El mercado laboral requiere transformaciones profundas: estos son los retos para 2025
El año pasado el país no logró abordar de manera efectiva los problemas estructurales del empleo. La lista de desafíos incluye implementar políticas para reducir las brechas salariales de género y regionales, aprovechar el bono demográfico, promover la inclusión de los migrantes y avanzar en la formalización del empleo.
José Mauricio Salazar Saénz* Juliana Morad Acero**
Para la mayoría de las personas, los ingresos laborales son la principal fuente de sustento de sus familias y el medio en el que se remunera su esfuerzo, experiencia y conocimiento. El trabajo no es solo una actividad económica; es también una fuente de dignidad y bienestar personal. Por lo tanto, garantizar la salud del mercado laboral no es solo una tarea técnica, sino una responsabilidad social que tiene impacto directo en la calidad de vida de toda la población. No hay motor más potente para superar la pobreza que un mercado laboral que ofrezca condiciones dignas y oportunidades reales para todos.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Para la mayoría de las personas, los ingresos laborales son la principal fuente de sustento de sus familias y el medio en el que se remunera su esfuerzo, experiencia y conocimiento. El trabajo no es solo una actividad económica; es también una fuente de dignidad y bienestar personal. Por lo tanto, garantizar la salud del mercado laboral no es solo una tarea técnica, sino una responsabilidad social que tiene impacto directo en la calidad de vida de toda la población. No hay motor más potente para superar la pobreza que un mercado laboral que ofrezca condiciones dignas y oportunidades reales para todos.
Sin embargo, 2024 terminó como otro año en el que los problemas estructurales del mercado laboral colombiano siguen sin abordarse de manera efectiva. A los desafíos persistentes, como el alto desempleo, el autoempleo y una informalidad que ha dejado de disminuir, se suman otros problemas de gran relevancia que también parecen estar fuera del debate público: un bono demográfico que no estamos aprovechando, una migración laboralmente activa enfrentando barreras significativas para ingresar al mercado laboral, un aumento en la no participación laboral, especialmente entre los jóvenes, y el fenómeno creciente de los llamados “ninis” (jóvenes que ni estudian ni trabajan).
Además, persisten las brechas salariales de género y regionales, mientras que el aumento de la proporción de personas que ganan menos del salario mínimo destaca como una de las señales más preocupantes de un mercado laboral disfuncional.
La reforma laboral: el impacto en las pequeñas y medianas empresas
En este contexto, la reforma laboral que se discute en el Congreso podría tener efectos contradictorios, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas (pymes), que son las mayores generadoras de empleo en el país. Aunque la intención de la reforma es mejorar las condiciones laborales, la implementación de medidas como el aumento de los recargos nocturnos y dominicales, así como la “laboralización” del contrato de aprendizaje, podría resultar en costos adicionales significativos para estas empresas y, por ende, una reducción del empleo formal.
Las pequeñas y medianas empresas, que ya enfrentan dificultades para competir en un mercado saturado y con escaso acceso a financiamiento, podrían ver comprometida su capacidad para contratar formalmente. Esto es muy preocupante en sectores donde el trabajo nocturno y los fines de semana son comunes, como el comercio, el turismo y los servicios, donde las pymes tienen una presencia significativa.
Por otro lado, la modificación del contrato de aprendizaje, que busca garantizar derechos laborales plenos a los aprendices, podría tener consecuencias no deseadas. Este tipo de contrato ha sido una puerta de entrada al mercado laboral para miles de jóvenes, especialmente mujeres, quienes representan una mayoría significativa de los beneficiarios.
Al convertir el contrato de aprendizaje en una relación laboral formal, muchas empresas podrían optar por reducir sus programas de aprendizaje, cerrando una oportunidad crucial para la inserción laboral de jóvenes en sectores formales.
Hoy, ya se observa que los jóvenes que entran por primera vez al mercado laboral lo hacen a través de la informalidad. Esta tendencia se ampliará en la medida que un salario mínimo más alto y un contrato laboral de aprendizaje sean la puerta de entrada a las protecciones laborales y, al encontrar cada vez menos empleos formales, puede ser que se amplíe la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan.
El impacto del salario mínimo en un mercado laboral frágil
El salario mínimo, concebido como una herramienta para garantizar ingresos dignos, se ha convertido en un arma de doble filo.
Si bien su incremento anual busca mejorar las condiciones de vida de los trabajadores (para 2025 el incremento fue de 9,5 %, llegando a $1’423.500), en la práctica sus incrementos afectan a menos del 20 % de la población y sus aumentos han generado un efecto contrario: han reducido la capacidad de las empresas para contratar formalmente, en particular a jóvenes y personas con menor experiencia laboral. Esto ha llevado a un aumento en la proporción de personas que ganan menos del salario mínimo y a una mayor segmentación del mercado laboral entre una Colombia formal y una informal. La tendencia de los últimos años es que en la Colombia informal los salarios son cada vez menores respecto del mínimo y en la formal la mayoría de los trabajadores ganan exactamente el mínimo.
