El gas de la transición energética se va diluyendo
Este combustible es clave para el país en términos de respaldo energético (plantas térmicas para enfrentar El Niño), así como para la transición energética. Sin embargo, este es el momento más bajo de reservas de este combustible en casi 10 años. ¿Qué hacer en este panorama?
Jorge Sáenz
El gas es un combustible clave de la transición energética, uno de los programas bandera de la administración Petro. Sin embargo, preocupa que las reservas gasíferas del país se han ido debilitando.
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El gas es un combustible clave de la transición energética, uno de los programas bandera de la administración Petro. Sin embargo, preocupa que las reservas gasíferas del país se han ido debilitando.
En este escenario, el Gobierno no ha decidido abrir el abanico de posibilidades para continuar la búsqueda de hidrocarburos en el país. Dentro del informe de reservas de 2022, presentado recientemente por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), el combustible que más perdió terreno fue precisamente el gas natural.
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Las reservas probadas disminuyeron 11 % en 2022 frente a un año atrás, es decir, se pasó de tener 3,1 terapies cúbicos (TPC) a 2,8. “Contamos con gas natural para 7,2 años, históricamente la cifra más baja”, precisa Luz Stella Murgas, presidenta de la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgás).
El gremio sostiene que para garantizar el abastecimiento a la nueva demanda, y poder contrarrestar este panorama, “es necesario mantener de forma sostenible en el tiempo la actividad exploratoria de gas natural”. Esa petición no parece estar muy en línea con los planes de la administración del presidente Gustavo Petro, que no ha definido aún un rumbo certero acerca de la exploración de hidrocarburos en el país.
Para el expresidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP) Francisco Lloreda, “contratos de solo exploración no son atractivos. Quien invierta en Colombia es porque de ser exitoso el descubrimiento va a producir”.
Lo que más preocupa a la industria de este panorama de indecisión es que podría derivar en un retroceso en la transición energética, como se vio en el Índice de Transición Energética del Foro Económico Mundial. En este estudio el país cayó 10 puestos: pasamos del 29 al 39 este año.
La transición energética sin gas es una mentira, señala Andesco. “En reservas importa más la tendencia de largo plazo que el dato de un año. El panorama no es bueno para todo el gas que vamos a necesitar en la transición”, asevera Tomás González, exministro de Minas y Energía y actual director del Centro Regional de Estudios de Energía (CREE).
Por su parte, Alejandro Castañeda, director de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), asegura que “lo que uno debería hacer es continuar con la política de exploración y búsqueda de petróleo y gas para garantizar que tenemos tanto el insumo en petróleo como en gas para atender la demanda nacional”. No se puede depender del entorno internacional porque puede ser peligroso, como el caso de Europa con Rusia: “Tenemos que seguir haciendo la tarea de seguir buscando combustibles y particularmente gas, que es el combustible de la transición energética, como lo dicen las agencias internacionales energéticas”, puntualiza Castañeda.
“Es necesario mantener y fomentar la producción local de gas natural que permita atender la demanda sin las volatilidades de precios que se presenten en el mercado internacional de gas natural”, reafirma Luz Stella Murgas. Mientras tanto, Charle Gamba, presidente y CEO de Canacol Energy, una de las empresas que más producen gas en el país (después de Ecopetrol), sostiene que la forma más expedita para aumentar la producción de gas es “mediante la perforación de más pozos de exploración de gas natural, particularmente en plataforma continental en las zonas costeras caribeñas de Córdoba y Sucre”.
Luz Stella Murgas, quien está al frente del gremio que agrupa a las empresas productoras de gas en el país, remarca que para garantizar el abastecimiento a la nueva demanda “es necesario mantener de forma sostenible en el tiempo la actividad exploratoria de gas natural”. Ante esta solicitud el Gobierno mira para otro lado.
De acuerdo con Lloreda, Colombia cuenta con 325 contratos, 64 en terminación, 39 suspendidos (por orden público y restricciones) y 109 exploratorios en ejecución. “Pero tener contratos no equivale a éxito exploratorio”, dice.
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“Hay que determinar acciones en todos los frentes, desarrollar los recientes hallazgos y expandir la actividad exploratoria a todas las áreas habilitadas para ello. En el corto plazo se pueden incorporar las moléculas descubiertas en áreas continentales y en el mediano plazo anticipar el desarrollo costa afuera para disponer de ese gas antes de finalizada esta década”, son las tareas que, a juicio de Naturgás, se deben acometer cuanto antes. Pero Luz Stella Murgas va más allá.
Gamba es tajante en señalar las causas que motivaron la caída de las reservas de gas. Se debe a “la falta de perforación en el período de 2016 a 2021”.
“Si desarrollamos el potencial de reservas que tenemos en áreas costa afuera y continentales podríamos incluso ser exportadores”, asegura Luz Stella Murgas. Ella confirma lo anotado por Gamba. El desarrollo de las reservas gasíferas depende en gran medida del número de pozos exploratorios por año: en el período de 2010 a 2015 se perforaron 103 pozos por año frente a 40 entre 2016 y 2022. “En los últimos siete años se presentó una caída promedio del 60 % en el número de pozos exploratorios, lo que sin duda se ve reflejado en un menor aporte de reservas”, afirma la presidenta de Naturgás.
Recuerda que en Colombia la tasa de éxito en la actividad de exploración (hallazgo de hidrocarburo) es relativamente baja. Por ejemplo, en costa afuera es del 10 al 15 %.
Importación, El Niño y tarifas
En esta realidad del gas, en lo que están de acuerdo los actores de la industria es que no hay peligro de que el país se apague. “Si uno compara este momento frente a lo que tuvimos en 2015 y 2016, desde el punto de vista de suministro de gas, estamos mejor. No precisamente porque tengamos más contratos nacionales, sino porque contamos con una facilidad de importación que es la planta de regasificación de Cartagena”, asegura Alejandro Castañeda. Asimismo, explica que con una capacidad de 400 millones de pies cúbicos, que adicional a los 200 millones de pies cúbicos que existen en el mercado nacional, “nos da para cubrir las necesidades de las térmicas que están respaldadas con gas natural”.
Además de la planta de regasificación, el país cuenta con mejor infraestructura, como la ampliación de la capacidad de transporte de Cusiana y la posibilidad de hacer flujos reversibles de la costa en el interior del país, argumenta Naturgás.
Sobre las importaciones de gas, el CEO de Canacol tiene sus reparos. “La terminal de regasificación SPEC, propiedad de Promigás, tiene la capacidad de importar pequeñas cantidades de gas natural licuado (GNL). Sin embargo, esta terminal es muy ineficiente, pues una gran cantidad de GNL almacenado se evapora a la atmósfera, lo que contribuye al calentamiento global a través de la liberación de metano”.
Sostiene que “dada la pequeña envergadura y naturaleza ineficiente de la terminal, el GNL importado es entre 4 y 5 veces más costoso que el gas natural doméstico, por lo que, dado el costo para los consumidores vía un gran impacto en las facturas de gas natural de estos, la importación de gas natural proveniente de ella debería seguir siendo una opción de último recurso”.
Castañeda explica que en el momento actual, en el que escasea el recurso hídrico, el costo de la energía puede variar al alza. “Los aportes hídricos pueden disminuir en 50 % de la media histórica, y lo que estamos viendo en este momento son precios en bolsa por encima de los $800-$900”.