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La dinámica macroeconómica de América Latina y el Caribe en los últimos años ha estado marcada por ‘shocks’ económicos severos como la pandemia del COVID-19, que produjo una contracción del 7 % del PIB regional en 2020 acompañada de niveles récord del gasto fiscal e incrementos en la deuda pública de los países.
Y, cuando el Cono Sur aún se recuperaba de esta coyuntura sanitaria, la invasión rusa a Ucrania volvió a trastocar la economía global. Los precios de las materias primas se dispararon, las expectativas de crecimiento mundial se desplomaron y los bancos centrales aumentaron las tasas de interés para controlar la inflación y existen muestras continuas de incertidumbre económica y financiera.
Por todo ello y mucho más, Latinoamérica debe prepararse para un crecimiento no mayor al 1 % en 2023 y del 1,9 % en 2024.
Lo anterior enmarca el escenario base sobre el cual se sitúa el más reciente informe macroeconómico del Banco de Interamericano de Desarrollo (BID), que fue publicado en la tarde del domingo al cierre de la asamblea general de la entidad, celebrada en Ciudad de Panamá.
“A medida que el mundo se ajusta a las consecuencias de los choques superpuestos una mayor inflación, han aparecido sendos riesgos en el horizonte económico de América Latina y el Caribe”, dijo Eric Parrado, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo.
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Recomendaciones del BID
El informe insta a los países de la región a abordar un triple desafío en el entorno macroeconómico actual:
1. Crecientes demandas sociales.
2. Limitados recursos fiscales
3. Baja productividad y crecimiento
“Los formuladores de políticas deben navegar estas aguas con cautela, coordinando la combinación adecuada de políticas monetarias, fiscales, financieras y otras políticas económicas relevantes para volver a una senda de crecimiento económico sostenido”, agregó Parrado.
Para ello, el organismo establece instrumentos como:
- Aumentar ingresos fiscales. No solo aumentando impuestos o tasas, sino la base de ciudadanos que deben pagar impuestos, de una manera progresiva y mientras se disminuye la informalidad.
Los ingresos fiscales, como porcentaje del PIB, en la OCDE llegan al 33,5 %. En Latinoamérica, llega al 21,9 %.
- Propender por la eficiencia en el gasto público. De acuerdo con el BID, la ineficiencia llega al 4,4 % del PIB regional y está relacionada con la entrega de transferencias y subsidios para quienes no los necesitan. La recomendación está en focalizar el gasto público y el gasto social.
Demandas sociales
Con cerca del 18 % de la población viviendo con menos de US$3,1 por día, los niveles de pobreza en América Latina superan los de hace una década, según el BID.
De acuerdo con el informe, aunque hubo cierta corrección, la pandemia aumentó la pobreza en la región y, recientemente, la guerra de Rusia en Ucrania ha dificultado aún más la recuperación de los logros perdidos, por lo que los países no deben perder de vista temas como la seguridad alimentaria, en un contexto de alto incremento en precios de alimentos.
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Deuda pública
En materia fiscal, el informe reseña que todos los gobiernos de la región tuvieron que hacer un esfuerzo económico considerable para compensar los efectos del COVID-19, que incluyeron paradas súbitas en flujos comerciales y financieros, lo cual ha incrementado los déficits fiscales de los países de la región.
“Este es un mensaje para todos los países: a veces, no solo es importante el nivel de deuda, sino la velocidad de acumulación de esta deuda”, afirmó Parrado.
Por ello, el BID recomienda a los países fijarse en cómo están atendiendo su deuda pública: cuánto se paga en intereses y cuánto en amortizaciones.
La entidad señala que, antes de la pandemia, el pago de intereses y amortizaciones entre el 2017 y 2019 llegaba al 9,7 % de ingresos fiscales en Latinoamérica y el Caribe; en la actualidad, de 2020 a 2022, la cifra llega al 11,9 % de ingresos fiscales. Un indicador que se debe reducir, de acuerdo con el informe del BID.
“No hay que demonizar la deuda, esta tiene que ser productiva. Se debe hacer un esfuerzo más fino en términos de composición de deuda, administración de pasivos, tratar de bajar ese servicio de deuda en el tiempo”, acota el economista jefe del BID.
Crecimiento y productividad
En tercer lugar, el BID establece que la región se encuentra con un reto de crecimiento. Como lo señala el informe, la productividad está aumentando a paso lento, y, en consecuencia, el crecimiento económico a largo plazo no es suficiente para alcanzar los objetivos de desarrollo de la mayoría de los países de la región.
“Cuando hacemos comparaciones con otras regiones, como el sudeste asiático, la productividad es un componente bastante importante en el ingreso per cápita de los países y regiones. No es el caso de Latinoamérica, donde la productividad aporta muy poco al crecimiento de los países. El esfuerzo que hay que hacer es invertir en educación, salud, energía, entre otros”, dijo Parrado en el cierre de la asamblea general del BID.
Además de estos retos específicos, la región también se enfrenta a los retos transversales de encarar el cambio climático, promover la diversidad, la inclusión y la equidad, y reforzar el contexto institucional y el estado de derecho para mejorar el entorno empresarial.
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