La desigualdad salarial y las brechas persistentes
El mercado laboral colombiano sigue consolidando profundas desigualdades. Las brechas salariales entre hombres y mujeres son un ejemplo claro: en promedio, las mujeres ganan menos que los hombres, incluso en empleos similares y con iguales niveles de experiencia y formación. Esta desigualdad se ve agravada por la falta de acceso a empleos formales, donde los beneficios laborales y las oportunidades de crecimiento son mayores.
De manera similar, las diferencias regionales reflejan una Colombia partida en dos: mientras las cinco principales ciudades presentan mayores niveles de formalidad y mejores ingresos, las regiones rurales y las ciudades intermedias enfrentan un mercado laboral donde la informalidad y los bajos salarios son la norma y, no solo eso, los salarios son cada vez menores respecto del mínimo.
El bono demográfico y los migrantes: una oportunidad desperdiciada
Colombia cuenta con un bono demográfico que representa una oportunidad única para impulsar el crecimiento económico. Sin embargo, este potencial se ve frenado por un mercado laboral incapaz de absorber a los jóvenes en empleos formales y de calidad.
A esto se suma la llegada de migrantes, particularmente desde Venezuela, muchos de los cuales, a pesar de su formación y experiencia, enfrentan barreras legales, sociales y económicas que los relegan al subempleo o a la informalidad. En lugar de ser vistos como una carga, estos trabajadores podrían ser una fuerza transformadora para la economía colombiana si se diseñaran políticas de inclusión laboral efectivas.
Tres escenarios para el mercado laboral en 2025
En este nuevo año, Colombia enfrenta tres posibles escenarios que determinarán la dinámica del mercado laboral:
1. Escenario neutro: si el país logra un crecimiento económico moderado, pero no implementa políticas efectivas, el mercado laboral continuará con las mismas tendencias preocupantes: desempleo en cerca del 10 %, más trabajadores ganando menos del salario mínimo y una informalidad estancada. Este escenario perpetuaría la falta de oportunidades y la precarización del trabajo.
2. Escenario de oportunidad: la guerra comercial entre China y Estados Unidos podría abrir espacios para los productos colombianos. Si el país logra aprovechar esta coyuntura, podríamos ver una expansión de la formalidad y una reducción del desempleo. Sin embargo, si estas oportunidades no se traducen en mejores condiciones laborales, solo consolidaremos un mercado donde la mayoría gana el salario mínimo o menos.
3. Escenario de crisis: en este caso, la pérdida de competitividad internacional profundizaría las dificultades del mercado laboral, aumentando el desempleo, la informalidad y la exclusión de los jóvenes. Esto sería crítico para las regiones más vulnerables y para las mujeres, quienes ya enfrentan mayores barreras de acceso al empleo.
El camino hacia un mercado laboral inclusivo y sostenible
En cualquiera de estos escenarios, el mercado laboral colombiano requiere transformaciones profundas. Es necesario implementar políticas que reduzcan las brechas de género, aprovechen el bono demográfico, promuevan la inclusión de los migrantes y formalicen el empleo en las regiones más rezagadas.
No se trata de incrementar el salario mínimo ni reformar las leyes laborales, sino de crear un ecosistema laboral donde la productividad y las oportunidades vayan de la mano.
Colombia tiene la oportunidad de cambiar el rumbo, pero esto solo será posible si como sociedad nos comprometemos a abordar los problemas estructurales del mercado laboral con seriedad y visión a largo plazo.
Las cifras del mercado laboral
9,5 % aumentó el salario mínimo en 2025. No hubo acuerdo entre empresarios y trabajadores y al final el Gobierno de Gustavo Petro tomó la decisión.
8,2 % fue el desempleo en noviembre, último dato publicado por el DANE. Representó una disminución de 0,8 puntos frente al mismo mes de 2023.
55,6 % es la proporción de personas en la informalidad laboral en Colombia, según el ultimo reporte que corresponde al trimestre agosto-octubre 2024.
42,5 % de la población en las 13 ciudades principales y áreas metropolitanas están en la informalidad, según el reporte del trimestre agosto-octubre.
3,8 puntos porcentuales fue la brecha de género en la tasa de desempleo en noviembre. Para las mujeres fue del 10,3 % y para los hombres del 6,5 %.
* Director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana.
** Codirectora del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana.