor continúa siendo alto, lo que se traduce en una presión al panorama inflacionario de Colombia, teniendo en cuenta la alta dependencia a las importaciones que tiene el país.
En enero las importaciones colombianas fueron de US$5.229,7 millones, cifra que es inferior a las exportaciones nacionales en US$1.479,3 millones. Los grupos de productos que más importa el país son los agropecuarios, alimentos y bebidas; combustibles y productos de industrias extractivas; y manufacturas.
Lo que implica un dólar a $5.000
A estas alturas del partido, la barrera de los $5.000 tiene implicaciones más psicológicas que reales, es decir, su impacto en los precios no es tan considerable si se pone al lado del escenario actual. Sin embargo, el solo sobrepasar ese umbral es una influencia considerable para los inversionistas, quienes se muestran menos decididos cuando las adquisiciones están intermediadas por el dólar.
Además, es una señal del complejo panorama macroeconómico que orbita al país. Más si se tiene en cuenta su alta dependencia de las importaciones, lo que a la larga se traduce en una constante en la presión inflacionaria.
Campos explica que una variación de menos del 10 % en el precio dólar puede ser absorbida por el tejido empresarial, es decir, las empresas pueden asumir esos incrementos en los costos sin que necesariamente se vean traducidos en aumentos de precio al consumidor en el producto o servicio final.
Le puede interesar: Inflación en Colombia siguió subiendo en marzo y llegó a 13,34 %
No obstante, al tratarse de una escalada de más del 20 % en el último año, parte de esas alzas en los insumos importados sí se ven desplazadas al consumidor final, lo que a su vez se traduce en inflación.
Aunque solemos medir el alza en el dólar por la variación de precios en rubros como la tecnología (especialmente en electrodomésticos, computadores y teléfonos celulares), según Campos lo que más se está viendo castigado son los alimentos, pues cerca del 30 % de los artículos e insumos que componen la canasta básica familiar son importados.
Esto concuerda con el panorama inflacionario presentado por el DANE para 2022, en donde la carestía llegó 13,25 %, jalonada principalmente por el segmento de alimentos y bebidas no alcohólicas, el cual aportó al mencionado incremento 4,69 puntos porcentuales.
En otras palabras, un dólar por encima o cercano a los $5.000 es uno costoso que continuará presionando la inflación en el país.
No obstante, también está la otra cara de la moneda, y son todos aquellos que se benefician con que el dólar continúe por las nubes. El ejemplo más claro está en las exportaciones (aunque también hay que tener en cuenta que su producción también se puede ver castigada por los incrementos en insumos), amén de los trabajadores que prestan servicios en el exterior, o creadores de contenidos para plataformas como Facebook y Youtube, que reciben ingresos en dólares.
El turismo también entra a jugar un papel importante, pues el fortalecimiento del dólar puede atraer a visitantes desde los Estados Unidos.
¿Qué hacer para que el precio del dólar baje?
Teniendo en cuenta todas estas variables, habría que esperar a que la economía global supere su ciclo de desaceleración y que las tasas comiencen a bajar, especialmente en Estados Unidos (cosa que va a suceder, por lo menos, en el mediano plazo).
También habría que ver el desarrollo de otros componentes internacionales, como el manejo que se le dé al cambio climático (que, es un hecho, está afectando la producción agrícola en muchos países del mundo), el conflicto en Ucrania, y las relaciones entre Estados Unidos, China, la Unión Europea y Rusia, entre otros imprevistos que puedan surgir a lo largo del año.
En el contexto local, la invitación que hacen muchos analistas es que desde el Gobierno se dé tranquilidad a los mercados, presentando las apuestas que busca con las reformas, así como un plan claro que brinde confianza sobre la posibilidad de alcanzar la transición energética con el menor impacto posible a las finanzas del país.
También depende mucho de que los mercados comprendan el panorama actual del país y los reales alcances macroeconómicos del Gobierno. En suma, que todo se ponga a tono para que el dólar finalmente tome un respiro definitivo y comience a bajar, cosa que comenzaría a suceder, según algunas previsiones, hasta el año 2024.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.
La cotización del dólar cerró este miércoles en $4.572,05, lo que se traduce en una reducción de $12 (0,26 puntos porcentuales) en comparación con el cierre de ayer.
