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La última actualización de la base de datos de deuda global del Fondo Monetario Internacional señala que la deuda total ascendió al 238 % del producto interno bruto (PIB) mundial el año pasado, nueve puntos porcentuales más que en 2019, antes de la pandemia de coronavirus que paralizó la economía mundial.
La deuda en 2022 ascendió a 235 billones de dólares y, aunque hubo una baja porcentual, la cifra está 200.000 millones de dólares por encima del nivel de 2021, teniendo en cuenta que el PIB global aumentó más rápido que el nivel de deuda global.
La deuda, afirmó el FMI, “sigue siendo alta y la sostenibilidad de la deuda sigue siendo una preocupación”. ”Las autoridades deberán ser inquebrantables al respecto durante los próximos años en su compromiso de preservar la sostenibilidad de la deuda”, añadió el Fondo en un artículo publicado este miércoles.
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Pese al repunte del crecimiento económico a partir de 2020 y de una inflación mucho mayor de lo esperado, "la deuda pública se mantuvo obstinadamente alta", ya que muchos gobiernos "gastaron más para impulsar el crecimiento y responder a los aumentos de los precios de los alimentos y la energía".
Como resultado, la deuda pública disminuyó solo ocho puntos porcentuales del PIB en los últimos dos años, una cifra que compensa solo la mitad del aumento relacionado con la pandemia, señala el FMI.
La deuda privada, que incluye la doméstica y la de las corporaciones no financieras, disminuyó a un ritmo más rápido y cayó 12 puntos porcentuales del PIB, aunque esta caída no fue suficiente para compensar el aumento que se produjo en la pandemia.
Antes de la crisis derivada del coronavirus, la relación deuda/PIB mundial había aumentado durante décadas, recuerda el FMI. La deuda pública mundial se triplicó desde mediados de la década de 1970 hasta alcanzar el 92 por ciento del PIB (o poco más de 91 billones de dólares) a finales de 2022.
La deuda privada también se triplicó hasta el 146 % del PIB (o cerca de 144 billones de dólares), pero durante un periodo más largo, entre 1960 y 2022.
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China, precisó el Fondo, desempeñó un papel central en el aumento de la deuda mundial en las últimas décadas, a medida que el endeudamiento superó el crecimiento económico. La participación de China en la deuda de las corporaciones no financieras es del 28 %, la mayor del mundo.
La deuda de los países en desarrollo de bajos ingresos también aumentó significativamente en las últimas dos décadas, aunque desde niveles iniciales más bajos. ”Si bien sus niveles de deuda, especialmente la deuda privada, siguen siendo en promedio relativamente bajos en comparación con las economías avanzadas y emergentes, el ritmo de sus aumentos desde la crisis financiera mundial ha creado desafíos y vulnerabilidades”.
Así, más de la mitad de los países en desarrollo de bajos ingresos se encuentran “en situación de sobreendeudamiento o en alto riesgo de sobreendeudamiento”. Por tanto, es necesario que los gobiernos tomen “medidas urgentes para ayudar a reducir las vulnerabilidades de la deuda y revertir las tendencias de la deuda a largo plazo”.
En el caso de la deuda del sector privado, las políticas podrían incluir un seguimiento de la carga de la deuda de los hogares y de las empresas no financieras y de los riesgos para la estabilidad financiera.
En el de la deuda pública, los Gobiernos deberían crear “un marco fiscal creíble” que equilibre las necesidades de gasto con la sostenibilidad de la deuda.
¿Por qué preocupa la deuda?
Durante la pandemia, la deuda pública en América Latina ayudó a enfrentar las consecuencias del confinamiento, pero la cifra se disparó: en la región, la deuda total ha crecido hasta los US$5,8 billones (117 % del PIB). Para asegurar crecimiento económico y evitar una crisis, bajar los niveles es clave.
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Hace unas semanas, en conversación con este diario, Óscar Valencia, líder de la División de Gestión Fiscal del BID, explicó que la deuda per se no es buena o mala, depende del uso. “Es necesario que la deuda se utilice para generar fuentes de crecimiento sostenido. Uno de los retos fundamentales de los países de la región es crecer más, las perspectivas de crecimiento, después de dos años de crecimientos grandes, este año no superan el 1 % del PIB. Antes de la pandemia, la tasa promedio de crecimiento era del 2 % del PIB”.
En este caso, la preocupación es que la deuda mundial parece no ser sostenible ni prudente y enfrentarla es vital para no ahogar las economías en el futuro.
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