El PIB de 2022 será una fiesta: ahora toca prepararse para el guayabo de 2023
Expertos aseguran que es prudente que la economía colombiana se enfríe para que su motor no termine por sobrecalentarse. A horas de conocerse cómo cerró el PIB del país en 2022, esto es lo debe saber para interpretar este importante dato y qué nos puede decir de cara a 2023.
Diego Ojeda
Colombia, como muchos otros países en el mundo, viene de experimentar grandes cambios con importantes efectos en su economía. El primer gran coletazo fue cortesía de la pandemia que, recordemos, estuvo acompañado de cierres en casi todos los sectores productivos, aumento en el desempleo, y un considerable incremento en el gasto social.
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Colombia, como muchos otros países en el mundo, viene de experimentar grandes cambios con importantes efectos en su economía. El primer gran coletazo fue cortesía de la pandemia que, recordemos, estuvo acompañado de cierres en casi todos los sectores productivos, aumento en el desempleo, y un considerable incremento en el gasto social.
Para algunos expertos en macroeconomía, si la economía colombiana fuera un motor, en 2020 este experimentó un enfriamiento, pues su Producto Interno Bruto (PIB) cayó a niveles completamente atípicos, llegando al -15,7 % durante el segundo trimestre de ese año. Meses después, la necesidad de “producir” apremiaba, y se comenzó con la estrategia de reactivación de la economía, es decir, se volvió a acelerar ese motor, que poco a poco comenzó a calentarse.
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En 2021 el panorama fue totalmente diferente. El efecto rebote que trajo consigo la reactivación hizo rugir a ese motor, llevándolo a experimentar un PIB del 17,6 %. Los meses que siguieron estuvieron acompañados de bajas tasas de interés, lo que a su vez jalonó el consumo.
Estos y otros factores, como el complicado contexto internacional (el conflicto en Ucrania, la crisis de los contenedores, el alza en las tasas de interés en Estados Unidos, las consecuencias del gasto por la pandemia…) han hecho que el motor de la economía nacional se sobrecaliente. Está tan revolucionado (con una inflación anual del 13,25 %, y unas tasas del Banco de la República del 12,75 %) que hay quienes ven necesario que se enfríe, para que cierre el ciclo y retome su cauce normal.
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“Cuando las economías están recalentadas toca aplicar correctivos, como lo es el aumento en las tasas de interés. Lo contrario se hace cuando están frías. Colombia tiene la particularidad de que el gasto responde bastante ante los cambios en las tasas”, explica el académico y coordinador del área de Economía del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA), Enrique Gilles.
Aterrizando esta conversación de nuevo al PIB, las proyecciones indican que 2022 cerrará nuevamente por lo alto, con un alza que podría rondar el 8 %. Sin embargo, las cuentas no son las mismas para el cierre de 2023, pues algunos analistas, como los de Fedesarrollo, creen que este indicador crecería apenas un 1,5 %, mientras que el Banco de la República se muestra un poco más pesimista, con un aumento de apenas el 0,2 %. En suma, si el año pasado fue el de la fiesta, el actual será el del guayabo.
En entrevista con El Espectador, el director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, también dijo estar de acuerdo a la premisa de que el enfriamiento de la economía es absolutamente necesario, y más en Colombia, pues a diferencia de la mayoría de las economías de América Latina, nuestro país no tuvo un pico en la inflación, sino que arrancó 2023 con un nuevo repunte en esta materia. “Ese exceso de demanda es insostenible, y por eso el Gobierno anunció un ajuste de su déficit fiscal de casi 3 puntos del PIB, y por lo mismo el Banco de la República ha ajustado su política monetaria y sus tasas de interés”, comenta.
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Otra es la mirada que maneja el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), Bruce Mac Master, para quien la alta inflación que se registra en la actualidad no se debe al exceso de la demanda que pudo haberse generado en el rebote económico tras la pandemia, sino más bien a los altos costos de producción y de la logística, además del acceso a materias primas.
“En ese sentido, decimos que, ante una carestía de costos, y una inflación que arrancó el año 2023 en 13,25% y una proyección de crecimiento del PIB entre el 0,5 y el 1%, la pregunta no es retórica ¿son los incrementos en tasas de interés el camino correcto de la política monetaria?”, dice el directivo. En otras palabras, la ANDI cuestiona si el refrigerante que ha empleado el Banco de la República es el idóneo para estabilizar el motor de la economía nacional.
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Para Mac Máster, parte de ese tímido crecimiento que tendría el PIB colombiano en 2023 estará impulsado por esas barreras que se le han puesto al crédito con la subida de las tasas. Temas como la compra de vivienda con crédito hipotecario, por ejemplo, se ha encarecido de una forma significativa.
Según el directivo de la ANDI, el efecto, contrario al de enfriar el motor para que no termine de estropearse, será el de limitar el financiamiento de las empresas, algo indispensable para el desarrollo de proyectos de inversión productiva.
“El impacto de las altas tasas de interés sobre la actividad empresarial no se limitan a dificultar el financiamiento de largo plazo de proyectos de inversión. Además, está teniendo un efecto significativo sobre los estados financieros de las empresas. Por ejemplo, incide sobre los resultados no operacionales, sobre el nivel de pasivos de las empresas e incluso sobre la disponibilidad de liquidez”, detalla.
Ante tal panorama, para la ANDI es importante que en el país se genere certidumbre jurídica y se mantenga un entorno macroeconómico saludable. Si esto se logra, dice, se tendrá una confianza empresarial y aumentarán los niveles de inversión.
¿Hay riesgo de recesión?
Este es otro asunto que orbita alrededor del PIB, ya que para algunos la recesión técnica se da cuando este indicador registra una construcción durante dos trimestres consecutivos. (Para otros va más allá, pues se tendría que incluir otras variables, como el desempleo).
Los expertos consultados por este medio no descartan la posibilidad de que en 2023 Colombia pueda atravesar por una recesión (que, continuando con la analogía, sería un enfriamiento extremo del motor de su economía), pero hacen un especial énfasis en que esto es muy poco probable.
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El principal motivo se debe a que ninguna previsión pone al PIB colombiano en terreno negativo, por lo que aunque habría un crecimiento tímido, de todas formas se podrá decir que la economía colombiana creció.
A esto se suma que las expectativas apuntan a que el panorama internacional será más favorable en 2023, con el inicio de la cuesta abajo por la que atravesará la inflación, lo cual favorecerá tanto a las importaciones como a las exportaciones.
Este miércoles, sobre las once de la mañana, el DANE publicará el resultado del PIB de 2022. Un dato grueso que nos describirá el comportamiento que tuvo la economía colombiana el año pasado, con sus protagonistas, así como sus grandes desafíos. Probablemente, el último pico de este revolucionario motor que tendrá que desacelerar en 2023, si quiere seguir en marcha.
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