La cotización se inició en $4.575,20, y durante la jornada registró un máximo de $4.586,75 y un mínimo de $4.561,50. La Tasa Representativa del Mercado (TRM) fue de $4.587,31.
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Aunque esta divisa continúa distanciada de la barrera de los $5.000, lo cierto es que su valor continúa siendo alto, lo que se traduce en una presión al panorama inflacionario de Colombia, teniendo en cuenta la alta dependencia a las importaciones que tiene el país.
En enero las importaciones colombianas fueron de US$5.229,7 millones, cifra que es inferior a las exportaciones nacionales en US$1.479,3 millones. Los grupos de productos que más importa el país son los agropecuarios, alimentos y bebidas; combustibles y productos de industrias extractivas; y manufacturas.
Lo que implica un dólar a $5.000
A estas alturas del partido, la barrera de los $5.000 tiene implicaciones más psicológicas que reales, es decir, su impacto en los precios no es tan considerable si se pone al lado del escenario actual. Sin embargo, el solo sobrepasar ese umbral es una influencia considerable para los inversionistas, quienes se muestran menos decididos cuando las adquisiciones están intermediadas por el dólar.
Además, es una señal del complejo panorama macroeconómico que orbita al país. Más si se tiene en cuenta su alta dependencia de las importaciones, lo que a la larga se traduce en una constante en la presión inflacionaria.
Campos explica que una variación de menos del 10 % en el precio dólar puede ser absorbida por el tejido empresarial, es decir, las empresas pueden asumir esos incrementos en los costos sin que necesariamente se vean traducidos en aumentos de precio al consumidor en el producto o servicio final.
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No obstante, al tratarse de una escalada de más del 20 % en el último año, parte de esas alzas en los insumos importados sí se ven desplazadas al consumidor final, lo que a su vez se traduce en inflación.
Aunque solemos medir el alza en el dólar por la variación de precios en rubros como la tecnología (especialmente en electrodomésticos, computadores y teléfonos celulares), según Campos lo que más se está viendo castigado son los alimentos, pues cerca del 30 % de los artículos e insumos que componen la canasta básica familiar son importados.
Esto concuerda con el panorama inflacionario presentado por el DANE para 2022, en donde la carestía llegó 13,25 %, jalonada principalmente por el segmento de alimentos y bebidas no alcohólicas, el cual aportó al mencionado incremento 4,69 puntos porcentuales.
En otras palabras, un dólar por encima o cercano a los $5.000 es uno costoso que continuará presionando la inflación en el país.
No obstante, también está la otra cara de la moneda, y son todos aquellos que se benefician con que el dólar continúe por las nubes. El ejemplo más claro está en las exportaciones (aunque también hay que tener en cuenta que su producción también se puede ver castigada por los incrementos en insumos), amén de los trabajadores que prestan servicios en el exterior, o creadores de contenidos para plataformas como Facebook y Youtube, que reciben ingresos en dólares.
El turismo también entra a jugar un papel importante, pues el fortalecimiento del dólar puede atraer a visitantes desde los Estados Unidos.
¿Qué hacer para que el precio del dólar baje?
Teniendo en cuenta todas estas variables, habría que esperar a que la economía global supere su ciclo de desaceleración y que las tasas comiencen a bajar, especialmente en Estados Unidos (cosa que va a suceder, por lo menos, en el mediano plazo).
También habría que ver el desarrollo de otros componentes internacionales, como el manejo que se le dé al cambio climático (que, es un hecho, está afectando la producción agrícola en muchos países del mundo), el conflicto en Ucrania, y las relaciones entre Estados Unidos, China, la Unión Europea y Rusia, entre otros imprevistos que puedan surgir a lo largo del año.
En el contexto local, la invitación que hacen muchos analistas es que desde el Gobierno se dé tranquilidad a los mercados, presentando las apuestas que busca con las reformas, así como un plan claro que brinde confianza sobre la posibilidad de alcanzar la transición energética con el menor impacto posible a las finanzas del país.
También depende mucho de que los mercados comprendan el panorama actual del país y los reales alcances macroeconómicos del Gobierno. En suma, que todo se ponga a tono para que el dólar finalmente tome un respiro definitivo y comience a bajar, cosa que comenzaría a suceder, según algunas previsiones, hasta el año 2024.
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